Cientos de normas jurídicas, preceptos religiosos y reglas sociales limitan la libertad

Estatua de la Libertad en Nueva York. / viajejet.com
Estatua de la Libertad en Nueva York / viajejet.com

La libertad ha sido desde tiempos remotos el concepto más defendido por el ser humano, objeto de grandes luchas y pasiones. Pero la libertad pura es y seguirá siendo una utopía.

Cientos de normas jurídicas, preceptos religiosos y reglas sociales limitan la libertad

"Los hombres nacen y permanecen libres e iguales en derechos". Estas son las primeras líneas con que inicia la famosa Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano de 1789 en su artículo 1º. Un poco más reciente la Declaración Universal de los Derechos Humanos de 1948, canta en su artículo 1º que: “Todos los seres humanos nacen libres”. 

 

La libertad ha sido desde tiempos remotos el concepto más defendido por el ser humano, objeto de grandes luchas y pasiones. Muchos han preferido morir a perderla, otros se desgastan por protegerla y unos tantos ejercen presión social para ejercerla; llegando a ser considerada como un valor per ce, siendo, un término moral relacionado con el deber ser.

En tiempos modernos, y para el Derecho la liberad ha sido incluida como un derecho fundamental inherente al ser humano y con respaldo internacional,  fragmentada en varios tipos de libertades: la libertad de opinión, de circulación, de pensamiento, de religión, de asociación, de reunión pacífica, la libertad sindical, de elección, etc. Así,  temas como el aborto, la homosexualidad, el matrimonio, la eutanasia, también vienen siendo objeto del mismo.

¿Qué es la libertad?

Según el Diccionario de la Real Academia Española la palabra libertad proviene del latín libertas, y se define en una primera acepción como la “facultad natural que tiene el hombre de obrar de una manera o de otra -positiva: poder decidir lo que se desea-, y de no obrar -negativa: ausencia de impedimento u obstáculo para ello-,  por lo que es responsable de sus actos”. O bien como una “falta de sujeción y subordinación”.

Es aquella condición de la voluntad, como capacidad de elección sin que ningún tercero la determine, ni ningún factor la coarte, relacionada directamente con el  libre albedrío. Es esencial e imprescindible del sistema democrático, y a la vez un derecho subjetivo fundamental.

¿Existe la libertad?

La filosofía apunta a que toda la doctrina sobre la libertad es ilusa pues esta no existe como se muestra. El filósofo francés Rousseau, por ejemplo, en su libro “El contrato social” de 1762 aseguró que la condición de la libertad si bien es cierto es inherente a la humanidad, existe una inevitable faceta con posterioridad al nacimiento -a medida que se van dando todas las interacciones sociales- donde se da una pérdida de la misma, y entonces dijo: “El hombre nace libre, pero en todas partes está encadenado”.

El ser humano cree que elige libremente y que puede exigir libertad al estado y que el ordenamiento le ampara para que ejercite este derecho plenamente; pero, no es cierto.  El ser humano se encuentra rodeado y gobernado por cientos de normas jurídicas, preceptos religiosos, reglas morales, sociales, consuetudinarias, reglas de buena educación, etcétera, que limitan la libertad.  Usted deja de ser libre cuando se abstiene de delinquir, cuando sigue un reglamento de trabajo, cuando paga impuestos, cuando defiende las normas sociales, cuando realiza un deporte, cuando conduce su automóvil, cuando observa las reglas de gramática, etcétera. Todas estas reglas tienen como fin influir en el comportamiento de los individuos y de los grupos, de dirigir la acción de aquellos y de estos hacia ciertos objetivos antes que a otros. De ahí que Ricardo Yepes Stork afirme que "imaginarse una libertad pura, sin limitación, es una utopía; una libertad así sencillamente no existe, pues todos estamos determinados inicialmente en nuestras decisiones por la situación que vivimos y por el tiempo en que hemos nacido”.

Un mundo de normas
Ya dijo Bobbio que, efectivamente, vivimos en un mundo de normas que nos rigen desde el nacimiento hasta la muerte. La mayor parte de estas normas se han vuelto tan comunes y ordinarias que ya no nos damos cuenta de su presencia. Al final la libertad en su sentido puro no existe, el mundo que hemos creado, este mismo nos ha esclavizado.

 

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