Los escritores más prolíficos: escribir es una forma de olvidar

Libros de texto / ahorrahoy.com
Libros de texto. / ahorrahoy.com

Tanto valor tendría conseguir una marca en los cien metros de natación que escribir por parte de un autor veinte millones de palabras o trescientos libros.

Los escritores más prolíficos: escribir es una forma de olvidar

¿Por qué hay personas que necesitan escribir, y no solo escribir sino escribir demasiado? Sufren de un síndrome que se denomina hipergrafía. El escribir es una forma de olvidar, al materializarlo en una superficie de alguna manera se olvida en la mente-cerebro y el sujeto puede continuar pensando en otra cosa.

Sin entrar en cuánto escribieron cada autor, podríamos integrar en esta lista a Balzac, Ryoki Inoue, Stephen King, Corin Tellado, Philip M. Parker, Bárbara Cartland, Isaac Asimov, Georges Simenon, Agatha Christie, Julio Verne, Lope de Vega, Lauran Paine, Ronald L. Hubbard, Adolf Wolfli, Mark Leach, Henry Darger, Nigel Tomm, Nawab, Rolf Kalmuczak, Nicolac Lorga, Charles Hamilton, Mohammad Shirazi, Jmm Caminero, Prentiss Ingraham, Jacob Neusner, Lauren Paine, S. Brooks, Enyd Blyton, Mary Faulkner, Ursula Blom, etc.

Podríamos plantearnos algunas cuestiones: ¿Qué le lleva a una persona a escribir una enorme cantidad de páginas o de libros, en un género literario o en otro, o en varios a la vez? ¿Por qué el ser humano tiene esa necesita de escribir o/y de escribir tanto? ¿Quiere dejar algo de su percepción o forma de pensamiento en el mundo? También habría que hacerse la misma pregunta, ¿por qué algunos físicos o matemáticos o artistas han sido tan prolíficos en sus respectivos saberes o artes?

En un acto consciente e inconsciente y por consecuencia ni si quiera el mismo autor conoce todas las razones. En algunos casos es por necesidades editoriales o de supervivencia económica, en otras es por necesidad interior.

Se escribe diríamos como un volcán en este caso, con palabras a borbotones, pero lo que está a borbotones son las ideas del sujeto.

En el caso de una escritura tan prolífica sea en una obra o sea en docenas o en cientos, en diferentes temáticas o especialidades, por lo general no puede ser demasiado radical o revolucionaria o incluso demasiado creativa o demasiado genial.

De todas formas no es lo mismo el escritor prolífico que trata multitud de temas o cuestiones, y aquella persona que sigue un género y lo repite, sea novelas rosa o novelas de intriga o del oeste.

Por supuesto no podemos dar demasiada importancia a este hecho, pero no menos que le damos al corredor de maratón o a todas las marcas que en deporte de olimpiada en olimpiada vamos superando o al pichichi del año. Si damos cierta importancia a las plusmarcas deportivas por qué no se lo vamos a dar y otorgar a aquellas personas que escriban más cantidad de palabras o de libros, siempre que tengan sentido racional, y desde luego dentro de la legalidad y la moralidad, y también se demuestre que las ha hecho un autor, y no tener a su cargo una cantidad de escritores olvidados o anónimos o “negros” en la jerga profesional.

¿Por qué este fenómeno no se estudia o no se estudia lo suficiente en las universidades, y entonces se empiezan a conceptualizar y a categorizar diversos aspectos sobre estas cuestiones y estos temas? Personalidad y personalidades, temáticas, concepciones, éxitos o fracasos de esta actividad en esos autores, presencia cultural en los circuitos culturales, aceptación por el mundo académico universitario o rechazo.

Podemos pensar que este subcampo de la actividad cultural y literaria está bastante abandonado, no hay suficientes estudios académicos sobre esta cuestión. Y quizás si se estudiase sería con tesis y con artículos académicos y universitarios nos podrían dar sugerencias e ideas y conceptos y percepciones nuevas sobre el mundo literario, sobre el mundo del libro, el mundo de la cultura, y sobretodo sobre el mundo de las personas, es decir, de la pasta de la que estamos hechos.

Si nos fijamos en la lista de autores indicada anteriormente, nos encontramos escritores que son considerados geniales en sus respectivas culturas, otros que han vivido de dicha actividad, otros que son totalmente desconocidos, cuándo vivían y apenas conocidos después de fallecidos. Por lo cual debemos deducir e inducir que la extensión de una obra literaria o la enorme cantidad de páginas o de libros o de palabras escritas por un autor, no es suficiente para pensar de antemano que tiene mucha calidad o que tiene poca, porque viendo los casos anteriores y otros, por ejemplo, Dumas, nadie puede negar su nivel de alta literatura de Dumas, de Lope de Vega.

No podemos olvidar, ni obviar que al final de todo, esto es un fenómeno humano, que se produce en la humanidad y que nos puede decir algo del misterio y enigmas humanos.

Para terminar solo aconsejaría que no se tuviesen tantos prejuicios negativos sobre esta actividad, porque al final de todo, al menos tanto valor tendría conseguir una marca en los cien metros de natación que escribir por parte de un autor veinte millones de palabras o trescientos libros… Y en segundo lugar, aconsejaría a las elites culturales y literarias y a los departamentos universitarios que se acercasen a este fenómeno y empezasen a estudiarlo siguiendo las metodologías propias del mundo académico.

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