¿Qué implica que la OMS ahora esté en contra de las cuarentenas a nivel mundial?

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Bogotá, la capital de Colombia, en medio de la cuarentena por la pandemia de coronavirus / AS.com
El confinamiento mundial está a punto de dejar de ser, si no es que ya dejó de serlo, un elemento del nuevo sistema de vida alterado, pues la dinámica humana ahora ha vuelto a su amplio nivel de movilidad.
¿Qué implica que la OMS ahora esté en contra de las cuarentenas a nivel mundial?

Luego de haber mostrado una posición férrea y radical en favor de confinar a la población mundial como una estrategia histórica y crucial para reducir el riesgo de la actual crisis existencial que enfrenta la humanidad con la pandemia de Covid-19, el organismo encargado de controlar, gestionar y suprimir ese pernicioso ciclo biológico derivado del azar del ecosistema, ha decidido dar un viraje en su política sanitaria. 

Y es que la Organización Mundial de la Salud (OMS) se ha mostrado ahora en contra de los confinamientos, conocidos en América como cuarentenas. Así lo ha manifestado David Nabarro, encargado de la autoridad sanitaria global para la gestión de la pandemia del coronavirus en Europa. El funcionario ha pedido a los Gobiernos que “no utilicen los confinamientos como método principal para controlar la propagación de la COVID-19, ya que las restricciones tienen un efecto muy negativo en la vida de las personas”.


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Esto implica que el foco de la OMS sigue estando en Europa como el principal territorio que potencialmente podría volver a convertirse en el epicentro mundial de la pandemia, lo cual lo llevaría a ser el primer continente en el planeta que retornaría a su estado, por segunda vez, como el mayor brote infeccioso de Covid-19 después de haber experimentado esa situación en marzo y abril tras haber pasado el brote de China a Italia, España, Alemania, Francia, y así sucesivamente. 

“Los confinamientos sólo tienen una consecuencia que nunca hay que menospreciar y es hacer que la gente pobre sea mucho más pobre”, ha comentado Nabarro, quien ha explicado también en qué momento de la pandemia estaba justificada esta medida de aislar a la población: “El único momento en el que creemos que un confinamiento está justificado es para ganar tiempo para reorganizar, reagrupar, reequilibrar los recursos y proteger a los trabajadores de la salud, pero en general preferimos no hacerlo”, precisó.

¿Segunda ola, nueva visión global de esta crisis histórica?

Por lo tanto, el enfoque de la OMS ahora posee el componente económico como un factor elemental en el análisis del control y los mecanismos de contención epidemiológica de la pandemia, pues aunque no toda la población mundial se infectará a corto o mediano plazo, sí será mucho mayor la proporción de casos de pobreza socioeconómica que los de Covid-19 debido a que el miedo instintivo al contagio a nivel mundial ha confinado a 3.800 millones de personas en todo el mundo, lo cual ha mermado la fuerza de trabajo, y por ende, la producción, la generación de riqueza, los intercambios de dinero, el consumo y el bienestar básico de la subsistencia de millones de núcleos familiares y sociedades.

“En el mes de marzo sí requería optar por un confinamiento severo de la población para organizarse frente a una pandemia inesperada. Sin embargo, en este momento, en la segunda ola de contagios no hay que adoptar esta misma medida, sino que los Gobiernos deben desarrollar mejores sistemas para controlar la propagación del virus y deben aprender unos de otros. Es preferible tener sistemas de rastreo y hospitalización para combatir la COVID-19”, ha asegurado Nabarro.

En este punto clave de la actual crisis mundial se ha entrado a una fase marcada por lo que ya se conoce como la ‘segunda ola’ de la pandemia. Esta percepción de la realidad podría reconfigurar las acciones, medidas y políticas aplicadas por los Gobiernos en la gestión de la crisis sanitaria, pues mientras el contexto sea interpretado como un segundo ciclo de contagios con brotes segmentados y no en una expansión más en bloque como ocurrió con el estallido de la pandemia en marzo, entonces no habría confinamientos masivos, sino selectivos o divididos por regiones y bajo criterios basados en proporción demográfica, nivel de aglomeramientos o celeridad de la actividad social. 

El representante de la OMS además ha expuesto cómo los confinamientos han afectado indirectamente a las economías más pobres del mundo. “Sólo mire lo que le sucedió a la industria del turismo en el Caribe, por ejemplo, o en el Pacífico porque la gente no está de vacaciones. Mire lo que les pasó a los pequeños agricultores de todo el mundo”, ha indicado Nabarro a la revista británica The Spectator.

El shock económico que hizo cambiar de opinión a la OMS

Claramente, los flujos de capitales a nivel mundial se han redireccionado desde la demanda global de consumo no esencial al mercado esencial de la alimentación y la medicina, pues por obvias razones son dos rubros vitales para la preservación del sistema de vida moderno, sobre todo en medio de la tercera pandemia más devastadora de la historia. 

“Hay que tomar en cuenta las consecuencias que van a provocar los confinamientos en los niveles de pobreza. Parece que podríamos duplicar la pobreza mundial para el próximo año y tener al menos una duplicación de la desnutrición infantil. Esta es una terrible y espantosa catástrofe global”, ha agregado el funcionario sanitario.

De hecho, los focos de crisis humanitaria mundial no solo están marcados por la acelerada pérdida de 45 millones de empleos en todo el mundo a causa de la parálisis de la actividad económica por el miedo global al contagio, según la Organización Mundial del Trabajo (OIT), sino también por la implosión de un umbral de miseria con 200 millones de personas en inseguridad alimentaria en todo el planeta. 

Nabarro aseguró que avala la tesis del director general de la OMS, Tedros Ghebreyesus, quien ya en agosto se mostró contrario a los confinamientos porque no considera que sean “una solución efectiva a largo plazo para cualquier país”.

Por lo tanto, el confinamiento mundial está a punto de dejar de ser, si no es que ya dejó de serlo, un elemento del nuevo sistema de vida alterado, pues la dinámica humana ahora ha vuelto a su amplio nivel de movilidad y funcionamiento solo con medidas de bioseguridad sin paralizarse, dado que apostar por el aislamiento social sería encaminarse a un vacío social y económico que colapsaría el paradigma de la subsistencia y el funcionamiento mismo de las naciones. @mundiario  

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