Letizia: todo gloria para su royal body en la entrega de bandera a la Guardia Civil de Vitoria

La reina Letizia.
La reina ante la bandera y las impropias pinzas de su vestido

En la entrega de Bandera en Vitoria, Letizia se presentó con una indumentaria inadecuada y desató tibias críticas y sonrojantes aplausos. También serviles justificaciones cortesanas.

Letizia: todo gloria para su royal body en la entrega de bandera a la Guardia Civil de Vitoria

En la entrega de Bandera en Vitoria, Letizia se presentó con una indumentaria inadecuada y desató tibias críticas y sonrojantes aplausos. También serviles justificaciones cortesanas.

 

La reina Letizia ha hecho correr ríos de tinta sobre su reciente indumentaria en la entrega de la bandera a la XI Zona de la Guardia Civil (País Vasco). Una bandera de por sí polémica porque se filtró su coste capciosamente -sobredimensionado por diez- intentando generar desafección en uno de los cuerpos más castigados del funcionariado español.

Letizia fue preparando el terreno para que se estuviera más pendiente de ella de lo que era habitual. Las crípticas palabras de alguien próximo a la Zarzuela intensificaron la expectación. "Lo que lleve puesto estará cargado de simbolismo", se dijo.

Ya se ha publicado muchas veces el desdén de la Reina en el atuendo en los actos militares y religiosos, por lo que sus asesores sabían perfectamente que la nueva reina es persona non grata en ciertos estamentos oficiales, sobre todo en el castrense, por el desprecio que ha mostrado vistiendo de trapillo, marchándose antes de finalizar las ceremonias oficiales, no acudiendo a los ágapes que organizan o, como hizo recientemente, negándose a compartir mesa y mantel con las mujeres de los compañeros de su marido, obligando a las teenagers asistentes a formar una mesa con ella en las que las interrogaba con altivez a la vez que les ordenaba guardar silencio sobre todo lo allí sucedido.

Durante el reinado de don Juan Carlos, doña Sofía, y las infantas Elena y Cristina, e incluso la propia Letizia, cuando 'chupaba rueda', ejercieron de madrinas en la entrega de banderas a unidades o barcos de las Fuerzas Armadas, y siempre acudieron vestidas de largo y negro riguroso con peineta y con mantilla del mismo color.

Aunque no hubiera norma escrita, tanto la reina Sofía como sus hijas durante décadas lo lucieron aportando tanta elegancia, seriedad y empaque a estos actos. Parecía lo más lógico y respetuoso a la institucion que así se  continuara, sobre todo cuando ella se comprometió  ante millones de testigos que seguiría el ejemplo impagable de la reina Sofía. Pero como sabemos que la actual Reina hace lo que le da la 'soberana gana' en la elección de la indumentaria, sin atender a lógica, sentido común, edad, estación, posición, protocolo, dress code, circunstancia como hemos señalado en sucesivas ocasiones en nuestros exitosos artículos de MUNDIARIO a ese respecto.

Aquí su gana ha sido hacer todo lo contrario... ¿Qué largo? Pues corto. ¿Qué negro? Pues blanco ¿Qué mantilla? Sin ella ¿Qué es un acto militar? Con el color de la paz. ¿Qué es una bandera española? Pues llevo pedrería con los colores de la tricolor. Pero todo para la gloria de su hermosura.

Justificar lo injustificable

Han sido más que sonrojantes las explicaciones dadas por los medios, tanto los más cortesanos como los menos... Además, muy variadas. Algunos insistiendo en que era una tradición impostada... (que le digan a Hobswan o a la gran Semana Santa ferrolana la importancia de the invention of tradition), otros incluso para disculparla rescatando las fotos de Victoria Eugenia o ¡Carmen Polo! sin mantilla en estos actos, otros diciendo que el traje elegido mostraba el gran respeto a la institución o ya los más 'visionarios' afirmando sin reparo que "este atuendo era revolucionario y que formaba parte de un proyecto de renovar la Monarquía de adaptación a los nuevos tiempos”. Si todas las "revoluciones" de una monarquía van a ser de lo que se pone o deja de ponerse la consorte, pocos conocimientos tenemos de revolución... o que venga un sesudo politólogo y que explique en qué consiste porque suena a tomadura de pelo.

Incluso otros medios se han empeñado en mostrar que Sofía entregó banderas siendo princesa con vestidos coloridos... pero obviando que cuando se convirtió en Reina, adoptó el 'total black', con tanto éxito que la han copiado las esposas de algunos políticos de diverso cuño e incluso de otras nacionalidades para ese tipo de actos.

Ademas el uso de la mantilla y la peineta fueron característicos de la gente del pueblo y la aristocracia no la utilzó hasta que Isabel II y sobre todo La Chata empezaron a lucirla. No es en absoluto monárquica, sino un accesorio del pueblo, cultural y reconocido en el mundo entero como atrezzo  genuinamente español.  Ella, como representante de España, tendría el deber de usar símbolos nacionales, y portarlos con orgullo y más proviniendo del pueblo llano. La griega Sofía usaba mantilla con naturalidad. No es un accesorio rancio.

En diversos ámbitos, la mismisima Jackie, la primera dama más moderna y elegante de la historia reciente, la duquesa de Alba, que hizo de su capa un sayo, o la ínclita Carmina Ordóñez  que acuñaría para la posteridad la expresión "divina de la muerte", que por cierto tanto le va a la royal, la llevaron con gran porte y sin complejos.

Pero es que  la única razón y la más aplastante -aunque nadie se atreva a publicarlo- y lo disfracen con majaderías, es que a Letizia es una etiqueta que no le favorece nada, y  por ello, a ella, no le  encaja  dentro de sus planes. Piensa -y a los hechos nos remitimos como una surgerystetic victim-, sumado al de una supuesta vigoanoréxica de ego desmedido; encontrarse hermosa está por encima de todo. Gloria para su body.

Y  como todos estaban pendientes -Queen Letizia of Spain delivers of the National Flag to the 11th District of the Guardia Civil in Basque Country at the Vitoria-Gasteiz Headquarter on May 13, 2015 in Vitoria-Gasteiz, Spain- de ella eligió quizás su traje más favorecedor: el traje de la Proclamación, un traje precioso del que ya avisamos en MUNDIARIO fue hecho para gloria de su belleza y no para la ocasión, pues ahí si había norma escrita y se la refanfinfló completamente y faltó al protocolo -sin vuelta de hoja- en la ceremonia más importante de su vida y la de su marido. Un traje que, por su importancia, según los entendidos no debe repetirse. De hecho la Reina Sofía jamás lo hizo más que para ser pintada por Gyenes.

Piedras sobre su tejado

Letizia sigue sin parecer consciente de que la monarquía se asienta en la continuidad,  y sigue tirando piedras sobre su tejado y el de su marido y descendientes cuando rompe el protocolo en aras de una supuesta modernidad que es ajena completamente a la esencia de la monarquía.

Y en aras de esa modernidad, ¿admitiríamos que el general fuera con otro  color? ¿Se les ocurriría a los guardias civiles aparecer en traje de faena  y esperarla en una estancia interior en lugar de aguardarla bajo el sol?. Y en aras de la modernidad, ¿por qué no fue en autobús y nos ahorró el coste del transporte a los españoles?

Aquí no es todo por la pasta... Es todo por su gloria personal y gloria para su body.  

No es comparable la categoría y solemnidad que confiere al acto el traje de gran gala, largo con mantilla, que un dos piezas de cóctel, hermosísimo y sentándole como un guante. Ideal como ya dijimos para un bautizo o alegre ceremonia matutina. Sumaba el inri de que o se lo han estrechado con unas costuras picudas desatinadamente simétricas o no sé que prenda interior llevaría, pero el efecto era que iba marcando los pezones, alqo que por supuesto nadie ha publicado aunque viendo las fotos sea más que obvio. Con respecto al resto, estaba guapa, se dice que lucía un nuevo y ligero retoque labial, y el  maquillaje no estaba mal, ha recuperado la raya verde del ojo. Lo peor, el peinado; en el moño postizo el cabello parecía  enmarañado y no demasiado limpio. Una media sonrisa acompañó toda su comparecencia. Lo dicho: estaba en plena gloria para su body.

 

Ciertos desequilibrios en los actos recientes...
Con relación a los actos recientes, ha mostrado ciertos desequilibrios, aunque no comparables a los dislates de los Premios Woman o la Conmemoración de Santa Teresa. En el  Premio Cervantes compartió un traje de institutriz con un modelo rojo ceñidísimo de esos que en los foros llaman traje condón de starlette. La foto paseando con Goytisolo -ella hombros atrás  marcando pecho- era de nota. En  la Celebración de la Cruz Roja fue sobria y discreta, pero con unos pantalones que no le favorecían porque tan estrechos mostraban sus piernas arqueadas y unas nalgas muy marcadas y portaba un bolso étnico de mercadillo, inexplicable. Sin embargo, iba estupenda y monísima en la audiencia con el lider italiano, y atinó en en los actos de la catástrofe de GermanWings, muy discreta en Francia y en el funeral, ceñida de más para un evento de este tipo, pero muy cercana y atenta  con los familiares, por lo que gustó muchísimo su actitud.
En los Premios de la Discapacidad lució su look más apropiado de la temporada. Nos pudimos hacer una idea de la reina que todos querríamos ver siempre: elegantísima y totalmente royal sin ninguna estridencia.  Le acompañaba su suegra doña Sofía y tal vez su presencia  le impuso el sentido común que tanto parece faltarle en algunas ocasiones. A ver si eso del ejemplo impagable de la reina -aunque sea con carácter retroactivo- se manifiesta, como se pedía a  los espíritus en las sesiones de clarividencia.

 

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