Un intenso y caliente roce

Roce de dos brazos. / Taringa
Roce de dos brazos. / Taringa

No era una relación de amigos con derecho a roce, porque no eran amigos. Tampoco llegaron a buscar excusas idiotas para verse. Todo su vínculo estaba en unos meros números de billetes de bus interurbano.

Un intenso y caliente roce

Se sentaron juntos pero ni se miraron. Unos números de billetes de bus interurbano hicieron posible su coincidencia. Ambos iban de manga corta, casi era verano.

Inevitablemente, se rozaron con el bus en marcha. Ella pensó que era algo casual pero no se apartó. Él había puesto más de su parte en el roce y perseveró.

Sentían gusto rozándose pero ni se miraban. Tampoco se decían nada. Sólo se rozaban.

El bus hizo su primera parada y ambos temieron perderse. Por fortuna para los dos no hubo ninguna baja. Su roce se hizo más intenso al reanudarse la marcha. Quedaban kilómetros por delante hasta la segunda parada.

La suya no era una relación de amigos con derecho a roce, porque no eran amigos. Tampoco habían tenido que buscar excusas idiotas para verse. Todo su vínculo estaba en unos meros números de billetes de bus interurbano. Y en un intenso y caliente roce.

Ella recordaba haber leído en alguna parte que la gente siempre es extraordinariamente consciente del sentido del tacto. Él había leído menos que ella, y no sólo en esta materia tan específica.

Fue entonces cuando ella se atrevió a decirle algo:

– Si alguien accidentalmente te roza o apoya su brazo o rodilla contra la tuya, digamos que sabe que estás ahí...

Él no supo qué contestar. Ni qué hacer.

– ...

Poco después ella se bajó.

Comentarios