Las inversiones se cansan de la Tierra y ponen la mira más allá de la atmósfera

Marte. / RR SS
Marte. / RR SS

Hay toda una industria costeada con billones de dólares para lograr distintos objetivos con respecto a nuestro vecino el planeta rojo.

Las inversiones se cansan de la Tierra y ponen la mira más allá de la atmósfera

Se ha dado a conocer que varios de los asesores y contractores del Pentágono que se han ocupado durante décadas de temas de armamento e inteligencia, estarían ahora dedicando sus recursos y energía a escanear el horizonte en busca de otro planeta para que los seres humanos podamos vivir, y por qué no, negociar.

Líderes mundiales de diferentes áreas y rangos de la talla de Barack Obama, o del empresario Elon Musk, han elegido en distintas ocasiones a nuestro vecino situado a más de 100 millones de kilómetros como la próxima frontera de la humanidad. Es una idea muy audaz, si pensamos que este planeta deje de ser un día habitable como consecuencia de la degradación del medio ambiente de la que hemos sido en parte responsables.

Es audaz aún y a pesar de que según los cosmólogos y astrofísicos más reputados le auguran a nuestro sistema solar muy poco tiempo de vida, en términos cósmicos por supuesto, ya que nuestro astro, el sol, consumiría toda su energía en unos 4 o 5 mil millones de años, teniendo varias consecuencias, entre ellas el fin de la vida en la tierra o cualquier otro de los planetas vecinos, si es que lográramos acceder a alguno de ellos, que no sea gaseoso o que sufra temperaturas que nos aniquilen. 

Desde el punto de vista de un inversor no se necesita un telescopio de la máxima tecnología para saber que será un gasto astronómicamente excesivo. Marte está mucho más allá de la Estación Espacial Internacional, que orbita alrededor de la tierra a 400 kilómetros de ella, por ejemplo, y llegar ahí para realizar cualquier tipo de exploración humana requerirá del desarrollo de nuevas formas de almacenar combustible, nuevos sistemas de comunicación extraterrestre, y un sistema muy avanzado de propulsión probablemente a base de energía nuclear.

Lockheed Martin está comenzando a delinear los planes de un Campamento Base en Marte, que semejará a la Estación Espacial Internacional.

Así y todo, la prueba de que esto va en serio la han puesto sobre la mesa tres compañías. Lockheed Martin está comenzando a delinear los planes de un Campamento Base en Marte, que semejará a la Estación Espacial Internacional, pero que será mucho más grande que aquella. Contará con dos capsulas Orion de comando y control para albergar a una tripulación, además de dos sets de tanques de combustible que tendrán dos plantas solares para generar toda la energía necesaria para la propulsión y el funcionamiento de las operaciones. La fecha de lanzamiento de este proyecto es el año 2018.

Boeing, la empresa que fabrica desde aviones, hasta misiles y satélites, también se ha enfocado en construir su Space Launch System, que incluirá el cohete espacial más grande jamás construido. Como parte de los ensayos para este proyecto la NASA en colaboración con la compañía pretende lograr el aterrizaje de una nave tripulada con astronautas en un asteroide para 2025. Y finalmente el año pasado la empresa Northrop Gruman recibió el contrato para desarrollar un estudio de las orbitas de Marte con miras a llegar a él. La compañía celebra además este año el décimo aniversario de Opportunity, el robot Rover que aterrizara en Marte en el año 2004 y que continúa activo.

Aunque a algunas personas les parezca absurdo destinar tantos billones de recursos en estos esfuerzos, no puede negarse que su despliegue es mejor que la tradicional inversión de algunas de estas compañías en armamento y en guerras. No obstante sí debe mencionarse que DARPA, la rama del Pentágono que se encarga del desarrollo de nuevas tecnologías, está trabajando con Lockheed Martin para desplegar pequeños drones intergalácticos capaces de volar en formación. Estas maquinas bélicas utilizarán sistemas avanzados de posicionamiento para partir de una nave nodriza, completar su misión y volver.

Parece que la exploración del universo no puede desembarazarse del todo de nuestra pasión por la guerra y nuestra paranoia de defensa. Sólo el tiempo dirá si los primeros humanos “marcianos” mantienen la tendencia.

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