La legislación marroquí es más avanzada que una parte de la sociedad del país

Imagen promocional de Marruecos.
Imagen promocional de Marruecos.

Pero esta autora va más allá, al advertir de que no miremos sólo lo que sucede en nuestro país vecino, porque nos queda mucho que barrer en nuestra casa...

La legislación marroquí es más avanzada que una parte de la sociedad del país

La mujer en la sociedad marroquí, desde el protectorado a nuestros días, se caracteriza por tener talante humanitario, con mucho carácter, y una intuición cultural de desarrollo de su vida en la ciudad. Es un matriarcado en la sombra, se las trata como a alguien a quien no se les puede hacer caso, pero se les escucha y terminan imponiendo su cotidianidad. Deben estar en segundo plano, porque siempre lo han estado, aunque ahora luchan por salir de él. 

Hoy día y debido a las cuestiones sociales y religiosas, y aun partiendo de las reformas constitucionales que el rey Mohamed VI llevó a cabo en 2011, para favorecer y modernizar la imagen de la mujer en Marruecos, la mayoría de la sociedad, parece no estar por la labor de ese cambio que se propicia desde las normativas estatales.

En cierto modo, podemos afirmar que existe un contraste de imágenes con respecto a la mujer en Marruecos, y a pesar de que uno ve a las universitarias y trabajadoras marroquíes como unas europeas más, la sociedad las encasilla por serlo, otorgándole calificativos ingratos y advirtiéndose en el fondo un paralelismo de la sociedad tetuaní, por citar un ejemplo más directo, con la España de los años sesenta.

Es importante que exista una uniformidad entre lo que se aprueba en la carta magna marroquí y se fomenta desde el Gobierno, dando cuotas de poder a mujeres ejemplares, a  lo que se da dentro de las mismas instituciones, y para ser más directos, iremos a la que más ejemplo debe dar, la educativa.

Favores sexuales en la Universidad

En las universidades, a día de hoy, nos encontramos con una curiosa estampa que viven las estudiantes y que parecen haberlo asumido con total normalidad, y es el “acoso sexual”: el de ofrecer favores sexuales para ciertas asignaturas. Son conscientes año tras año de que algún docente estimula ese tipo de prácticas y son conocidas, para más inri, entre el propio profesorado del centro educativo.

¿Por qué existe una callada por norma? ¿Por qué el silencio se hace extensivo entre las universitarias que han padecido este tipo de prácticas? La mujer marroquí es consciente de que si denuncia, se le tacha y es mancillada de por vida, lo que conlleva que se quede soltera y por ende, allí, en una situación de desfavorecida; eso, con suerte.  

Las redes sociales han posibilitado la comunicación a uno y otro lado del Estrecho, aportando datos relevantes sobre este tema, así como investigaciones periodísticas que quedaron a mitad de camino sobre el acoso sexual en las universidades, y que han retomado el tema.

El maltrato, lacra internacional

¿España tendría mucho que decir en esto, si supiéramos que entre ese profesorado que actualmente practica este abuso, hay jefes de departamento y directores de tesis doctorales sobre el maltrato del hombre en España, siendo ellos mismos maltratadores y acosadores en su país, Marruecos?

La cuestión de maltrato es universal, no entiende de raza, de religión ni de estatus social, pero desde nuestras instituciones, no podemos favorecer este tipo de prácticas si entre los propios estudiantes marroquíes es “vox populi”.

Habría que considerar desde nuestro país que en los futuros encuentros entre universidades y próximas colaboraciones se estime esa cuestión, que aunque a priori  no resulta sencillo, a  la larga es el modo de frenar este tipo de abusos.

El beso de Nador

Al publicar un artículo en los medios de comunicación sobre el caso del beso de los jóvenes de Nador en la puerta del instituto y antes de enviarlo, habiendo establecido el protoloco pertinente, investigando sobre el tema, recopilando datos y entrevistando a letrados marroquíes y a miembros cercanos a la familia, así como a asociaciones por los derechos humanos, incluí ya una breve introducción sobre este tipo de prácticas que parece no detenerse en el tiempo. Mi artículo fue publicado  en EE UU en medios digitales, en La Voz de Ceuta, Melilla y Tenerife y en otros medios. Ahora se aplicará una recién aprobada norma legislativa que intenta paliar la situación de acoso.

A los chicos detenidos, y posteriormente puestos en libertad, se les acusó de incurrir en un delito contra la moral pública, que en el reino alauita está penado con dos años de prisión. Fotografiar un beso para propagar su relación amorosa ha provocado no sólo la ira de la familia de los tres adolescentes, sino además de parte de la sociedad, que no ve con buenos ojos ese tipo de gestos. Lo que para abogados, políticos, catedráticos, jóvenes, es un acto natural y no debería penarse en su país, para los más mayores y estrictamente religiosos, es un acto que perjudica por no servir de ejemplo al futuro de los jóvenes musulmanes.

Habría que preguntarse qué sería de estos tres adolescentes si la noticia no hubiera transcendido a los medios, difundiéndose por el mundo y convocándose besos solidarios en apoyo a estos chicos.

Asimismo, las redes sociales están sirviendo como plataforma para demostrar a quien compete que algunas normas establecidas según ley en Marruecos, no son asumidas con agrado por parte de la sociedad civil, sobre todo por aquella que ha vivido fuera de sus fronteras, universitarios y artistas, esa parte de la sociedad civil que tiene proyección fuera de Marruecos y que son fundamentales para el desarrollo y bienestar de la sociedad marroquí, por supuesto sin tener que olvidar sus costumbres y religión, eso sí, sin ligarlas.

Lo que resulta extremo es que se consideren peligrosos a estos chicos, y se piense inclusive en multar a sus familiares por supuesta dejadez de sus competencias paternofiliales.

País de contrastes

El país de los contrastes no lo es sólo por el color de sus espacios, de sus sabores, sino también por este tipo de denuncias que cuestionan las actitudes de esas asociaciones nacionales pro derechos, y que algunos consideran, actúan como órganos censores. A diferencia, estas asociaciones deberían interesarse en aquellos casos donde la urgencia les debiera animar a participar de modo contundente, como son las Universidades.

Hay estudiantes universitarias que no se atreven a dar el paso, presas del miedo a denunciar sus casos. Al estar su verdugo en posesión del poder académico, la cátedra, eso les imposibilita enfrentarse a situaciones en las que son utilizadas como moneda de cambio, esto es, ser víctimas de favores sexuales.

Marruecos es un país con una constitución moderna, recién reformada en julio del 2011, y donde el papel de la mujer es uno de los puntos enmendados de su nueva constitución para ser considerada modelo de país árabe, un país que se moderniza a pasos agigantados, no sólo a nivel económico, sino también de infraestructuras.     

En cuanto a pensamientos, si se hiciera un referéndum, sin mano alzada, se convertiría en el sur de Europa y referente de muchos países.  Mientras, toca esperar y ver cómo los jóvenes, futuro de Marruecos, entonan la voz del progreso definitivo.

Nuevas medidas legislativas
“El acoso sexual a mujeres en el espacio público y en el trabajo, una problemática cada vez más creciente en Marruecos, ya tiene, después de muchos años de espera, una solución legislativa. En breve, todo aquel quien acose a una mujer en la calle o la agreda sexualmente en el trabajo será perseguido por la ley, y se enfrentará a una pena de hasta 4 años de prisión.
Esta nueva ley, aún en proyecto y elaborada por el ministerio de la Solidaridad, de la Mujer y del Desarrollo Social, junto al ministerio de Justicia y Libertades, considera acoso sexual todo acto inoportuno contra las mujeres en el espacio público, ya sean gestos, palabras o intenciones de carácter sexual o cuya finalidad sea la obtención de un acto de naturaleza sexual.
Al infractor se le aplicará una pena de entre un mes hasta cuatro años de cárcel, en función de la gravedad de sus intenciones. Asimismo, tendrá que hacer frente a una multa de entre 1.000 a 3.000 dírhams (dhs). Los inoportunos comentarios en la calle hacia una mujer, perseguirla, tocarla o agredirla serán a partir de ahora penados mediante esta esperada ley. Mucho más grave, según la misma, y que supone que la pena se duplique, es el acoso de un compañero de trabajo o de personas encargadas de vigilar y asegurar el orden en el espacio público, reza el texto legislativo.
La nueva ley, tiene en cuenta además las grabaciones de videos de carácter sexual. Según el artículo 495, ¨el autor de una grabación vocal o de imágenes del cuerpo de una mujer, que luego sean difundidas públicamente con el fin de difamar a la misma, tendrá que hacer frente a una pena de dos a cinco años de prisión, y a una multa de entre 5.000 dhs a 10.000 dhs¨. Esta pena será duplicada en el caso de que tal delito sea cometido por el marido u otro miembro de la familia de la mujer en cuestión.”

 

La cruda realidad

Es curioso que en nuestras entrevistas sobre qué piensa realmente sobre la figura de la mujer en Marruecos y como considera que el hombre la ve, se reconoce, no públicamente, que el hombre actualmente considera que su mujer es algo que le pertenece y que inclusive aún tiene el lastre de tener la capacidad de ser pegada e incriminada por algún acto que al marido no le agrade. Ni siquiera el concepto de poligamia que el rey eliminó de la constitución para hacer de Marruecos un país más moderno y erradicar esa imagen de la sumisión de la mujer dentro del harem, ni siquiera la carta magna, es capaz de debilitar una costumbre que para muchos es ancestral y va unida a los cánones religiosos. Hablamos de que esta idea la tienen hombres que hemos entrevistado nacidos entre 1950 a 1990, hombres con un nivel educativo medio–alto, con lo que la gran diferencia de edad nos permite captar que no parece haber habido evolución en la conciencia social. 

Quizás podemos advertir que la imagen que refleja la princesa Salma Bennani, considerada una de las cincuenta mujeres más influyentes del mundo árabe, aporta a Marruecos ese icono de mujer fuerte que acompaña e inclusive, a solas, ejerce su papel en el poder y en la familia de una forma compatible, y en este sentido, el rey Mohamed VI ha permitido proporcionar a Marruecos esa innovación versus a esa monarquía ancestral que ostentaba Hassan II.

Y en España...

Si nos llama la atención la situación que padece la mujer marroquí en la actualidad, no menos nos debería espantar la que sufre la mujer en España tras las últimas medidas que el Gobierno de la nación impone sobre la regulación de la decisión al aborto, o medidas de protección al menor, teniendo en cuenta nuestra actual legislación.

La publicidad gubernamental que nos presentan de alentar a la mujer maltratada a que denuncie no siempre tiene en cuenta que las leyes y decisiones judiciales amparadas en lo que hoy nos protege se convierte más en un arma de doble filo para la víctima que en una futura y posible solución. Víctimas, mujeres, madres, niños son tratados con una regulación obsoleta, que anima a los verdugos a continuar actuando contra el derecho a una vida digna.

Letrados, especialistas involucrados en el tema, psicólogos, funcionarios... llegan a una misma dirección: los casos se convierten en números, en víctimas, el menor debe llegar con la cabeza sobre una bandeja para que los derechos del progenitor, sea hombre o mujer, queden restringidos frente a la salud del menor. La propia voz del menor suplicando ayuda, fobia a un encuentro con su progenitor, aportándose pruebas periciales, hablamos de físicas y psíquicas no son suficientes para un juez, porque se ampara en el derecho de presunta inocencia del denunciado. Se habla en la publicidad estatal de acudir a profesionales para que el menor no sufra secuelas, pero no se dice que el progenitor al tener la patria potestad debe firmar para que el menor sea atendido, y los letrados y  profesionales sanitarios se preguntan, así como el agredido, ¿cómo va a firmar el agresor para que su víctima sea atendida y se aprecien las consecuencias de su trabajo?

Estamos en un momento crucial para que los medios de comunicación y plataformas asociativas pro derechos humanos se unan en un solo sentido: trabajar para que se modifique nuestra constitución y no miremos sólo lo que sucede en nuestro país vecino, porque nos queda mucho que barrer en nuestra casa.

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