¿Qué hacer con los niños durante las largas vacaciones de verano?
Una pregunta que se hacen muchos padres cada año.
Finaliza el curso: alegría para los más pequeños, llegan las vacaciones, y preocupación para muchos padres, que han de compatibilizarlas con su trabajo. Talleres, campamentos, cursos de idiomas y otras actividades son la solución, además de los siempre disponibles abuelos.
No abundan los talleres dedicados a fomentar en los niños la lectura, redacción y soltura dialéctica u oratoria, pese a ser básicos para su desarrollo personal e intelectual; pues potencian su capacidad para comunicarse con los demás o, dicho de otra forma, para transmitir conocimientos, información y sentimientos. Y esta carencia se da, valga la paradoja, en la sociedad de la comunicación.
Los más pequeños practicarían la lectura compartida con un adulto, para iniciarse en ella, captar el sentido de la historia leída, conocer el significado de palabras nuevas, elegir libros y aprender a crear una biblioteca.
Jugar con las palabras poniendo texto a cuentos que sólo tienen imágenes, sopa de letras, palabras encadenadas, sinónimos y antónimos, crucigramas, ideogramas, nombres de individuos de un colectivo, y otros muchos juegos posibles.
La memorización de sencillos poemas y su posterior recitado, fomentaría la memoria –con muy pocos adeptos hoy- y les haría perder esa vergüenza tan frecuente en algunos niños cuando son centro de atención de los demás.
Un paso más sería el teatro, que les ayudaría a trabajar en equipo –actores, director, diseño de vestuario y escenario, iluminadores, etc.- y a mejorar su comunicación verbal y corporal.
Aprendizaje y explicación del significado y origen de adivinanzas, refranes, dichos y coplillas, para despertar su imaginación y capacidad de análisis.
Redacción, sobre un tema líbremente elegido, con especial cuidado de la sintaxis, lenguaje utilizado, imaginación, creatividad, expresividad, ortografía.
Todo esto puede hacerse de forma divertida y simultánea con actividades deportivas, contacto con la naturaleza, música, idiomas, juegos, etc.
Debemos trasladar a los niños la magia del lenguaje, que nos permite crear millones de palabras y frases combinando las letras del abecedario, para comunicarnos con los demás; hecho tan fascinante como el resultado de mezclar las siete notas musicales.
Enseñemos a los niños a convertirse en magos que transformen letras, palabras y frases en sentimientos, información y conocimientos, para sí mismos y para los demás.
¡Todos a jugar con las palabras!. @mundiario