Europa pide reactivar los vuelos desde el Reino Unido pese a la mutación de la Covid-19
La ola de la nueva Covid-19 se refleja en nuevos vetos en el viejo continente. Las grandes potencias del mundo se rehúsan a seguir permitiendo que las conexiones internacionales se aíslen cada vez más de la dinámica globalizadora a pesar de que la pandemia de coronavirus ha desequilibrado todo el sistema de desarrollo de la humanidad. Lograr ese objetivo pasa por mantener el funcionamiento de uno de los puentes internacionales más importantes para la economía mundial.
Y es que la Comisión Europea -el Poder Ejecutivo de la Unión Europea- ha pedido este martes que se anulen las prohibiciones impuestas por varios países a los vuelos procedentes del Reino Unido. El organismo comunitario recomienda que “se limiten los viajes no esenciales con destino o procedencia en la isla”, pero recuerda que, “en principio, los Estados miembros no pueden negar la entrada de manera generalizada a ciudadanos de la UE (los británicos lo son hasta el 31 de diciembre) y tampoco se pueden adoptar suspensiones generalizadas del transporte aéreo o ferroviario”.
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Esto implica que Bruselas no quiere arriesgarse a que las negociaciones con Londres para una salida británica negociada del bloque se estanquen en una espiral de tensión diplomática que lleve al Reino Unido a retractarse de los acuerdos logrados, así como aplicar una barrera comercial sobre las compañías de países de la eurozona que traten de comercializar sus productos en territorio británico, especialmente las empresas pesqueras. Dejar a Europa sin acceso a sus aguas territoriales para la rentable industria pesquera sería el arma que Londres usaría contra la UE si no logra salir del aislamiento que Italia, Francia, Alemania, Holanda, España y otros países de la región han aplicado sobre Reino Unido al vetar todos los vuelos provenientes de la Gran Bretaña.
Las directrices de la Comisión han sido emitidas hoy en forma de recomendación, un texto legal aprobado solo 48 horas después de que el Gobierno británico del primer ministro Boris Johnson adoptara medidas ante la aparición de una nueva variante del virus que provoca la covid-19, que es un 50% más infecciosa y se transmite más fácilmente entre niños y ancianos. El objetivo de la UE es evitar que los socios comunitarios, con los Países Bajos y Francia al frente, reviertan el corte del tráfico con la vecina nación insular. París ha cerrado el paso a camiones, barcos y trenes procedentes del Reino Unido, lo que ha provocado colas kilométricas de vehículos en el lado británico del canal de la Mancha.
Precisamente, el canal de la Mancha es un estrecho compuesto por un brazo (palmo de territorio acuático) del Océano Atlántico que separa a las islas británicas de Francia y Holanda, los dos países de entrada al norte de la Unión Europea, y que es una ruta comercial de extrema importancia para las mercancías que Francia, Holanda, España y Alemania exportan hacia el Reino Unido, así como también las que importan desde esa nación; una gran fuente de ingresos para las potencias europeas y sus poblaciones.
La recomendación de la Comisión reclama que se apliquen “las normas europeas y se cancele la prohibición de servicios de transporte, tales como los vetos a vuelos o a trenes”. El organismo comunitario también pide que “se mantenga la normalidad del transporte de mercancías, tanto por vía rodada como por aire, pues la fluidez es particularmente importante en estos momentos con vistas a la distribución de la vacuna contra la covid-19”.
Europa insiste en la necesidad de que no se perturbe el proceso logístico de distribución de la vacuna, pues al ser Reino Unido un importante comprador del fármaco de Pfizer, traído de Estados Unidos, la UE deberá importar algunos cargamentos desde territorio británico para ahorrar costos aduaneros, ya que por obvias distancias geográficas le resulta más fácil y barato trasladar las vacunas desde Reino Unido que del país norteamericano atravesando todo el océano Atlántico.
La Comisión también señala que “el personal de todas las empresas de transporte, ya sean de camiones, ferrocarril, barcos o aviones, debe estar exento de las obligaciones de realizar test o cuarentenas”. Sin mencionar a Francia, que mantiene cerrada su orilla continental del canal de La Mancha, la recomendación señala que “en el caso de que algún país decida en los próximos días imponer un test rápido a los trabajadores del transporte podrá hacerlo, pero no deberá provocar una perturbación del transporte”.
Por lo tanto, el futuro de las relaciones entre Bruselas y Londres dependerá de la decisión que en conjunto tomen París, Berlín, Ámsterdam y Madrid para aplicar ciertos alivios a esas restricciones aéreas que, a largo plazo, no solo afectan al Reino Unido, sino también a las industrias aeronáutica y turística de esos países, así como también a las industrias alemanas y francesas; los motores de la economía europea y occidental. @mundiario
