Hispanoamérica o Latinoamérica, ¿cuál es la locución más acertada?

Hispanoamérica.
Hispanoamérica.

Lo más apropiado sería el uso del término Hispanoamérica para referirnos a los antiguos dominios ultramarinos españoles, o Iberoamérica si consideramos igualmente el territorio brasileño. ¿Por qué?

Hispanoamérica o Latinoamérica, ¿cuál es la locución más acertada?

¿Por qué señalo que lo adecuado sería la utilización de Hispanoamérica? En primer lugar y lo más evidente, porque el sustrato cultural que sobresale en este ámbito geográfico es el español. Pero, ¿cuál es el origen de esta práctica? Se difunde por la hábil y exitosa acción propagandística realizada por la Francia de Napoleón III y ulteriores gobiernos de la III República en el circuito internacional. ¿El objetivo? Diluir la influencia y raigambre española en la región. Recordemos el creciente interés galo por los mercados americanos en este período, reflejados en la paradigmática acción francesa en México para instalar a Maximiliano en el poder, o la realización del Canal de Ferdinand Lesseps en Panamá. 

Mientras todo esto acontecía, la reputación española declinaba gradualmente en tierras americanas, envuelto el país, en un lento y conflictivo proceso de reconocimiento diplomático con las jóvenes repúblicas americanas (se había iniciado con México en 1836 y no concluiría hasta fines del XIX).

Por tanto, es un vocablo que en su origen pretende subestimar el elemento hispánico en América, pero además encerraba un componente racista, inherente al darwinismo social propio de la época. Atiende a una exacerbación del pueblo francés que como “raza latina” quería reivindicarse ante el vigor y el empuje de la “estirpe” anglosajona y germana. Las naciones del sur de Europa se encontraban en un estado de convulsión general tras sufrir importantes reveses en este último tercio del siglo XIX. No solamente España tuvo su crisis finisecular, Francia había sido humillada en Sedán y Fashoda por alemanes e ingleses (1870 y 1898), Italia sorprendentemente vencida en Adua por los etípoes (1896) y Portugal confrontada en África con Gran Bretaña, salía maltrecha tras la Crisis del Ultimátum (1890). 

En definitiva, la difusión francesa de esta voz con objeto de minimizar la influencia española en el continente americano, sumado al manifiesto componente racial que encerraba en su origen, son las motivaciones que me hacen defender con orgullo los términos tan denostados y supuestamente “trasnochados” de Hispanoamérica e Iberoamérica.

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