'La habitación oscura', una tensa novela crítica, desnuda claridad y desencanto social

La habitación oscura, de Isaac Rosa, Editorial Seix Barral
La habitación oscura, de Isaac Rosa, Editorial Seix Barral

Huída hacia adelante, este desahogo sexual de un grupo despersonalizado por el consumo se practica en una oscura cámara cuyo final es la desolación de una quimera.

'La habitación oscura', una tensa novela crítica, desnuda claridad y desencanto social

Isaac Rosa escritor es testigo literario comprometido con su generación, sevillano nacido en 1974. Su primera novela publicada fue La malamemoria (1999), años más tardes la vuelve a editar como ¡Otra maldita novela sobre la guerra civil! (Seix Barral, 2007) Mas su impacto en la escena literaria de la nueva generación se debe a  El vano ayer (Seix Barral, 2004), galardonada en 2005 con el Premio Rómulo Gallegos, el Premio Ojo Crítico y el Premio Andalucía de la Crítica. A la cosecha literaria de Isaac Rosa se suman la obra de teatro Adiós muchachos (1998), la narración El ruido del mundo (1998) relatos publicados en diversos medios, antologías, coautor del ensayo Kosovo. La coartada humanitaria (2001). Traducida a varios idiomas. La más reciente noticia,  El vano ayer pasará, según mi criterio su mejor novela hasta la fecha seguida de El país del miedo, próximamente pasará al cine de la mano de Andrés Linares bajo el título La vida en rojo.

La Habitación oscura continúa la misma línea de exposición y denuncia que conquisto con El vano ayer retrato de la sociedad que su generación vivió con agudo sentido crítico sobre cómo su tiempo transcurrió, inalterable a un constante desencanto de la sociedad. De forma que expone la agitación universitaria de los años sesenta en un planteamiento sobre el franquismo y la memoria sentimental de las anteriores generaciones y los mohosos tópicos sentimentales sobre la dictadura. Tres años más tarde con El país del miedo desde un espacio imaginario representa la realidad social que desde años se vive y padece. En 2011 con La mano invisible aborda el mundo del trabajo que en un tiempo de denominó proletariado. Una explotación invisible de control absoluto en las labores a realizar por orden del Gran Hermano literariamente incorporados a los sistemas de explotación más refinados.

La novela reciente es otro capítulo generacional de aquellos nacidos en los setenta que deciden crear un refugio en un sótano con total ausencia de claridad, ventanas cegadas, cortinajes para practicar en absoluta oscuridad satisfacciones, nuevas formas de relacionarse. Experiencia de desafuero y placeres, donde los cuerpos anónimos del grupo, giran y trajinan sus contactos con absoluta libertad, intentando desligarse de la vida cotidiana que los acosa y golpea, desencanto de una generación que se dejó manipular dentro de la ficticia abundancia del bienestar hasta que el escaparate que lo sostenía se fue desplomando. Por medio de un narrador colectivo el lector va percibiendo lo que ocurre por las oscuridades de la habitación en este viaje atrás lleno de frustraciones, la suman de la derrota de una edad perdida que no prestó oídos a las experiencias de las anteriores, sin percibir y reconocer que eran meros alienados y explotados, hasta que las circunstancias reales y crueles de sus críticas situaciones económicas quitó la venda de sus ojos, víctimas de la crisis provocada desde arriba, esa que no perdona ni a los que más alienados y fieles, porque para el poder absoluto, todos pertenecen a los de abajo, aunque muchos cayeron en el espejismo de los abalorios de la sociedad de consumo.

Llegaron tarde a descubrir su propia realidad social y política, las componendas de la tiranía establecida, la desmemoria de los partidos políticos de izquierda, degeneración cómplice. Es lo que se interrogan ellos así mismo tras el descalabro y desencanto, mostrando una actitud antitodo que solo conduce a un callejón sin salida, a la habitación oscura de las “libertades” efímeras del desahogo. “Son estafadores porque se han estafado a sí mismos” expresa el autor. “Los nacidos en los setenta no tienen, como dices, nada de heroico: ni experiencia propia ni memoria de lucha, lo cual los hace incapaces de organizarse”, por lo que resultan ser esclavos de sus propias circunstancias, de Lo que han aceptado con euforia dilapidadora. Puesto que: “A esta generación le cuesta responder, porque ha sido educada en unas promesas que no se cumplieron”

Estamos, dentro de su línea literaria ante un planteamiento distinto a las anteriores novelas, la reflexión que expone Isaac Rosa es el compromiso con la clase explotada en La habitación oscura “la responsabilidad del autor con su propio tiempo. Creo que a lo largo de los años de democracia previos a la crisis, los creadores, llamémosle novelistas, escritores, cineastas… hemos sido bastante irresponsables”, duro y claro alegato, que en el fondo continua siendo una responsabilidad. Evolución de un autor capaz de adelantase con la autocrítica planteada desde un nuevo desafío literario que araña en la realidad social de un país esclavo de sus propias circunstancias en plena claridad del día a día.

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