Enfado de la mano izquierda sobre la derecha del caballero: era muy decadente

MANO DEL CABALLERO
Mano del caballero.

- No te burles de mí, osada. Me gustaría que nuestro señor fuese zurdo para que tú puedas sentir lo que sufro yo, aunque sea por un solo segundo.

Enfado de la mano izquierda sobre la derecha del caballero: era muy decadente

Mano derecha, te creía mi amiga

me presento, soy la mano izquierda

las dos servimos a nuestro querido amo,

el caballero andante.

Mas, él te tiene a ti más protegida

te maneja para su andadura en la vida

sin duda, te tiene más estima

mas a mí, nunca me utiliza.

Estoy muy dolida, yo soy la mano izquierda

y tu la derecha y sirves al caballero andante con elegancia

y yo, soy por él la gran olvidada

mas imploro la dulzura con la que te mira.

Quisiera que nuestro señor fuese zurdo

y que me usase a mí para sentir sus sentimientos,

el único privilegio que tengo, es enseñarle las horas

en un reloj que nuestro caballero tiene en mi muñeca.

Con eso, me siento muy feliz, es muy puntual

no me quites, astuta mano derecha, esa virtud

y deja que pueda marcar el tic-tac de su destino

tengo ya mal sino, aguardando tu decadencia.

El caballero al que servimos te utiliza cada segundo,

te utiliza para defenderse en la lucha

te utiliza para dar una rosa a su amada

te utiliza para secarse sus lágrimas cuando sufre.

Te utiliza para cubrirse su risa picarona

te utiliza para hacer un brindis por sus triunfos

te utiliza para que su pluma firme y escriba

es más, te utiliza para tocarse su corazón.

Mas a mí, nunca me usa, me humilla

esperando tu declive me encuentro, osada mano derecha

cuando te cansas y ya no sirves,

entonces, me usa a mí para la suplencia.

El caballero, sin embargo, se enoja mucho, me maldice y me maldice mil veces

cuando ve mi gran torpeza y no siente lo mismo,

¿por qué te enfadas conmigo mi amo, si me tienes desentrenada

por dar tanta cancha a la otra, la maldita mano derecha?

No te burles de mí, osada

me gustaría que nuestro señor fuese zurdo

para que tú puedas sentir lo que sufro yo

aunque sea por un solo segundo.

Cuando nuestro caballero se humilla ante su superior

y hace una reverencia, a ti te cubre en su espalda

pero a mí, bien que me humilla, haciendo conmigo un ligero movimiento

no vaya a ser que su querida mano derecha se sienta inferior.

Cuando se arrodilla, a mi me muestra

sobre sus rodillas

y a ti te apoya en el suelo para que no pases vergüenza

será que no me aprecia como a ti, a la vista lo muestra.

Sólo cuando nuestro amo aplaude

me choca con ligeros golpes contra ti

el caballero me utilizó para mostrar ante el público

que algo le ha gustado, aunque sea todo un fraude.

Con alguien te tiene que golpear

para que salga el sonido del aplauso

tú sola no te puedes aporrear

pero cuando cesa la función, volvemos al desuso.

Me gustaría que nuestro señor fuese zurdo

para que tú, osada mano derecha

que te tengo siempre enfrente

sólo marcases los segundos de los sentimientos de su corazón.

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