La mejor colección de anclas del mundo, para el título de Ferrol Patrimonio de la Humanidad
Exposición de anclas en Ferrol (Foto de José Mauriz)
Ferrol podría aportar en la documentación que se tramita para aspirar al título de Patrimonio de la Humanidad el mérito de albergar la mejor colección de anclas del mundo, si es que la solicitud a la Unesco sigue adelante, porque este asunto parece haberse aparcado definitivamente, también bajo el peso de la crisis. En el pasado mes de mayo, el PP, mayoritario en el parlamento gallego, rechazó una propuesta del BNG en la que se instaba a impulsar la candidatura. Los nacionalistas querían que se fijara un plazo de tiempo de tres meses para cerrar el expediente y remitirlo al organismo correspondiente, condición que no fue aceptada. En el número 26 de la revista FerrolAnalisis, editada por el Club de Prensa de Ferrol, bajo la dirección de José A. Ponte Far, se incluye un trabajo firmado por Luis Sánchez Feijoo, capitán de navío, ex director del Museo Naval de la Armada (Ferrol), que versa sobre las anclas.
El prólogo
El estudio va prologado por el almirante en la reserva Miguel A. Fernández y Fernández, quien afirma que Ferrol es el lugar "donde existe la mayor y mejor documentada colección de anclas del mundo". Esta afirmación tan categórica suscrita por voz tan autorizada no deja lugar a dudas. El propio almirante señala a continuación que considera de gran importancia para la Armada, para la ciudad de Ferrol y su Ayuntamiento la idea de un museo-colección de anclas, especialmente ligado a la Ilustración y a la propuesta de Patrimonio de la Humanidad "que tan desafortunadamente está siendo postergada", apostilla en tono crítico.
Precedente, sin color
Recuerda Miguel Fernández que existe en Castrillón (Asturias), en la playa de Salinas, un museo que cuenta con 15 anclas "cifra importante que palidece comparada con la colección de Ferrol que comprende casi un centenar, con fechas que datan desde el medievo hasta nuestros días. Las anclas están ahí, distribuidas por distintos espacios, pero necesitarían un reagrupamiento o recolocación. El propio almirante señala: "las anclas necesitan aire, vale decir espacio, también agua, proximidad al mar, o mejor, contemplación del mar y, curiosamente, hierba para poder pasear entre ellas, comprender su significado e imaginar las historias que podrían contarnos allí, frente al océano".
