Habitación 300: Crímenes a la humanidad por todas partes en la hora de la siesta

Ilusión óptica.
Ilusión óptica.

Hacer rostro MILITAR coloquial: 1. Resistir al enemigo. 2. Oponerse al dictamen y opinión de otro: hace rostro a los consejos de sus padres. 3. Tolerar con constancia las adversidades y trabajos que amenazan. 4. Admitir o hacer señales de aceptar una cosa. Asentir

Habitación 300: Crímenes a la humanidad por todas partes en la hora de la siesta

Recuerdo cada una de las instantáneas del álbum familiar, las situaciones, los demás pidiéndome esa sonrisa que no me gustaba sacar, los momentos aberrantes en los que decidieron sacar una foto y recuerdo ahora, al mirarlas, lo muy intencionadas que eran.

También me acuerdo de que me tapaba la nariz al reírme para no enseñar los dientes y lo poco que me gustaban las fotos. Aunque todos los chavales andaban a por mí, yo me sentía muy poquita cosa, muy poco mayor, y las cosas de los mayores me gustaban poco.

"Sabe, ella sabe bien”, comentaba la familia mientras yo hacía que jugaba. Ellos sabían que hablaba, pero no que pensaba, aunque yo no sabía lo que pensar.

¿Qué es el rostro sino un aspecto de la personalidad? Yo intuyo el mío en los encuentros visuales, en los que miro a las cejas si estoy en trance y a los labios cuando me hablan, como si fuese sorda. Debí de ser muy sorda para no saber de sus intenciones.

Creo que todos saben que no me quiero, se burlan de mi desamor y se atreven a despreciarme según sus propios complejos, soy una especie de terapia para patanes y cerdas domésticas.

No sé por qué no me reconozco en todas las imágenes, es un fenómeno entre biotecnológico y depresivo. A veces me veo fea feísima y no lo digo, hasta que nadie dice nada y supongo que estoy bien.

“Haz así”, “mira para allá”, me decían, aunque no les valiese en verdad el resultado, puesto que yo no sabía que me estaban humillando.

No tengo ningún problema de la vista, he resuelto incluso problemas de la Química, pero no me atraen el objetivo ni las relaciones. Sólo me veo por dentro. Una vez vi incluso gris, materia gris, con ojos híbridos.

Pero no se ha discutido mi belleza sino mi posible humanidad, ese aspecto verbal de la escatología que a todos les funciona cuando no hay cámaras. Nunca culpé a nadie de nada, nunca osé poner una denuncia… A la contra, se me acusó de mil ocurrencias de mentes acomplejadas. Y funcionó.

Sigo, la verdad, sin entender al ser humano. Nadie me da más datos.

Una vez dibujé un retrato robot de esta humillación que podría ser una obra de arte que alguien colgase en su salón. Esto fue algo así como una lección de la vida.

¡Quizás fue por aquella foto en la sala de cuando empecé a andar! La guardaban en el cajón, siempre me dijeron que la hinchazón de mi frente había sido un tropiezo y me tomaron la foto porque parecía borracha. Supongo que, tras aquel golpe, aprendí a posar, a callarme, a obedecer y a sentarme a mirar la tele.

Aprendería que la imagen no vale más que mil palabras, sino la compra del supermercado… @mundiario


 

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