El futuro: información, red y locura comanche

Graffiti atribuido a Banksy. / Mundiario
Graffiti atribuido a Banksy. / Mundiario

El futuro es una mezcla de almacenamiento, interrelación y apetitos emprendedores… aunque de comanches aislados.

El futuro: información, red y locura comanche

“La cantidad de información digital representaba 800.000 gigabytes en el 2009 y hasta el 2020 se multiplicará por 44 ¡cada año!”, afirma en La Vanguardia José Luis Solla, director regional de EMC. Pero agrega además “que antes el almacenamiento se consideraba un periférico, pero ahora la información es el centro” del sistema, “pero para que sea útil debe interrelacionarse”. Y este aspecto -según las citadas declaraciones, estaría unido con el concepto que la innovación proviene “de los bordes del sistema”. Podríamos decir, desde las tribus comanches que lo tienen todo perdido y reaccionan con la búsqueda de creatividad y esfuerzo, algo que las grandes corporaciones no pueden asumir por sus rígidas estructuras.

De lo cual diríamos que el futuro es una mezcla de almacenamiento, interrelación y apetitos emprendedores… aunque de comanches aislados. Tal vez, podríamos agregar que el fuerte empuje del fenómeno de la virtualización es producto de la consolidación que nos trajo “situaciones en las que cada vez que alguien dentro de la empresa quería alguna prestación, había que provisionarle una maquina”.

No hallamos ante la desaparición del mundo físico –el plástico del ordenador propio se envilece-, y en las cuales, siguiendo con nuestra metáfora, las diferentes tribus están sometidas al reagrupamiento virtual. Se ha destapado “la civilización virtual”. Le podríamos llamar back-up+red+emprendedores.

El lujo narcisista de los 80, definido por ¡este ordenador de miles de Euros es mío!, está dando paso a las técnicas de gadget, tabletas, aparatos diminutos conectados, o chip que envían órdenes desde neveras, instalaciones, etc., y que funcionan sin más soporte que sus propias iniciativas, a las que definiríamos como, un tanto esquizoides, automáticas y emocionales. Es un mundo de constantes Bit que se retroalimenta, dirá al respecto José Luis Solla: “las máquinas virtuales tienen una molesta peculiaridad: cada vez que se restaura información, la reproducen de manera repetitiva por razones de seguridad”.

Eso también decimos nosotros… ambigüedad repetitiva y densa red. Un futuro plagado de emociones, algunas víricas, otras de soft y… meta-espirituales de origen humano.


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