Francisco Narla publica su nueva novela histórica, Donde aúllan las colinas

Donde aúllan las colinas/ Planeta
Donde aúllan las colinas/ Planeta

Nos encontramos ante la mejor obra de Francisco Narla por la brillantez de su lenguaje, por el mensaje moral y por su innovación formal dentro del género de la novela histórica.

Francisco Narla publica su nueva novela histórica, Donde aúllan las colinas

Sin duda, estamos ante la mejor obra de Francisco Narla hasta ahora. Voy a ser práctico en esta ocasión y diré claramente por qué Donde aúllan las colinas, publicada por Planeta, es una de las mejores novelas históricas que he leído estos últimos años.

1) Narla demuestra que tiene una voz singular y que tiene asimilada toda una escuela de escritores clásicos y contemporáneos excepcionales, desde Dickens hasta Delibes; 2) La novela muestra un manejo notable de registros coloquial y culto creando un regusto continuo por el lenguaje que roza lo poético; 3) Narla transciende la crisis del propio Imperio Romano para construir una fábula moral de nuestro tiempo, de la violencia como banalidad así como de una empecinada manera de destruir el entorno, símbolo de nuestra particular y colectiva autodestrucción al frivolizar con la importancia de la naturaleza; 4) Fragmentación episódica, intensidad descriptiva y un vocabulario exquisito matizan esa perversa intromisión del hombre en el mundo animal; 5) Narla puede ser previsible a veces, pero la idea que desarrolla a lo largo de una delicada y sutil secuenciación indican que Donde aúllan las colinas es una fábula en la que los verdaderos depredadores son los hombres, arrastrados a un limbo emocional por una sed de venganza y por una necesidad continua de corromperse.

A diferencia de Assur o Ronin, encuentro en este relato que la aventura pasa a un segundo plano para arraigar en  una forma preciosista e hipnótica en el lenguaje donde la belleza de las palabras destaca sobre otros aspectos narrativos. Y eso es un gran logro que lo diferencia de otros novelistas que no arriesgan en nada.

Narla demuestra un interés por innovar desde las elipsis y los pasajes de contención narrativa para que el lector experimente la lectura como una impresión, como un imborrable fresco, de una naturaleza que es capaz de rebelarse contra el hombre.

Narla apuesta por una versión fiel de esa máxima fatalista del hombre como lobo para el hombre. Y así sucede que la narración es la historia de un lobo que quiere vengar la muerte de su hembra y su camada, un particular enfrentamiento que lo conducirá hasta esa Loba corrupta y en declive donde el asesinato es una moneda de cambio.

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