¿Es beneficioso escuchar música cuando estudiamos?

Una niña ante su piano.
Una niña ante su piano.

Numerosos estudios se han realizado respecto a las utilidades de la música clásica como una ayuda a los estudiantes para concentrarse. Aunque no sólo a ellos, también como ayuda a niños y adultos para la realización de cualquier actividad que precise un rato de concentración.

 

 

 

¿Es beneficioso escuchar música cuando estudiamos?

Cuando decimos “escuchar música clásica”, nos estamos refiriendo principalmente a la mayoría de las obras del repertorio de los siglos XVII, a XIX. Como ejemplo la música de Beethoven, Mozart, Haëndel, Tchaikovsky, Liszt, Schubert… entre muchos otros. Pero uno de los aspectos más importantes a tener en cuenta será que la música que uno escuche, tendrá que resultarle agradable.

Ha sido posible demostrar que escuchar música durante las horas de estudio puede ayudar especialmente a la concentración. Cuando se mantiene el “tempo” de la música, parece ser que se generan ondas cerebrales adecuadas para estudiar, y ayudan a fortalecer la concentración. Sin embargo los beneficios de la música para el estudio no se ciñen a estudiar oyendo música. También se ha visto que ayuda a mejorar los resultados académicos el estudio de un instrumento musical. O escuchar música aunque no necesariamente en las horas de estudio.

Cuando Einstein todavía era un muchacho dijeron de él: “Cómo ha mejorado en el estudio desde que estudia violín”. Se pueden establecer ciertas diferencias en los cerebros dependiendo de la edad de la persona. El cerebro del niño, el del adolescente y el del adulto responden de forma muy similar a la música si es para el estudio. La mayor diferencia se ha encontrado en la etapa de gestación, puesto que la música consigue un mejor desarrollo de las conexiones cerebrales.

Hay estudios científicos que lo demuestran y que han estado observando la influencia de la música, activando ciertas zonas del cerebro. El estudio científico más conocido sobre la música en los estudiantes es el conocido “Efecto Mozart”. En este estudio se observó que tras escuchar una obra para dos pianos, los participantes mejoraron en los resultados del test de percepción espacial que luego realizaron.

Otros estudios han comprobado que se estimulan zonas del lóbulo prefrontal relacionados con la atención, la concentración y la satisfacción. La activación de zonas del lóbulo temporal está relacionada con el estímulo de zonas relacionadas con el lenguaje, los idiomas y las matemáticas. Además, hay estímulos de la música sobre el sistema límbico, favoreciendo el desarrollo de la inteligencia emocional.

Si la música que se escucha (ya sea clásica o actual) tiene un gran significado emocional para el estudiante, o la persona, puede que tienda más a la distracción que a la concentración. No toda la música ayuda a relajarse. Depende. Hay gente que simplemente prefiere relajarse con el silencio. Sin embargo, el ritmo del corazón tiende a acoplarse al ritmo de la música y por esta razón sería difícil relajarse con un Rock&Roll escuchado a todo volumen, aunque siempre dependerá de las personas

La música, cualquiera que sea, puede alterarnos o provocar en nosotros alguna reacción. Es conocido el efecto de la música en las emociones. Los tonos mayores expresan más alegría que las obras compuestas en tonalidades menores, que tienden más a la tristeza, melancolía.

En las películas , por ejemplo, utilizan la música para reforzar efectos emotivos como el miedo, la pena, el movimiento rápido en la acción o el sosiego, la quietud y la ternura. El aprendizaje de ciertos instrumentos requiere aprender una postura corporal correcta; todos los instrumentos de viento exigen saber respirar bien y una forma de soplar que precise respirar profundo y despacio. Ello significa más facilidad para tranquilizarse, ya que la respiración correcta es clave para poderse relajar. También ayuda considerablemente para sentirse bien cantar.

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