La Feria del Libro de Frankfurt es el 'santa sanctórum' del mundo editorial universal

Librería de El Corte Inglés, en Vigo
Librería de El Corte Inglés, en Vigo

Las ventas de libros españoles han caído hasta situarse en niveles cercanos a los de hace doce años. Y peor le va incluso a los libros de bolsillo, considerados baratos.

La Feria del Libro de Frankfurt es el 'santa sanctórum' del mundo editorial universal

Regreso de la Frankfurt Book Messe (Feria del Libro de Frankfurt), tras un agotador y largo viaje de ida y vuelta, por carretera, cruzando tres países. Hago uso de las carísimas autopistas francesas, laceradas por multitud de obras interminables, que hacen reducir la velocidad del vehículo incluso, en ocasiones, hasta los 60 kilómetros por hora. Pero los galos te cobran todos los peajes a precio de 130. Es verdad que, llegados a Alemania, en alguna autopista hay obras y la reducción de velocidad es obligada, pero, aquí, ¡chitón!, ni una queja, que los germanos no te cobran un solo euro por circular por sus magnificas autovías, con muchos tramos de velocidad ilimitada.

¡Nos quejamos lo españoles! Sin embargo, nuestras autovías y autopistas superan, de momento, el aprobado alto en relación con las de otros países. Es la pura verdad, si bien hoy me entero que los empresarios de autopistas que pago quieren que en las de libre uso se establezca un canon. Esperemos que no logren este disparate.

Pero volvamos al asunto que nos ocupa. La Feria del Libro de Frankfurt es el “santa sanctórum” del mundo editorial universal. En Frankfurt  se encuentra la sede de la “Naciones Unidas” de la edición. Once pabellones alojan a las representaciones de la mayoría de los países del orbe. No es exagerado decir entre los editores que "o estás en Frankfurt o no existes".

La verdad es que el Pabellón español, el 5.1., compartido con italianos, portugueses, griegos y los países latinoamericanos especialmente, tenía el listón bastante elevado. Solamente se echaba de menos la presencia de los tradicionales “stands” de las diferentes autonomías, si bien exceptuamos a los de Cataluña y el País Vasco, especialmente interesados en marcar sus diferencias culturales con respecto al resto de España. Si que encontramos el pequeño “stand” de Galicia, que también quiere aportar su granito de arena en este asunto diferencial. Ni rastro, sin embargo de las representaciones de Aragón, Castilla-León, Valencia o Andalucía, que anteriormente hacían acto de presencia en esta Feria universal.

Sin duda la crisis económica mundial ha hecho notar su presencia, pero pese a ella, la Feria de Frankfurt prevalece. Quizás con algo menos de fuelle en que anteriores ediciones, pero vive.

España, decadente

Si nos centramos en analizar la situación general de las empresas editoriales españolas, el panorama es francamente decadente. Las ventas de libros españoles han caído hasta situarse en niveles cercanos a los de hace doce años. Las del libro de bolsillo, el llamado libro barato, han sufrido una bajada de más de un 24%. Lo que iba a ser la panacea, el libro electrónico, no acaba de despegar y la mayoría de las empresas mundiales no se atreven a dar un paso importante en este sentido. El público responde muy lentamente.

Siguiendo con detenimiento lo que destacaban los “media” germanos en su seguimiento del certamen se observaban cosas verdaderamente sorprendentes. A modo de ejemplo, señalaré, únicamente, un titular que me dejó totalmente perplejo. Decía algo así como: “Los editores descubren que la publicidad propia es una salida de la crisis del sector”. Algo que los editores de todo el mundo vienen haciendo desde hace ya bastantes años. No deja de ser insólito este descubrimiento de “última hora”. 

Los dos ferrolanos de la diáspora que íbamos con el “stand” de “Galland Books”, una pequeña empresa editorial ubicada en Valladolid, pero con experiencia en esta Feria, observamos una disminución del número de visitantes profesionales de países europeos en crisis, en contra de un cierto aumento de los de las emergentes economías iberoamericanas.

Creemos que el repunte de la actividad del mercado editorial español, con muy poco apoyo por parte de los políticos encargados de velar por nuestra cultura, a los que verdaderamente les importa un bledo,  habrá de venir, necesariamente, de las exportaciones de nuestros libros a Iberoamérica. El crecimiento paulatino, que supera el 4%, habrá de amortiguar la caída y la desaparición de las medianas y pequeñas empresas editoriales de nuestro país. Ojalá sea así.

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