El coronavirus y los pueblos indígenas en Brasil

Madre yanomami con su bebé. Foto: Sam Valadi (cc)
Una madre yanomami con su bebé. / Sam Valadi (cc)
El coronavirus pone en riesgo la supervivencia de los pueblos indígenas brasileños. Este artículo es compartido con Leticia Ribeiro, de Brasil.
El coronavirus y los pueblos indígenas en Brasil

Un jóven de origen yanomami de quince años fue la primera víctiva indígena de la Covid-19 en Brasil. Según el Ministerio de Salud brasileño, hasta el momento de publicación de esta crónica, hay nueve muertes y veinticuatro casos confirmados en los territorios indígenas. Entre las otras víctimas hay dos personas da la tribu Kokama, dos personas de la etnia Borari y un hombre de la etnia Tikuna. Algunas entidades indígenas, como la Articulación de los Pueblos Indígenas de Brasil (APIB), denuncian la subnotificación de datos y la falta de pruebas disponibles.

El estado de Amazonas es el que concentra la mayoría de casos entre los pueblos indígenas, especialmente en su capital Manaus, seguido de la región de Alto Solimões, según los datos oficiales. En al menos doce estados del país, los grupos originarios cerraron el acceso a sus tierras, evitando cualquier tipo de desplazamiento para evitar el contagio, lo cual puede provocar el desabastecimiento de estas comunidades. 
No ha sido necesario el Covid-19 para que las enfermedades respiratorias fueran ya la principal causa de muertes entre los nativos brasileños en la actualidad, pero esta pandemia supone un nuevo riesgo de desaparición de las mismas.

En una encuesta realizada en 2010 por el Instituto Brasileño de Geografía y Estadística (IBGE), la curva demográfica de los pueblos indígenas volvió a crecer en Brasil desde la década de los ochenta, y al día de hoy hay menos de un millón de indígenas distribuidos en algo más de trescientos grupos étnicos. Gripe, sarampión, tuberculosis o viruela fueran y siguen siendo algunas de las enfermedades que diezman a los pueblos indígenas. Enfermedades provenientes de otros continentes para las que ellos no tienen anticuerpos.

La Secretaría Especial de Salud Indígena (SESAI) es la entidad encargada de atender específicamente la sanidad de los indígenas del país. Un subsistema propio ya de por sí precario que las entidades indígenas denuncian que está siendo desguazado desde la llegada al Gobierno de Bolsonaro.

Además de esto, hay el acoso de los territorios de los grupos originales por parte de madereros, mineros, petroleros y cazadores, un factor agravante en términos de riesgos de contagio. Por ejemplo, en la mayor reserva indígena del país, del grupo Yanomami, hay más de 20,000 mineros de oro ilegales, cuyas prácticas criminales aumentan la deforestación y el acceso a la tierra, exponiendo a los indígenas al virus de la Covid-19.

Otro vector de contaminación son los misioneros religiosos que trabajan en diversas comunidades indígenas, una práctica que se remonta al periodo colonizador. El pasado mes de marzo, la Fundación Nacional de los Indígenas (Funai) informó de que evangélicos de una organización con sede en Florida, EE UU, presionaron a sus miembros para obtener autorización de ingreso al Valle del Javari, junto a la frontera con Perú, un territorio que concentra a la mayoría de los grupos indígenas en aislamiento voluntario en Brasil. Este tipo de contacto está explícitamente prohibido por la Constitución brasileña y por la Funai. Además, la capacidad de respuesta del sistema inmunológico de las personas que viven en el entorno natural es aún más frágil que la de los grupos indígenas insertados en un contexto urbano.

En la visión cosmológica de estos pueblos, los ancianos son guardianes del conocimiento y de la organización social de las tribus. Desafortunadamente, los ancianos también son los mas comúnmente afectados por estas enfermedades y, por lo tanto, la identidad cultural de muchos grupos étnicos se pierde en este proceso de interacción con el exterior. Este momento pandémico se está cebando con los más vulnerables, lo que se extiente a todos los pueblos originarios de las Américas, con casos de contagio también entre los pueblos indígenas de Colombia, Venezuela, Bolivia, Perú y Ecuador, concentrados en su mayoría en la región de la selva amazónica. @mujndiario

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