El Ficcionario dicta el tema 6: La moral sexual en la Unión Soviética

Imagen de Valeri Barikin.
Imagen de Valeri Barikin.

Varias generaciones de soviéticos vivieron su sexualidad sin intimidad, engañados por la amenazadora propaganda médica, con la tensión de sentirse siempre vigilados y buscando alivio en la aglomeración del transporte público.

El Ficcionario dicta el tema 6: La moral sexual en la Unión Soviética

Llega este Ficcionario con el propósito de desmontar la leyenda construida por los estudiantes en torno al número seis, de destapar algunos trapos sucios del fútbol americano y de contar algunas de las miserias de la vida sexual durante el régimen comunista de la URSS.

síxmico. Dícese del movimiento producido por un terremoto que ha alcanzado 6 grados en la escala de Richter (que, en justicia y por igual, también tendría que serlo de Beno Gutenberg). Equivale a un seismo.

sixtema. (angl.). 1. Conjunto ordenado de seis elementos. Un semestre es un sixtema temporal. 2. El tema seis.

sixtemáticamente. (angl.). Forma de estudiar que consiste en aprenderse sólo el tema 6. Y probar suerte... Por principio, hay que desconfiar del estudiante que asegura estudiar sixtemáticamente.

skyn head. Cabeza rapada que, al morir el cuerpo y desprenderse de él, ha subido al cielo. Aunque en tales condiciones, sin piernas que apoyar, tendrá problemas para sentarse a la derecha del Padre.

sobhornar. Conseguir mediante dádivas o regalos efectuados al encargado de una tahona que el horno sí esté para bollos.

sobiético. Modo de manosearse o sobarse conforme a los principios de la ética marxista-leninista. Una moral denunciada de modo rotundo y contundente en el libro La vida sexual en la Unión Soviética (1979), publicado por el médico endocrinólogo Mijail Stern tras salir de un campo de concentración donde la represión estalinista lo había condenado a trabajos forzados. Dejando a un lado el breve y exaltado periodo inicial, puede decirse que la moral sexual en la URSS fue muy rígida y estricta hasta la llegada de Gorbachov y la perestroika a mediados de los 80. El nuevo código de conducta que implantó la Revolución impedía, al menos oficialmente, la práctica abierta del sexo, considerado en un principio como una necesidad fisiológica comparable al comer o al dormir. Con Lenin en el poder, toda muchacha a partir de los 18 años era declarada propiedad estatal. En algunas regiones las mujeres solteras tenían la obligación de registrarse en la Oficina del Amor Libre y escoger como pareja a un hombre entre 19 y 50 años de edad. O ser escogidas, incluso al margen de su voluntad. La descendencia resultante de estas uniones también se consideraban propiedad del Estado, que pretendía así eliminar el concepto y la práctica burguesa de la vida familiar. Como es fácil suponer, no podían faltar consignas relativas a la necesidad de desterrar el sentimiento de propiedad hacia el otro (causante de los celos) o a la conveniencia de no sentirse atraídos por seres pertenecientes a una clase distinta del proletariado, lo que en algunos casos se llegó a identificar con una perversión semejante a la que daría lugar el sentir atracción sexual por un orangután o un cocodrilo. Con el estalinismo, en el teatro, el cine y la literatura se impuso una censura atroz que, sin embargo, no era óbice para que los miembros de la nomenklatura o clase dirigente del Partido Comunista se la saltasen cada vez que les apetecía en sus dachas. Un asunto que durante mucho tiempo complicó la vida sexual de los soviéticos fue el problema de la vivienda. En las ciudades, la mayoría de la población residía en apartamentos que congregaban a una familia entera en una sola habitación, por lo que la intimidad también se compartía entre niños y abuelos. Con este panorama, y una propaganda política insinuando que una práctica lúdica y gustosa del sexo podía ocasionar horrendos trastornos mentales, la medicina oficial soviética recomendaba tener sexo no más de una vez al día y tramitarlo en un tiempo inferior al minuto. De este modo, varias generaciones de soviéticos vivieron su sexualidad sin ninguna intimidad, engañados por la medicina oficial, con la tensión de sentirse siempre vigilados y con la mayoría de las mujeres en permanente e inevitable estado de frigidez. Pero, por lo que a nuestro concepto atañe, el verdadero problema se encontraba, también como hoy, en el transporte público. Del mirar furtivo y lascivo, en los autobuses y trenes públicos apestados de gente se pasaba directamente a manosear y sobar los miembros o atributos de los sujetos pegadizos. Si una chica a la que alguno o varios hombres intentaban meter mano se quejaba, la insultaban y ridiculizaban tachándola de loca, sin que nadie la hiciera caso. Otras mujeres, sin embargo, hartas de la impotencia del marido o de su alcoholismo y llevadas por un morbo irresistible, condescendían y disfrutaban acariciando el miembro que se les arrimaba. Cuenta Stern que un militar que iba en tranvía descubrió atónito, tras un bache particularmente violento, que su mujer empuñaba la verga de un sujeto próximo. La condición inexcusable para seguir el juego era, en cualquier caso, el anonimato. "Uno de mis pacientes de Vinnitsa -relata Stern- intentó trabar amistad con una chica que un minuto antes le tenía cogido el pene en el autobús. No obtuvo más respuesta que una sarta de insultos groseros y, para colmo, una acusación de… inmoralidad. En efecto, lo que más importa es el anonimato, el desconocimiento deliberado de la pareja". Y en ese escenario sin nombres encontraban cada día su particular excitación sexual y alivio miles de ciudadanos sobiéticos.

sobrebolar. Volar sobre el río Ébola, en el norte de la República Democrática del Congo. En unas aldeas situadas cerca de este río se detectó por primera vez en 1976 la enfermedad del virus del ébola (EVE), una patología muy grave sin vacuna ni tratamiento específico y cuya mortalidad puede alcanzar al 90% de las personas contagiadas.

sobrexaltar. Exaltar en exceso a alguien; tanto que llega a asustarse.

socabar. Minar los cimientos de un bar, dejándolo expuesto a hundirse.

soccerdo. (spanglish). Individuo que practica el juego sucio en el fútbol americano. Durante la temporada 2007-2008 de la Liga Nacional de Fútbol Americano, personas a sueldo de los Patriotas de Nueva Inglaterra grabaron con una cámara las señales defensivas que utilizaban los entrenadores de los Jets de Nueva York, una acción ventajista prohibida por las reglas de la federación. Acuciados por el descubrimiento, los Patriotas reconocieron haber grabado a sus adversarios desde el año 2000, por lo que todos sus campeonatos ganados desde entonces quedaron en entredicho.

socialiciación. Proceso por el que Alicia aprende e interioriza las normas de su sociedad, convirtiéndolas en reglas personales de vida. Y cuando no le convenga siempre le quedará, no ya la URSS, sino "el país de las maravillas".

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