La vejez está en vías de extinción porque todos queremos ser niños

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Juego online. / RR SS

Siempre se dijo que la vejez es un retorno a la infancia, regresión que ya se está produciendo ahora al finalizar la pubertad, etapa cada vez más larga en España.

La vejez está en vías de extinción porque todos queremos ser niños

No sabemos muy bien como ocurrió pero la llamada tercera edad comenzó un día a realizar actividades de jóvenes tanto en el vestir como en la afición a viajar, llenar las playas o competir con los nietos. En un abrir y cerrar de ojos dejamos de ser ancianos a los 65 para ser jóvenes hasta los 90 por lo menos. Si alguién se muere a los 85, por ejemplo, otros dirán "pues era joven".

Vista la situación los de la mediana edad, digamos que en la década de los cuarenta, comenzaron a disfrazarse de jóvenes. Se pusieron el pecho alto, pómulos y labios de negra, ademas de altas dosis de botox o minilifting, si es mujer, y a teñirse barba y pelo además de vestir hasta con pantalones rotos, y a veces botox, si es hombre, de hecho es muy dificil ver en el Congreso pelo blanco, ni siquiera a Mariano Rajoy. Son los padres que pretenden ser amigos de sus hijos y hasta salir con ellos a tomar unos vinos o unas cañas. Ante esta situación los jóvenes, que habían tomado habilmente la decisión de no abandonar la pubertad hasta después de los 30, decidieron volver a la infancia en lugar de hacerse mayores, total para qué ¿para disfrazarse de jóvenes?

¿Y cómo ha influido esto en el comportamiento social de los jóvenes, los de 15 a 30 años? Pues en la actitud de "lo quiero y lo necesito ya", en la inmediatez de la demanda. La cultura del esfuerzo, la disciplina o la paciencia, el escalar puestos por méritos y con la experiencia que dan los años ya no está de moda. Ahora se quiere ser rico, ganar sumas importantes de dinero ya a los veinte. Para ello se exploran vías de alta velocidad, hacer apuestas por internet, sean deportivas o de jugar al pocker o al bingo, y el que ya está trabajando siempre puede especular con las inversiones cortoplacistas como el bitcoin y otras monedas virtuales. Otra manera es hacerse artista o deportista de élite en el convencimiento que ahí están los millones al alcance de cualquiera que cante, actúe o juegue al balón.

Desgraciadamente son cientos de miles los que piensan que el camino es fácil y solo un puñado los que lo consiguen. Para ser un cantante que venda o que gane un concurso como OT o La Voz, se presentan 50.000 para una plaza ¿existe alguna convocatoria de oposiciones más exigente? Pues si, el futbol donde todos quieren ser Ronaldo o Messi sin darse cuenta que son cientos de miles compitiendo por jugar en un grande, y me refiero solo a los federados.

Frente a la frustación siempre queda el camino de buscar la felicidad por el atajo, la que proporcionan las drogas, el alcohol o el sexo fácil, el aquí te pillo aquí te mato. Nunca se alcanza a ser feliz pero al menos se es feliz puntualmente, tantas veces como se repita provocar ese estado alterado de conciencia hasta que el cuerpo vaya pidiendo dosis que no puede resistir, claro que por el medio pagarán muchas multas (el 43,1% de los accidentes de trafico es con gente que había consumido sustancias que drogan la mente), tendrán accidentes laborales o maltratarán a su pareja, hijos o padres. 

Para tranquilizar a los que hayan leído todo lo expuesto diremos que hay una amplia mayoría estudiando duro, opositando o trabajando pese a que, a diferencia de países como Estados Unidos, Alemania o Japón, y casi todos los desarrollados, no hayan sido educados en la cultura del esfuerzo o quizás si hayan tenido la suerte de que sus padres no hayan ejercido la hiperpaternidad y su colegio estuviera dirigido con disciplina. En cualquier caso las épocas, las modas, no las marcan las mayorías sino las diferencias, los cambios, y esta época no se caracteriza por subir escaleras sino por coger el ascensor, el camino fácil. Quizás ello es lo que ha llevado al ser humano a no ser ya monógamo ni polígamo, sino al emparejamiento monógamo sucesivo que es que requiere menos compromiso. El matrinonio o e tener hijos ya asusta un poco más y se deja para la madurez, para cumplidos los cuarenta. @mundiario

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