La caridad y buenos sentimientos no solucionarán la crisis migratoria

Migrantes a bordo del Aquarius. / Twitter
Migrantes a bordo del Aquarius. / Twitter

El traslado de migrantes desde África a Europa no solucionará su problema y agravará el nuestro y el suyo porque se irá recortando las ayudas a sus países de origen.

La caridad y buenos sentimientos no solucionarán la crisis migratoria

Cuando era niño me obligaban a comer todo lo que había puesto en el plato y me decían que pensase en el hambre que sufrían los niños chinos. Nunca entendí cómo lo que yo comía alimentaría a los pobre chinos y siempre me pareció más sensata la recogida de fondos en aquellos días del Domund recaudando dinero para enviarles comida. Hoy han pasado muchos años y tampoco entiendo que la manera de ayudar a las personas en grave situación de pobreza -500 millones de indios, 800 de chinos o 1.000 en África- sea crearles vanas ilusiones. La India y China tiene hoy recursos suficientes para resolver sus propios problemas, India por ser el país del mundo con mayor número de inmensas fortunas, y China porque está en la misma senda de fabricar multimillonarios. Ninguno necesita que los países desarrollados les aportemos el 0,7% de nuestro PIB.

La ayuda que les dedicamos desde Occidente agrava aún más este problema  humano ya que parte del dinero es simplemente para pagar a países fronterizos que pueden cortar ese flujo humano, como Marruecos, Túnez...

Los únicos que por mucho que repartan seguirán igual son los llamados subsaharianos, esa población negra que inicia largas travesías de miles de kilómetros de desiertos, selvas y mares para cumplir un sueño que tuvieron viendo televisión, internet, o simplemente de oídas porque aquellos pocos casos que les ha ido bien lo cuentan, otros se lo inventan y la mayoría que les ha ido mal lo callan porque mejor morir que volver fracasados hundiendo el honor de la familia.

Muchos morirán en el camino, otros caerán en manos de mafias que les obligarán a pagar cuantiosas deudas trabajando como manteros, pidiendo limosna con La Farola en la mano a la puerta de iglesias o supermercados, robando o prostituyéndose, mientras que otros, asumiendo la realidad saben que la única forma que tiene una probabilidad de integración en nuestra sociedad es enviar a los hijos, incluso bebés, solos porque esperan para ellos una educación y un trabajo digno. Esta última alternativa es la que da una idea mayor del sufrimiento que puede soportar una madre por dar un futuro a sus hijos. Cierto que hay casos tan dramáticos que simplemente llegar a un lugar donde la salud es un derecho del ser humano y la enseñanza también, con una manta y un trozo de pan en la boca ya son felices, pero una vez recobradas las fuerzas seguirán su camino hacia la Europa donde hay trabajo siendo el saldo migratorio pequeño en nuestro país y si aumenta, especialmente el musulmán, es porque en lugar de un hijo o dos tienen cuatro o cinco. Aún así también allí el trabajo se acaba, los que se afincan son muy pocos y no se les ve un final feliz en un momento donde Occidente incrementa vertiginosamente la robótica y la informática hasta el punto de que la mano de obra sobra y solo se demanda gente muy preparada que han realizado un gran esfuerzo durante 20 años de preparación.

La ayuda que les dedicamos desde Occidente agrava aún más este problema  humano ya que parte del dinero es simplemente para pagar a países fronterizos que pueden cortar ese flujo humano, como Marruecos, Túnez o Libia, otro acaba en manos de ONGs que fletan barcos para traer más y más inmigrantes, y otra parte se dedica a a llevar medicinas, vacunas y alimentos que han logrado duplicar al esperanza de vida de varios países por lo que los 1.200 millones de personas que habitan África se espera se dupliquen en unos años. La sociedad evoluciona más lentamente que la tecnología y no les da tiempo a asumir que si la esperanza de vida se dobla la natalidad debe reducirse a la mitad. No se ve solución fácil ni de aplicación inmediata pero una cosa es segura, traerse los 1.000 millones de africanos que quieren venir a Europa no es viable ya tampoco parece muy útil que abandonen sus hogares los mejores, los más fuertes, los más sanos, los más decididos, para acabar alimentando mafias o calmar conciencias de gente con buen corazón pero poca visión de futuro. 

La sociedad evoluciona más lentamente que la tecnología y no les da tiempo a asumir que si la esperanza de vida se dobla la natalidad debe reducirse a la mitad

Quizás abría que crear allí unas condiciones dignas de vida sin regalarles nada, empleando el dinero en crear actividades, construcciones, infraestructuras o servicios que permitan tener un salario. Tendríamos que buscar la solución a sus problemas de subsistencia en el desarrollo de sus naciones aunque sepamos que los flujos migratorios existirán siempre, pero orientados hacia países donde haya una demanda de trabajadores. Parece difícil ayudar a un desarrollo más rápido del tercer mundo pero si analizamos lo que cuestan las guerras que en África financian Irán, Rusia, Estados Unidos o Arabia Saudita entre otros, veremos que el gasto se puede emplear mejor en crear que en destruir, en hacer puentes, carreteras o acueductos, que en probar nuevas y costosas armas, en llevar la democratización en lugar aupar dictadores. @mundiario

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