Isabel Martínez del Valle, la novia de Carlos Gardel

Carlos Gardel. / Clarín
Carlos Gardel. / Clarín

Gardel se enamoró de la hija de unos emigrantes y disfrutaba escuchando  historias de aquellos gallegos, según cuenta este autor.

Isabel Martínez del Valle, la novia de Carlos Gardel

En la capital argentina desembarcaron más de medio millón de emigrantes gallegos que, a orillas del Río de la Plata, encontraron un acogedor lugar para construir un nido propio al abrigo de viejas tempestades. Cruzaron el mar al ser empujados a abandonar su verde paraíso atlántico de  castaños y robles. La alegría les llegó al ver que en el sur podían criar, educar y dejarle algo en herencia a los descendientes. Nuestros emigrantes labran su futuro con sudor y honradez.

Una familia emigrante fue la que recibió en su casa porteña a Carlos Gardel [Carlos Escayola Oliva] un 12 de enero de 1920. Los Martínez del Valle vivían en la calle Sarmiento entre Carlos Pellegrini y Esmeralda. Tenían dos hijas, Isabel y Concepción. Se cuentan diversas versiones sobre quién acompañaba a Carlos Gardel cuando conoció a Isabel en la esquina de Sarmiento y Pellegrini. Isabel - fallecida en 1990 - dijo en una entrevista que se trataba de un secretario de Gardel que además era medio pariente suyo. Creo podía tratarse de José Vázquez Vigo, el músico y compositor nacido en Ferrol al que Gardel le grabó en 1929 dos canciones, Nena y Mariflor.

A comienzos del año 1932, Gardel estaba en Europa. También su novia andaba por aquí, en Milán, estudiando canto. La investigadora argentina Guadalupe Rosa Aballe analiza estos años de relación amorosa utilizando una valiosa documentación propiedad del coleccionista Hamlet Peluso. Son una serie de cartas con mucha información. Así podemos saber que Isabel estuvo en Lugo en compañía de su madre para visitar a la abuela materna que estaba enferma (nacida en 1850) . Se alojaron en el hotel Méndez Núñez del que era propietario un sobrino de la madre de Isabel. Desde el hotel le telegrafió a Gardel informando sobre la salud de la abuela de 82 años de edad. Luego le escribió una carta para disculparse por sus constantes pedidos de dinero. Le comenta que “es una pobre viejita que no la veré más, ya ves la edad y la enfermedad que tiene, vos sabés que si fuera para pasear estáte seguro que tu gorda no te pediría un centavo”.

Isabel quería encontrarse con su novio porque después de 12 años era muy poco lo que se veían. En la última carta desde Lugo [25 de febrero de 1932] se queja resignada: “ya ves estamos tan cerca y nos vemos cada año”. En los primeros días de abril se encuentran en Milán. La  investigadora Aballe se muestra bastante crítica con la actitud de Isabel con respecto a pedidos de ayuda económica. Creo sinceramente que Isabel era bastante comedida en sus solicitudes. Es muy lógica su preocupación. El noviazgo se extendía y no se hablaba de casamiento. No acepto la imagen negativa que quiere transmitir Armando Defino ("amigo" que se inventó la farsa del testamento ológrafo para manejar la gran herencia de Gardel) que expresa su desprecio hacia Isabel, manifestando que a Gardel “le resultaba difícil deshacerse de esa mujer”.

No hay que ser muy observador para afirmar que Carlos Gardel estaba enamorado de Isabel. Es evidente que Gardel no rompió su relación por el dinero que gastaba con su novia. Es bien conocida su generosidad. Ayudaba a mucha gente. Tengo la certeza de que pensaba casarse con Isabel para tener la familia que nunca tuvo. Defino, en cambio, tiene la desfachatez de criticar a los emigrantes que lo recibieron con un arroz a la valenciana el día que oficializó su relación. Defino expresa: “creyó que era su amor”; “Carlos quería librarse a toda costa”; no se trataba sólo de la mujer sino de estar ligado a una familia”.

Armando Defino esconde lo que precisamente define a Carlos Gardel como persona cordial, honrada y siempre muy solidaria. Es su pasado de hijo no reconocido del famoso coronel Carlos Escayola [Tacuarembó-Uruguay] lo que le hace buscar una familia. Es otro emigrante más en la abierta Buenos Aires. A Gardel le sobran mujeres para elegir pero no quería una novia del mundo artístico. Se enamoró de la hija de unos emigrantes y disfrutaba escuchando  historias de aquellos gallegos del otro lado del mar. Eran hermanos de viaje. Creo que no tiene escuchar a la amada decirle: “Querido Carlitos”.      

                                                                                                                    

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