Lágrimas negras como homenaje a la pasión del pianista cubano Bebo Valdés

Tuve la oportunidad de ver a Bebo Valdés con su grupo, la suerte de estar sentado de tal manera que no perdí detalle de sus manos "a la obra". Todo el concierto fue magia, una catarata de sentimientos.
Lágrimas negras como homenaje a la pasión del pianista cubano Bebo Valdés

Lágrimas negras / Foto: María Jove Moreno

En este mundo superabundante en contenidos, donde lo banal se mezcla con lo importante hasta diluirlo y hacer que todo nos parezca lo mismo, emergió ante nuestros ojos; o por lo menos, los míos, la figura del músico cubano Bebo Valdés.

Lo vi en aquel insuperable documental Calle 54, de Fernando Trueba. Luego reapareció con Diego el Cigala. Los cantaores suelen fagocitarlo todo, ese estilo de cantar se presta para llevarse por delante lo que en otros géneros es imprescindible, los instrumentos y los instrumentistas, soportes del vocalista.

Con Bebo fue imposible, parecían dos personas dialogando en diferentes idiomas, sin traductor simultáneo, o tal vez si, la música obraba el milagro de fundir dos lenguajes distintos, armonizarlos pero distinguiendo el uno del otro siempre.

Tuve la oportunidad de ver a Bebo Valdés con su grupo, la suerte de estar sentado de tal manera que no perdí detalle de sus manos "a la obra". Todo el concierto fue magia, una catarata de sentimientos fuertemente embridados por el virtuosismo de los músicos. En las pausas Bebo hablaba, su elegancia y calidez parecían la continuación de su música, un solo de palabras.

Ahora que estamos condenados a escuchar en sus discos, en vídeos, los ecos de su último gran concierto, de esa obra musical inigualable que fue su vida, recuerdo que tocaron Rose Marie, tema/homenaje a su mujer, esa sueca de la que Bebo estaba tan enamorado.

Creo que ese día la pasión del pianista por su amada traspasó todas las fronteras, y los que besamos a alguien, besamos en nombre de Bebo Valdés, él tomo prestados nuestros labios y se hizo con nuestras intenciones, ese día no besé yo, fueron sus sentimientos.

Hace poco una persona que solo conozco en la distancia, como nos empezamos a conocer últimamente muchos, tituló una fotografía de su autoría "Lágrimas negras". Si toca llorar por Bebo Valdés elijo estas lágrimas, las lágrimas del abandono que uno siente cuando se van los imprescindibles, aquellos que hicieron de su vida una obra de arte.

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