La India alcanzó la cifra de contagios más alta en el mundo

Un paciente espera ser admitido en un hospital. / Atlas
Un paciente espera ser admitido en un hospital. / Atlas

El SARS-CoV-2, como es de esperar, está sufriendo un proceso de evolución darwiniana, dando origen a nuevas especies o cepas.

La India alcanzó la cifra de contagios más alta en el mundo

En el artículo La cepa de Manaos afecta a pacientes entre 19 y 49 años, publicado en MUNDIARIO, analizaba los virus, sus características, formas de prevención y sus mutaciones; estas últimas son las que suelen conducir a nuevas cepas, como la mencionada, que por su capacidad de contagio pueden llegar a colapsar al sistema de salud.

Los virus, son partículas infecciosas muy pequeñas que tienen la particularidad de actuar como si fueran un parásito, ya que necesitan infectar células de otros organismos vivos, como plantas, animales, bacterias -organismos unicelulares-, hongos o incluso al ser humano,  para reproducirse, donde van a utilizar todos los elementos de la célula huésped, de lo contrario mueren. Además, tienen diferentes formas o tamaños y pueden afectar diferentes tipos de células, por lo que van a producir diversas enfermedades. Por ser una entidad que carece de los elementos necesarios para formar una célula, necesitan infectar la célula de otro organismo vivo donde se multiplicarán, para luego infectar otras células vecinas y así extenderse por el organismo huésped; durante este proceso puede realizar cambios para mejorar su adaptación al medio en el que se encuentra, y es entonces cuando decimos que mutan. Estos cambios pueden incluir variaciones en sus proteínas, en la cápsula o alterar su información genética que se encuentra en una molécula de ácido desoxirribonucleico (ADN)  o en una molécula de ácido ribonucleico (ARN).

Los virus de ARN tienden más a los cambios en su carga genética y presentan tasas de mutación muy altas, pues carecen de ADN polimerasas, unas enzimas capaces de detectar y corregir los errores durante la copia; estos cambios o mutaciones se dan mientras el virus pasa de una persona a otra. También, cuando el virus invade a un huésped, este  trata de defenderse; por ejemplo, el ser humano, puede desarrollar anticuerpos que bloquean las proteínas exteriores del virus y así evitan que ingrese a sus células. En este punto, el virus busca evadir a estas defensas o encontrar otros huéspedes donde reproducirse (en cantidad y en velocidad) y, para ello, necesita cambiar sus características, o lo que es lo mismo va a mutar nuevamente. 

Como vemos, los virus evolucionan constantemente y lo hacen de forma muy rápida, lo que nos lleva a tener que modificar las herramientas terapéuticas; un ejemplo, es lo que sucede con la gripe estacional o el virus de la influenza, donde nos obliga a vacunarnos anualmente.


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Dentro de estos cambios, existen los pequeños o menores que producen variantes, pero cuando se produce un cambio mayor o sustancial comenzamos a hablar de una cepa. Cuando se forma una cepa aparece una nueva especie de virus; es decir, la estructura inicial cambia sus proteínas para poder parasitar en aquellos lugares donde antes no podía; en definitiva está sufriendo un proceso de evolución darwiniana; es decir, las especies cambian a lo largo del tiempo, dan origen a nuevas especies y comparten un ancestro común, sin ninguna intervención divina ("teoría de la evolución biológica por selección natural" del naturalista británico Charles Darwin).

De este modo, si lo llevamos al SARS-CoV-2,  podríamos explicar  el surgimiento de la cepa de Manaos que afecta a personas más jóvenes, ya que presentan un ambiente más favorable para su desarrollo dentro de la denominada segunda ola, y que está ocurriendo en algunas provincias de Argentina con resultados que hasta el momento nos hacen ubicar dentro de los países que peor han manejado la pandemia (Argentina se ubica en el puesto 51, de 53 naciones, en un análisis estadístico de la agencia Bloomberg; este “Ranking de Resiliencia” analiza diez parámetros diferentes de cómo han enfrentado esta crisis sanitaria provocada por la Covid-19 -únicamente Polonia, en el puesto 52, y  Brasil, en el 53, recibieron una peor calificación-).

Esta cepa, y por recordar algunos datos valorados por científicos del Comité de Crisis de la provincia de San Luis, es 2,5 veces más contagiosa que la cepa original y tiene la capacidad de reinfectar a las personas en una proporción que varía entre el 25 al 65 %; además, el 66,12 % de los pacientes que se diagnostican tienen entre 19 y 49 años (algo que en la primera ola no sucedió). A la vez, el número de infectados, comparados con la primera ola, es de hasta 6,3 veces mayor (en la primera ola de la enfermedad tenían un promedio de 100 contagios, mientras que actualmente existen semanas que varían entre los 500 y más de 600 casos diarios), lo que representa mayores complicaciones para el sistema de salud, ya que aumenta la necesidad de camas y aparatología.

La cepa de Manaos, junto a otras variantes circulantes, pueden generar nuevas variantes, por lo que es importante cortar el circuito epidemiológico de contagios con el fin de evitar males mayores. Un ejemplo, que nos muestra que no tenemos que bajar la guardia, es lo que sucede actualmente en la India, donde la situación está fuera de control, donde en los últimos dos días murieron más de 3.500 personas por jornada y se superó los 400 mil contagios ( la cifra más alta en el mundo), lo que ha llevado a que los hospitales rechacen a los pacientes por falta de insumos y camas, pudiéndose observar, en distintos medios imágenes propias de una película de terror, al llevarse cremaciones públicas y en grandes cantidades para los fallecidos, sin realizar ningún tipo de ceremonia o de rituales, algo que es una tradición en la cultura hindú, lo que nos lleva a imaginar, y hasta percibir, lo desgarrador de la situación. 

Con estos ejemplos, deberíamos reflexionar y tomar conciencia de la importancia de cumplir con los protocolos ya aprendidos, con el fin de cortar el ciclo epidemiológico del virus. @mundiario

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