El fin de la doctrina Parot: ¿Hay delincuentes que no deberían salir nunca de prisión?

Tras la derogación de la doctrina Parot se están excarcelando delincuentes condenados por delitos muy graves
Tras la derogación de la doctrina Parot se están excarcelando delincuentes condenados por delitos muy graves.

Tras la derogación de la 'doctrina Parot' por el Tribunal de Derechos Humanos de Estrasburgo, prosigue el debate sobre el cumplimiento íntegro de las penas y la prisión perpetua revisable.

El fin de la doctrina Parot: ¿Hay delincuentes que no deberían salir nunca de prisión?

Asistimos a un debate sobre el cumplimiento íntegro de las penas o sobre la prisión perpetua revisable, tras la derogación de la llamada “Doctrina Parot”, por el Tribunal europeo de derechos humanos de Estrasburgo y la consiguiente puesta en libertad de cierto tipo de delincuentes: terroristas, delincuentes sexuales multireincidentes y psicópatas, juzgados bajo el Código Penal de 1973 y cuya excarcelación povocado una gran alarma social. ¿Son realmente reinsertables en la sociedad este tipo de delincuentes?

 

Independientemente del fenómeno terrorista, cuyos execrables crímenes han conmocionado a la sociedad española durante 40 años, pero cuyas motivaciones obedecen principalmente a un fanatismo casi sectario, donde se prioriza una determinada causa por encima de la vida humana y una vez cesada su actividad armada, los miembros de la banda terrorista pueden llegar a reconocer la inutilidad de sus crímenes y el daño a las víctimas (caso de ETA Político Militar o algunos históricos terroristas con delitos de sangre, como Soares Gamboa, Andoni Alza, Iñaki Rekarte…), existe otra serie de delincuentes que también se han puesto en libertad y cuyas dudas sobre su reincidencia son muy altas. ¿Existe fundamento para ello?

Recientemente en otro artículo titulado "¿Quién puede matar a un niño?" hablamos en MUNDIARIO sobre las características de la personalidad psicopática. Comentábamos que no todos los psicópatas son delincuentes y que incluso muchos estaban integrados y valorados socialmente. A pesar de ello, las características definitorias de la psicopatía, como la impulsividad, versatilidad criminal, impulsibilidad y falta de empatía y remordimientos hacen que la relación entre violencia y psicopatía sea clara. Esto ayudaría a explicar porque los psicópatas representan sólo un uno por ciento del total de la población, pero constituyen un 25 por ciento de la población reclusa.

Dentro de la psicopatología criminal, podemos encontrar un determinado tipo de psicópatas como Eichmann, capaces de matar a miles de personas “porque era su deber” y cuya ausencia de pensamiento crítico e incapacidad para reflexionar sobre sí mismos y verse tal como son, comparten muchos terroristas; pero también un determinado tipo de criminal depredador cuyas disfunciones prefrontales evidenciadas en los TEP (Tomografías de emisión de positrones), son indicadoras de cierto determinismo biológico hacía la violencia, tal y como evidencia el profesor Adrian Raine en sus estudios. Estos estudios han demostrado mediante técnicas de neuroimagen, que el cerebro de este segundo grupo de criminales son funcionalmente distintos de los cerebros de las personas normales.

Riesgo de reincidencia
Para especialistas como el profesor Hare, la propensión de los delincuentes psicópatas a comportarse violenta y agresivamente para disminuir muy poco con la edad. Utilizando la escala de Calificación de Psicopatía de Hare (Escala PCL-R), se ha constatado que al cabo de tres años, la mayor parte de los que tenían puntuaciones altas (los psicópatas) habían ingresado de nuevo en prisión, frente a la mayoría de delincuentes con puntuaciones bajas (los no psicópatas) que continuaban en libertad. Al cabo de ocho años la tasa de reincidencia de estos delincuentes psicópatas (Serin y Amos) era de un 40 por ciento frente a un 10 para los no psicópatas.

 

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