Estadísticas peatonales accidentales (o algo así)

All you need is phone / pinterest.com
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Obdulio da muestras de sus habilidades de investigador periodístico y nos trae un dato poco conocido sobre las causas de accidentes fatales entre los que andamos a pie por la calle.

Estadísticas peatonales accidentales (o algo así)

Viene el Obdu a hacerme la visita y, antes de que pueda invitarlo a un café, me dispara:

-¿Sabes cuál es una de las formas de suicidio más recurridas en los últimos tiempos?

-Ni idea.

-Pues, ¡asómbrate!

Mi amigo emite un sonido que suena a fanfarria-de-película-sobre-el Imperio-Romano-made-in-Hollywood, y, con voz de locutor de reality show, proclama:

-¡Cruzar la calle leyendo el celular!

Finjo un interés desmedido por lo que viene a continuación y Obdulio comienza su disertación.

-A diferencia de lo mucho que se ha hablado y escrito sobre el riesgo de manejar y textear, la emocionante aventura de cruzar la calle leyendo ha sido poco documentada. No obstante, según mis pesquisas, la tercera causa de muerte peatonal es precisamente la distracción por estar mirando el smartphone mientras se atraviesa una vía.  

Finjo ahora una cara de asombro que pa' qué les cuento. El Obdu prosigue:

-Es lo que yo llamo morirse de amor por el teléfono. ¡Qué manera más original de dejar este mundo cruel, chico! ¿Te imaginas? Vas caminando por la acera, al tiempo que lees tu celular. Llegas a la esquina y sigues leyendo. Te adentras en el mar de vehículos sin sospechar que, mientras lees, un carro se te viene encima. Te va a apachurrar, pero tú, sueco, continuas en lo tuyo. Hasta que, sin apenas darte cuenta, llega ese glorioso momento final en que ¡Bang! Al lado de eso, tirarse de las Cataratas del Niágara es un juego de niños, brother. 

Esta vez no finjo nada. Mi amigo tiene razón y, mal que me pese, coincido con él. Cruzar la calle, celular-en-mano, me parece una forma ideal de despedirnos de este valle de lágrimas.

Lo que viene a demostrar que, al contrario de lo que se dice por ahí, sí leemos. Y mucho.

Tanto, que hasta nos marchamos al más allá profusamente ilustrados. @mundiario

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