Las antiguas salas de cine de Galicia viven la mayor crisis de su historia

Los multicines Valle Inclán de Santiago de Compostela cierran tras tres décadas de historia.
Los multicines Valle Inclán de Santiago de Compostela cierran tras tres décadas de historia.

En la última década más de cincuenta cines tuvieron que echar el cierre, quedaon más de veinte ayuntamientos y una gran ciudad, como Pontevedra, sin la posibilidad de disfrutar del séptimo arte.

Las antiguas salas de cine de Galicia viven la mayor crisis de su historia

Los amantes compostelanos del séptimo arte están de luto. El próximo día 30 de junio echarán el cierre los Multicines Valle Inclán tras tres décadas de trabajo y miles de películas proyectadas.

El principal motivo es económico. En una época de crisis como la actual, en la los ciudadanos tienen que lidiar con multitud de gastos, la afluencia a los cines es cada vez menor. La posibilidad de descargarse gratuitamente las películas a través de Internet y la subida de precios de las entradas por culpa del incremento del IVA cultural han ido mermando las cajas de las diferentes salas de cine. Aparte, los cines en Santiago cuentan con otro enemigo, el complejo comercial As Cancelas.

Cuando los Valle Inclán inauguraron en 1983 tenían una gran competencia con locales como el Salón Teatro, Avenida, Capitol, Yago o Teatro Principal, hoy en día sin programación cinematográfica estable o cerrados. Era una época en la que apostaron por cine de calidad dirigido al público universitario, que frecuenta vivir mayoritariamente en la zona del Ensanche compostelano. Años después, el número 12 de Fernando III O Santo se modernizó, doblando el número de salas.

Pero sus poco más de mil metros cuadrados no pueden hacer frente a las nuevas tecnologías que Cinesa tiene en el Centro Comercial de As Cancelas. Los consumidores abandonan el centro de la ciudad para dirigirse a este centro, en el que tienen tiendas de todo tipo, restaurantes y una gran oferta de películas para ver en todos los formatos. Otro de los grandes perjudicados por la aparición de As Cancelas fue el también cercano Centro Comercial Área Central, que vio como sus cines tuvieron que cerrar, así como también los Multicines Compostela. En definitiva, de tener una gran oferta cinematográfica a vivir del monopolio de una sola cadena comercial.

Cierre de salas en Galicia

Santiago no es la única ciudad que ve como cierran sus salas. La cercana ciudad de Pontevedra puede convertirse en la primera capital de provincia que no disponga de salas de cine. La única que quedaba viva, Cinebox Pontevedra, contempla la posibilidad de dejar de proyectar por culpa de una gran deuda económica. En el recuerdo quedan las anteriores salas y multicines, como el Teatro Cine Victoria, Gónviz, ABC o Filcine, cerradas y condenadas al olvido en una ciudad universitaria que cuenta con facultades como Bellas Artes y Comunicación.

La grandes compañías de cine fueron cerrando las salas independientes que emergieron por las calles de ciudades y pueblos gallegos durante los años 90. Un caso parecido se da en A Coruña, actualmente con cuatro grandes salas de las que tres están con un gran problema de falta de clientela. Tal y cómo sucede con Santiago, Cinesa se lleva la gran parte de los cinéfilos coruñeses. Los multicines Filmax, en el centro de la ciudad, buscan con ofertas variadas llamar la atención de posibles clientes que intenten subsanar las arcas de una empresa al borde de la crisis. Los otros multicines, ambos Yelmo, han incorporado packs familiares y tarifas reducidas para intentar paliar la crisis. Pero si no hay mejoría, todo hace prever que sigan los mismos pasos de las anteriores salas de cine de la ciudad. Equitativa, Avenida, Chaplin, Riazor, Finisterre, Hércules o París, fueron algunas de las salas que llevaron el séptimo arte a todos los habitantes de la ciudad herculina.

En la última década, más de cincuenta cines dejaron de proyectar en Galicia. Ribadavia, Betanzos, Redondela, Burela, Boiro o Verín son algunos de los más de veinte ayuntamientos que sufrieron en sus propias carnes el drama de quedarse sin cines y tenerse que desplazar a las grandes ciudades para poder disfrutar de un acto que cada vez se está transformando en más elitista, como los actuales elevados precios de las entradas confirman. Y es que hoy en día es muy díficil ver una película por menos de seis o siete euros. Y si es en formato digital o 3D, su coste aumentará en 3 o 4 euros más, sin contar con las clásicas palomitas.

En definitiva, la industria del séptimo arte está casi polarizada entre A Coruña y Vigo. La opción del cine alternativo, los cinecubles, también sufre una gran crisis económica, ya que su oferta no es tan atractiva para el público general como las grandes salas de cine, en las que las películas de Hollywood llegan a ocupar un 70 u 80% de su cartelera, y algunos temen que también tengan que cerrar muy pronto.

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