Lampedusa es tierra de frontera entre dos mundos: la vieja Europa y África

Isola dei Conigli – Lampedusa. / Alessandra Crociata
Isola dei Conigli – Lampedusa. / Alessandra Crociata

Esta pequeña isla mediterránea al sur de Sicilia es cuna del gatopardismo, lugar de grandes posibilidades turísticas y el destino principal de la emigración clandestina hacia Italia.

Lampedusa es tierra de frontera entre dos mundos: la vieja Europa y África

Esta pequeña isla mediterránea al sur de Sicilia es cuna del gatopardismo, lugar de grandes posibilidades turísticas y el destino principal de la emigración clandestina hacia Italia.

 

Existe un concepto político, conocido como el gatopardismo o lampedusianismo, por el cual, en determinados momentos, posiblemente como los que nos toca vivir aquí en este año electoral, es necesario un aparente cambio revolucionario cuyo fin último es hacer que parezca que todo cambia para que no cambie nada y el núcleo del sistema permanezca inalterado. El autor de esta idea es Giuseppe Tomasi di Lampedusa, un aristócrata siciliano que ostentaba los títulos de Príncipe de Lampedusa y Duque de Palma di Montechiaro, plasmada en una obra maestra de la literatura, “El Gatopardo”, que también fue llevada al cine magistralmente por Luchino Visconti.

Lampedusa, con 20 kilómetros cuadrados de superficie y unos 6.000 habitantes, forma con las menores de Linosa y Lampione el archipiélago de las Islas Pelagias. Aunque se mantiene alejada del bullicio turístico, cuenta con numerosas y hermosas playas, con unos fondos marinos que conforman un paraíso para los practicantes de actividades subacuáticas. Por su situación, a 205 km de las costas sicilianas y tan sólo a 113 km de las africanas, es frontera entre dos mundos con características ambientales y culturales bien diferenciadas: Europa y África.

Sin embargo, ni el gatopardismo ni sus encantos naturales son lo que hacen saltar a Lampedusa a los noticiarios. Por algo mucho más trágico es por lo que la gente conoce este enclave: La inmigración. No se sabe ni cuántos inmigrantes habrán muerto de camino a Lampedusa, tantos que ya hay quien considera esta zona del Mediterráneo como un cementerio y los supervivientes son juzgados por ilegales, multados y deportados.

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