Los huevos tóxicos exponen la lucha de la UE por alcanzar la seguridad alimentaria

La seguridad alimentaria es una de las competencias básicas de la UE. / RRSS
La seguridad alimentaria es una de las competencias básicas de la UE. / RRSS

El desglose de la comunicación muestra que el sistema europeo de seguridad alimentaria sólo es tan fuerte como sus países miembros.

Los huevos tóxicos exponen la lucha de la UE por alcanzar la seguridad alimentaria

El escándalo en crecimiento sobre un insecticida tóxico encontrado en los huevos de 15 países de la Unión Europea está exponiendo alarmantes debilidades en los mecanismos para proteger a los europeos de los casos transfronterizos de intoxicación alimentaria.

La seguridad alimentaria es una de las competencias básicas de la UE, pero el creciente pánico sobre el Fipronil en los huevos durante las últimas dos semanas, subraya lo difícil que es para Bruselas controlar sus propias leyes si los países miembros mantienen ciertas cuestiones en secreto.

La lucha de la Comisión Europea por hacer cumplir sus propias normas y su debilidad en relación con los países miembros poderosos y las industrias nacionales fue evidente en la crisis de 2015 de Volkswagen, una que puso de relieve la dificultad de la Comisión para supervisar la aplicación de sus propias normas sobre emisiones.

El escándalo de los huevos, que parece haberse extendido desde Bélgica y los Países Bajos, está siguiendo una trayectoria muy parecida. El problema más evidente en esta crisis parece ser la comunicación, ya que Bélgica esperó hasta el 20 de julio para informar a sus socios europeos de la amenaza para la salud a través del Sistema de Alerta Rápida para Alimentos y Piensos (RASFF) de la UE.

Según la legislación de la UE, un país debe "notificar inmediatamente a la Comisión en el marco del sistema de alerta rápida" si tiene información sobre la existencia de un "grave riesgo directo o indirecto para la salud humana derivado de la alimentación humana o animal". Alemania estaba furiosa por la escasa comunicación de Bélgica, mientas las autoridades belgas ofrecían varias excusas por no haber emitido una alerta inmediata.

Una de las partes más preocupantes de la investigación es que no está claro por cuánto tiempo el propietario de la avícola había utilizado el Fipronil. Un legislador del Partido Verde belga publicó una factura que muestra que el propietario compró grandes volúmenes de Fipronil de Rumania en mayo de 2016, aunque no hay evidencia de que haya sido utilizado.

Por la omisión de informar Europa podría haber estado consumiendo alimentos tóxicos por más de un año. Es llamativo que un incidente que no tiene que ver con política pueda ser capaz de generar cuestionamientos hacia la Unión Europea, como ha comenzado a suceder entre algunos de sus miembros.

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