Un menor no debe tener acceso a internet libre y descontrolado porque puede ser peligroso

Adolescente en internet. / globedia.com
Adolescente en internet. / globedia.com

Si no se atreven a cruzar un barrio oscuro en su pueblo o ciudad, tampoco deberían meterse en negros callejones virtuales que en internet cuesta distinguirlos, alerta esta autora.

Un menor no debe tener acceso a internet libre y descontrolado porque puede ser peligroso

Si no se atreven a cruzar un barrio oscuro en su pueblo o ciudad, tampoco deberían meterse en negros callejones virtuales que en internet cuesta distinguirlos, alerta esta autora. 

Entre las personas que conforman nuestras rutinas están el profesor de inglés, el encargado del comedor, la profe de danza o nuestro compañero de trabajo y todos llevan una vida aparentemente normal, o eso creemos, hasta que de repente nos enteramos de que uno de ellos, cuando llega a casa o cuando se queda solo, se sumerge en sus mundos virtuales y da rienda suelta a una imaginación pervertida que podría arruinar la vida de alguno de nuestros hijos, nietos o sobrinos y, entonces, solo con imaginarlo, podríamos hasta vomitar del impacto.

Este fin de semana detuvieron a Nico, el que podría ser el entrenador de baloncesto de vuestras hijas, el portero de una discoteca, un padre, un esposo, un ciudadano que a diario se cruzaba con miles de personas pero que probablemente la mayor parte del día pensaba en las menores de edad, en esas víctimas, las niñas inocentes, en plena pubertad, engañadas y enganchadas a una práctica que aumentaba su autoestima al mismo tiempo que mermaba su libertad. Un hombre que se dedicaba a abusar de ellas y, en definitiva, como he dicho a arruinarles la vida, a dejarlas marcadas de por vida.

Mi alusión a este asunto, y mi insistencia en él es inevitable. Es la preocupación de una madre, de una mujer comprometida con su profesión, la preocupación de una persona adulta usuaria de redes sociales y conocedora en profundidad de casi todas las prácticas posibles que un adolescente puede llevar a cabo en  internet. Y a pesar de todos estos casos tremendamente preocupantes, comprometida con el desarrollo de campañas y acciones que ofrezcan información tanto a menores como a adultos.

Si vuestras hijas están en contacto permanente con sus amigas a través del Whatsapp, si se muestran ansiosas por contestar un tuit o si hacen cosas raras por conseguir un autorretrato original, yo lo entiendo y lo entiendo porque vivimos en una sociedad en la que necesitamos estar permanentemente comunicados pero el problema está en la edad y en las razones que nos llevan a esa dependencia. Es diferente hacerlo por trabajo, por placer o por coacciones y es diferente si te pasa a los trece, a los veinte o a los cuarenta. Hay una edad para cada cosa y cuanto más se retrase el momento de permanecer pegado al teléfono inteligente, pues mejor, porque en la tecnología están las nuevas adicciones del siglo XXI y no solo es peligroso lo que los menores puedan encontrar en internet, sino el tiempo que le dediquen a su uso.

Un menor no debe tener acceso a internet libre y descontrolado porque puede ser peligroso y puede serlo sin que él lo sepa. Si no se atreven a cruzar un barrio oscuro en su pueblo o ciudad, tampoco deberían meterse en negros callejones virtuales que en internet cuesta distinguirlos, pues son precisamente las señales luminosas, las que les atrapan en los laberintos, señales que un una persona adulta sabe manejar. Por eso alguien con una mente pervertida, que entienda bien el funcionamiento de las redes sociales y sea capaz de meterse en la piel de los adolescentes es la peor amenaza, la más discreta y silenciosa, la que puede cambiar el rumbo de la incipiente vida de un menor.

Y no voy a contar a donde me llevaría mi instinto maternal si tuviera delante a un individuo como Nicolás por eso me limitaré a recomendar su aislamiento de por vida para que su propia mente y sus nauseabundos actos le hagan escarmentar. A los padres y familiares de las menores les mando un abrazo y les ofrezco mi ayuda, como a todas las madres y padres que deseen saber y conocer cómo funciona esto de internet, las identidades falsas y las redes sociales. Al resto de la sociedad recordarle que para protegernos de algo debemos conocerlo, por ello recomiendo y pido lo más seguro y elemental, información, información y más información.

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