Los escraches en España se están convirtiendo en los valientes del patio del país

Desde hace algunas semanas, el patio de este país al que todavía llamamos España ya no está para juegos. Se han multiplicado los mafiosos de medio pelo que se comen a manos llenas nuestros bocatas.
Los escraches en España se están convirtiendo en los valientes del patio del país

DSC_0121

Escraches, llevando a cabo sus protestas Clara Bm via Compfight

De toda la vida de Dios ha habido chulos de barrio y  macarras de discoteca. Ya se los veía venir en el patio del colegio: eran aquellos que le quitaban a uno el bocadillo de un sopapo si no se lo daba al primer requerimiento. Ya podía el pardillo en cuestión morirse de hambre que, desenvolver el papel de plata y tener frente a él al gallito de corral reclamando lo que no era suyo, era todo lo mismo. Aquel pan con queso, que buenamente había preparado la madre unas horas antes, acababa en manos de un chorizo, el cual terminaba arrojándolo a la papelera porque no era de su gusto, mientras el otro se quedaba con cara de ocho temblando de impotencia y resignación.  En la época medieval pasaba un tanto de lo mismo: los señores feudales montados a caballo arramplaban con todo lo que encontraban a su paso, ya fuera grano, diezmo o alguna campesina que le hiciera tilín, porque así eran las cosas y no había quien les soplara. En fin, que ser camorrista es una cualidad intrínseca de muchos seres humanos y si no véase cualquier manual de historia para comprobar la veracidad de dicha afirmación.

Sin embargo, desde hace algunas semanas, el patio de este país ya no está para juegos. Se han multiplicado los mafiosos de medio pelo que se comen a manos llenas nuestros bocatas y el personal comienza a rebelarse, que es lo que suele ocurrir cuando el abusón abusa del abuso. De ahí que hayan surgido los escraches, que vienen a ser algo así como los valientes del recreo que hacen frente al cabrón de turno, a base de carteles y megáfono en mano. El problema está cuando el Ministerio del Interior da orden a la policía de identificarlos y detenerlos en caso de hostigamiento. Que es como si tu madre, informada por la directora del asunto del bocadillo de queso, al salir del despacho, te diera una colleja por ser egoísta y no compartir con tu compañero de colegio. Es en ese preciso momento cuando te das cuenta de que el asunto es grave y no te queda otra que convertirte en uno de ellos.

Comentarios