La historia de Higuita aparece con el plebiscito por la paz de Colombia

El loco Higuita y el escorpión, editorial Bookolia./ Mundiario
El loco Higuita y el escorpión, editorial Bookolia. / Mundiario

‘El Loco Higuita y el escorpión’ es el primer libro de la colección Gol o penalti, once libros que cuentan historias de jugadores que tienen como denominador común el fútbol.

La historia de Higuita aparece con el plebiscito por la paz de Colombia

‘El loco Higuita y el escorpión’ es un libro infantil que llegó a mis manos de la manera menos esperada y puedo decir ¡sorpresiva!, en plena campaña del plebiscito por la paz colombiano.

Mientras Colombia estaba dividida en dos: unos por el Sí, otros por el No. Los connacionales en Madrid trabajaban en jornadas maratónicas por la campaña del Sí, con el apoyo de varias instituciones que colocaban en ese momento el país latinoamericano como ejemplo de perdón internacional, tras más de cinco décadas de guerra, con la firme esperanza de que el 2 de octubre, el resultado fuera Sí.

En uno de los numerosos eventos que se desarrollaron en la Comunidad de Madrid, el Ayuntamiento de San Sebastián de los Reyes abrió una de las salas para que las personas interesadas pudieran ver en directo la firma de la paz que se estaba produciendo en Cartagena de Indias (Colombia) el 26 de septiembre. Como no podía ser de otra manera, la vocación periodística, el instinto patriótico y una conexión que va más allá de ser colombiana, retumbaban en mi consciencia con las palabas: debes estar allí, sí o sí.

Cogí las herramientas que siempre me acompañan: agenda, bolígrafo, grabadora y por supuesto, la cámara fotográfica. Desde la estación de Plaza Castilla el autobús número 156 me dejaría en frente del Ayuntamiento. Sin embargo, el reloj iba adelantado porque llegué dos horas antes de que diera comienzo la jornada. Razón que motivo mi búsqueda por la biblioteca más cercana de la localidad. Cuál es mi sorpresa y alegría: ¡estaba en frente del Ayuntamiento!

Un edificio de dos plantas con una puerta peculiar, porque al atravesar las rejas negras recordé las historias medievales de caballeros, e inevitablemente mi rostro esbozó una sonrisa de complicidad con el ser interior que convive conmigo. Una vez dentro y en conversación con el bibliotecario:

–¿Puedo acceder a un ordenador?

–¿Tiene el carne de la biblioteca?

–El rojo, de la red de la Comunidad de Madrid.

–No, debe ser el de aquí, el de nuestra biblioteca.

–No lo tengo –respondí con la cabeza–. Pero, solo voy a estar un par de horas aquí porque no vivo en esta localidad.

–Ok. Puede sentarse en los ordenadores de esta planta, le pondré una hora de internet –aunque realmente no necesitaba, solo quería escribir–.

Sumergida en la historia que estaba escribiendo, se acerca un señor, no tan joven, pero mayor tampoco, quien me pregunta qué estaba escribiendo con tanta energía. Empecé a contarle por qué estaba allí y sobre el plebiscito por la paz. En seguida, él pregunta: ¿eres periodista? Asentí, una vez más, con la cabeza.

Inmediatamente comienza a contar la historia sobre el deportista colombiano René Higuita. Mi cara fue de sorpresa -este señor sabe mucho de Higuita-. A continuación, saca un libro: ‘El loco Higuita y el escorpión’, me lo entrega con una frase que repitió más de una vez en nuestra breve conversación, “este libro es un homenaje a Higuita. Intentamos contactar con él en muchas ocasiones, pero no fue posible. Léelo”. Empezó a escribir algo en la portada, pensé que una dedicatoria. Pero no, solo eran sus datos profesionales.

Llegó el momento de abandonar la biblioteca, tenía que ir al salón que trasmitiría el acontecimiento histórico. Como era de esperarse, con un sin número de gracias por tan amable gesto (nadie me había regalado un libro sin conocerme y sin motivo alguno) y con dos besos clásicos de la idiosincrasia española acompañaron mi discurso de despedida.

Cruce la plaza, entré al salón, una pantalla azul y camisetas blancas eran el telón de bienvenida. Procedí a sentarme -encapsulé el momento previo en la memoria- y entrar de nuevo en la orbe del plebiscito, en donde las agujas del reloj con su tic, tac, no dejaban de recordar que en 6 días se ejecutaría. Todas las fuerzas estaban concentradas en motivar a los connacionales a votar, eran válidos todos los recursos: Facebook live, Twitter, la música, los flyres, etc., este sería un día histórico para Colombia. Y sí, lo fue.

Al terminar la jornada, recorrí los pocos metros a la parada de autobús, volví a casa y empecé con René Higuita –Colombia siempre presente-, para mi sorpresa: un libro infantil.

A medida que pasaba las hojas -gruesas, muy gruesas-, mi mente evocaba imágenes de infancia: doña Magola –mi abuela- pegada a la televisión –sin volumen- viendo los partidos del Atlético Nacional y gritando ¡gol, gol, gol!, en sintonía con el narrador de la radio, como una cronista deportiva. Sin imaginar, que ese futbolista de cabello ensortijado sería capaz de hacer esa locura en pleno campo deportivo. ¿Saben de qué hablo? Sí, del famoso “escorpión” de Higuita, que lo catapultó a nivel internacional ese 6 de septiembre de 1995, en el partido amistoso Inglaterra Vs Colombia.

Quién lo iba a decir, Higuita aparece en medio del plebiscito por la paz. Habrá sido una señal ¿de qué? ¡Los sueños sí se pueden hacer realidad!, si no pregúntenle a René, seguro que en su infancia no imaginó que sería reconocido a nivel internacional, y menos que después de más de una década retirado del fútbol, un pueblo de la Comunidad de Madrid escribiera un libro en su honor y poniéndole como ejemplo para los niños que aman este deporte.

Una historia de vida, cultura, sociedad y pasión, de un hombre que lo dio todo por su vocación. Contada para atrapar al público infantil y seguro que a más de un adulto evocará recuerdos escondidos en la memoria. 

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