Los hombres hemos sido hasta ahora pasivos y condescendientes con la agenda feminista

Protesta contra la violencia de género. / nuevolaredo.tv
Protesta contra la violencia de género. / nuevolaredo.tv
La fecha conmemorativa del 25- N recuerda la necesidad de parar el mayor problema de derechos humanos que tenemos en toda Europa; la violencia machista.
Los hombres hemos sido hasta ahora pasivos y condescendientes con la agenda feminista

Aunque la mayoría de los hombres no somos machistas, una mayoría de nosotros no ha apoyado suficientemente la lucha contra la violencia machista ni los principales objetivos de la lucha feminista. Sobran pasividad, teorizaciones y cierta condescendencia hasta en los sectores más avanzados. Falta compromiso y ganas de apoyar esta lucha sin dirigirla.

La fecha conmemorativa del 25- N recuerda la necesidad de parar el mayor problema de derechos humanos que tenemos en toda Europa; la violencia machista. Parece absurda, en términos relativos, la preocupación por otras cuestiones secundarias cuando no estamos siendo capaces de parar esta catástrofe.

Sin duda existe una priorización legislativa, pero no presupuestaria. Hablemos claro. A la lucha contra la violencia machista lo que le hace falta es financiación suficiente, garantizada y blindada: dispositivos electrónicos para maltratadores, formación específica en violencia machista para jueces, abogados y policías y muchos más- y mejor dotados- juzgados especializados en violencia contra la mujer. También, en el ámbito menos cuantitativo y más cualitativo un modelo de educación en igualdad y una autorregulación mediática para no replicar los modelos machistas.

Pero permitidme que, por un día, recuerde que no todo en este campo depende del sector público, sino que requiere tambièn de la concienciación ciudadana, singularmente  la de nosotros, los hombres. La mayor parte de los hombres en nuestras sociedades no somos machistas. Pero, ante  un problema tan grave en la vida de más de la mitad de la ciudadanía, en la vida del género a lo que pertenecen nuestras madres y abuelas, hijas y nietas, parejas y amigas, estamos manteniendo una pasividad, cuando no indiferencia, por lo menos cómplice.

Intentaré poner ejemplos. ¿Cuantas veces intentamos entender los delitos de violencia machista a partir de las drogas, alcohol o  dolencias mentales y cuantas otras hacemos lo mismo con otros delitos violentos? ¿Cuantas veces somos tibios en el rechazo al discurso de criminalización del feminismo, somos tibios con el uso de la palabra “feminazi”? ¿Cuantas veces hombres que se tienen por inteligentes y progresistas  reprochan-reprochamos-  determinadas actitudes del feminismo?  “Flaco favor le hacéis al feminismo cuando decís que…”. No me digáis que no  habéis oído ese tipo de expresiones displicentes. ¿Diríais lo mismo del socialismo, del liberalismo democrático o del sindicalismo? ¿Cuantas veces somos condescendientes con la lucha de las mujeres en vez de ser sus cómplices?

Los hombres deberíamos reconocer que muchas veces nuestro desarrollo profesional-incluso algunas expansiones de nuestro tiempo de ocio- fue posible por la dedicación a los cuidados domèsticos y familiares de nuestras parejas, incluso de nuestras madres, hermanas o hijas. Muchos hemos disfrutado de privilegios personales sólo basados en nuestro sexo. Por eso es tan importante concienciarnos de esta realidad. Porque los hombres podemos hacer- tenemos que hacer- mucho más. @mundiario

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