¿Existe un prejuicio social en España en torno a la lactancia materna?

Lactancia materna / RR SS
Lactancia materna / embarazada.com.
"Parece ser que hubo un tiempo durante el que alimentar con leche de fórmula o biberón- también usar pañales desechables- era casi como un distintivo de estatus social...", comenta esta experta.
¿Existe un prejuicio social en España en torno a la lactancia materna?

Tzane G. Lago escribió en MUNDIARIO un artículo muy bueno en donde defendía el derecho de amamantar en público, a propósito de un reciente episodio en el cual una madre era "invitada" a abandonar la piscina municipal de Erandio por estar dándole el pecho a su hijo.

La autora, aparte de mostrar su solidaridad con ella por su condición de mujer y madre, enfatizaba acertadamente los beneficios de la lactancia materna y mostraba absoluto respeto a la libertad de elección de cada mujer sobre cómo alimentar a su bebé. Sin embargo, actitudes como la del socorrista de la piscina, por mucho que tratara de ampararse en el reglamento que prohíbe comer dentro del recinto, esconden en realidad algo más profundo: el prejuicio y la falta de apoyo social a la lactancia.

Vaya por delante que yo también soy madre, pero por problemas iniciales en el establecimiento de la misma, terminé por usar un método mixto (leche materna y de fórmula combinadas).

Es precisamente por este motivo por lo que sé bien y soy muy consciente de que no siempre es fácil establecer la lactancia materna exclusiva, de que ésta conlleva un proceso variable de acoplamiento madre-bebé y de que, una vez establecida, debe proporcionarse al bebé "a demanda" (con todo lo que ello implica).

Este tipo de lactancia exclusiva es, además, la forma de alimentación recomendada por la OMS hasta el sexto mes de vida (siempre y cuando no exista un motivo que la contraindique).

Así, la lactancia materna no solamente resulta beneficiosa para la alimentación y salud tanto del bebé como de la madre, sino que sus efectos positivos van más allá y redundan en un beneficio social entendido en términos de salud pública. Por tanto, a las dificultades que pudiera entrañar para algunas mamás el establecimiento de la lactancia, habría que añadir la falta de apoyo e incluso- como se ha visto-la reprobación social de la conducta.

En el episodio que nos ocupa podríamos pensar que esta mamá tal vez no hubiese sido "invitada" a abandonar el recinto si, en lugar del pecho, lo que le estuviera dando a su bebé fuese un biberón. De ser así, estaríamos desentrañando otro tema que es el de la hipocresía o, dicho más formalmente, el tema del prejuicio: ¿existe un prejuicio social en torno a la lactancia materna? La respuesta parece ser que sí.

La siguiente pregunta sería: si es así, ¿dónde? A este respecto conviene resaltar que la legislación y el nivel de protección dispensado a la lactancia materna varían en cada país y, con ello, podríamos hablar de sociedades más o menos tolerantes al respecto. Así, al revisar fuentes sobre el tema, me sorprendió que esta conducta estuviese socialmente mejor tolerada en países como Malasia que en Estados Unidos. O quizás no tanto.

Como muestra de ello, encontré una reflexión muy interesante en el blog mamiperiodista. La periodista Patricia Vera, autora del blog, relataba en un post la normalidad con la que una madre amamantaba a su bebé en la escalinata de una mezquita en Estambul y se planteaba las siguientes cuestiones que recojo textualmente: "¿Por qué, entonces, las occidentales nos pensamos muy mucho eso de amamantar en público? Si una cultura aparentemente menos permisiva que la nuestra lo ve como algo natural, ¿por qué nosotros, que a veces llevamos escotes hasta los tobillos y minifaldas que parecen cinturones, pensamos que dar el pecho ha de ser algo privado?"

Nuevamente, encontraríamos la respuesta en el prejuicio. Que conste que yo iría más allá del tipo de prejuicio que atañe a la privacidad o al papel cultural del pecho femenino como elemento casi exclusivamente erótico, para añadir otro tipo de prejuicio aún más sutil, digamos que de "estatus".

Parece ser que hubo un tiempo durante el que alimentar con leche de fórmula o biberón- también usar pañales desechables- era casi como un distintivo de estatus social, relegando la lactancia materna a una pauta de crianza más "primaria", por así decirlo.

Quizás de ahí deriva otra vertiente menos explorada del tabú, que podría explicar por qué en sociedades menos permisivas con la exposición del cuerpo femenino, se muestre una mayor tolerancia con la conducta de amamantar en público, bien por una posible escasez de recursos económicos, bien por una mayor capacidad para preservar culturalmente la función de crianza del pecho femenino o por ambas cosas a la vez.

De hecho, un estudio sobre barreras a la lactancia materna en Estados Unidos señala cómo esta práctica se va perdiendo a través de sucesivas generaciones de inmigrantes en cuyos países de origen es lo más habitual [1].

Sea como fuere, en el llamado "mundo occidental", en países como Canadá, Estados Unidos y Alemania, entre otros y durante estos últimos años, se han sucedido episodios similares a éste.

En concreto y por citar uno muy similar, en Canadá, en el año 2009, la cadena Waltmart tuvo que disculparse formalmente frente a una madre que estaba amamantando a su bebé en una de las tiendas de la cadena, a la que se le pidió que lo hiciese en el baño o en un probador.

La compañía tuvo que excusarse ante la madre y la opinión pública, admitiendo que amamantar a un bebé es un derecho.

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