El Ficcionario constata la desaparición de la clase de los trabajadores enfurecidos

Una forma efectiva de desactivar la conciencia de clase es promover el individualismo en los diferentes órdenes de la vida. /elEconomista.es

Quizá sea esta la época, en los últimos 150 años de historia, en que el proletariado se encuentre más profundamente enajenado de sí, sin conciencia de lo que representa su papel en el contexto de las relaciones económicas.

El Ficcionario constata la desaparición de la clase de los trabajadores enfurecidos

Esta edición semanal  del Ficcionario gira en torno al concepto de "clase social", una categoría de interpretación de la realidad interesadamente desprestigiada porque, desde el punto de vista del poder dominante (en este caso, económico), la sociedad resulta más fácilmente manejable si es concebida en términos de individuos aislados que de colectivos organizados con algún propósito.

probablidad. 1. Posibilidad, expresada en términos porcentuales, de que una persona hable el bable. Referida a Asturias, la probablidad es del 20%; en el resto de España, desciende alarmantemente. 2. Hecho de actuar en favor de dicha lengua, como viene haciendo el correspondiente gobierno regional, cuya consigna al respecto es: ¡Bhable!

probavilismo. Doctrina ética según la cual entra dentro de lo probable a lo largo de la vida encontrarse con personas viles y abyectas. Lo descorazonador es que siempre tiene uno varias oportunidades de comprobarlo.

probocar. 1. Incitar a alguien con palabras, gritos, muecas u otra clase de artificios bucales esperando claramente que se enfade. 2. Incitar a alguien a irse de la boca.

profherir. Causar daño a un tercero al emitir palabras o sonidos. Por el volumen elevado, el contenido insultante o la forma desagradable. 

profresional. Persona que se dedica de modo eficiente y con destacada capacidad a realizar trabajos relacionados con la fresa, ya sea en los campos de cultivo o, en una plancha de metal y ayudado por una máquina, abriendo agujeros.

programmar. (angl.). Entre los lingüistas, elaborar o preparar un programa de gramática.

prohivición. Interdicción aplicada a los vicios.

prohivida. Dícese de la vida que transcurre en la clandestinidad.

prohivisión. Disposición normativa que no permite ver cierta cosa. Así, por ejemplo, la moral cristiana proscribe deleitarse visualmente con todo aquello que excite las pasiones carnales: contemplar un desnudo pictórico, ver una película erótica o, simplemente, observar cómo se desnuda tu cónyuge. Paradójicamente, recomienda creer en cosas que son invisibles. Confieso que esto es algo difícil de entender.

proletairado. Clase social constituida por los trabajadores enfurecidos. Ya no existe. Desapareció hace tiempo. Tampoco existe la clase de las trabajadoras enfurecidas (excepción hecha, en todo caso, de las Kellis, las mujeres ke limpian las habitaciones de los hoteles), para los que precisan de las matizaciones del lenguaje inclusivo. Hoy no puede decirse que la clase trabajadora internacional, si es que existe, conciba el socialismo como una posibilidad histórica real, como una alternativa preferible al capitalismo por la que merezca la pena luchar. Quizá sea esta la época, en los últimos 150 años de historia, en que el proletariado se encuentre más profundamente enajenado de sí, sin la conciencia propia de la comunidad de intereses que representa su papel en el contexto dialéctico de las relaciones económicas. De este modo se explica que millones de trabajadores (o, incluso, personas sin trabajo) voten con absoluta naturalidad opciones políticas que precarizan el empleo, recortan salarios y cuestionan derechos adquiridos. Una manifiesta contradictio in terminis. Puede discutirse si el propio concepto de "proletariado" resulta todavía, y en qué medida, sociológicamente vigente. Es obvio que la configuración social resultante de la estructuración económica de principios del siglo XXI difiere notablemente de la existente en el siglo XIX y buena parte del XX y que el sistema de clases emanado de las sociedades industriales ha quedado obsoleto. La progresiva desaparición de las industrias tradicionales por razón de la transformación tecnológica acarrea inevitablemente la desaparición de la clase obrera tradicional. Queda, desde luego, un remanente de obreros tradicionales y de jornaleros del campo, pero cada vez son más los trabajadores del sector servicios (en supermercados, centros de llamadas, hoteles y restaurantes, distribución y transporte...), a los que habría que añadir los trabajadores del sector técnico (ingenieros, economistas, científicos, informáticos...), los profesionales liberales (profesores, abogados, médicos, periodistas, escritores, artistas...) y el funcionariado en sus distintos niveles. A pesar de esta nueva división social se mantiene e incluso acrecienta la enorme brecha entre ricos y pobres, entre el sector de población que lucha por sobrevivir y depende exclusivamente de las ayudas sociales y la élite acomodada que acapara gran parte de la riqueza. Esta constatación empírica debiera ser suficiente, si no para justificar el concepto de "proletariado", sí al menos para reivindicar el concepto de "clase", que en medio de la complejidad social derivada de la globalización los partidarios a ultranza del neoliberalismo han pretendido negar o desdibujar. "Yo no veo ricos y pobres, sólo veo españoles", que diría Albert Rivera siguiendo la lógica de su discurso. Pero lo cierto es que cada vez existe más polarización entre una clase privilegiada (constituida por las élites económicas dominantes) y la clase desfavorecida (compuesta por la masa de parados y de trabajadores que subsiste con empleos, eventuales o fijos, cuyos salarios no sobrepasan los 800 euros; llegándose incluso a la increíble perversión de hacer pasar a un empleado por autónomo, con tal de explotarle más y mejor). La perspectiva de clase, el hecho de saber cada uno en qué parte se encuentra en lo que respecta a la distribución de la riqueza derivada del trabajo y los procesos productivos, no puede ser ignorada ni tampoco sustituida por otras perspectivas más actuales que, como la de género, nuestro tiempo ha revelado como necesarias. La igualdad entre hombres y mujeres no basta si se cimenta sobre la base de salarios míseros. Se ha de construir sobre la base de trabajadores y trabajadoras colectivamente organizados en sus reivindicaciones e igualmente enfurecidos por la injusticia social que, como antaño, todavía hoy soportan.    

promozión. Conjunto de personas que han obtenido al mismo tiempo el título de "mozo del pueblo". Hubo un tiempo en que el año del llamamiento a filas determinaba la promozión; luego desapareció la mili y el concepto incluyó a las mozas. A los mozos y mozas, de discoteca y almacén. @mundiario 

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