Encontrar editorial que apueste por tu obra es un maratón: agota pero no se debe parar

Libro y ebook bajo unas gafas.
Libro y ebook bajo unas gafas.

Para que una obra poética sea publicada, no compararé el encontrar editor con un maratón, sino con un milagro de Dios. Optar por una campaña de crowdfunding es, a veces, el camino a elegir.

Encontrar editorial que apueste por tu obra es un maratón: agota pero no se debe parar

Para que una obra poética sea publicada, no compararé el encontrar editor con un maratón, sino con un milagro de Dios. Optar por una campaña de crowdfunding es, a veces, el camino a elegir.

Pasamos por tiempos convulsos en los que la zozobra acompaña a la vida cada día. En contraposición, son años también en los que la creatividad es revolucionaria. Aspecto este muy positivo.

En el ámbito que me ocupa o que yo ocupo, el literario, la posibilidad de encontrar un editor que apueste por tu obra es un maratón: agota pero no se puede parar, sino todo el trabajo de creación realizado durante meses, incluso años, se evaporaría, vaho de letras.

Somos muchos los jóvenes escritores que narramos historias y luego nos calzamos las zapatillas para realizar ese maratón. Muchos también los días en que pensamos que quizá no tengamos el suficiente talento, otros momentos en que creemos que no disponemos de los contactos adecuados (si Mark Zuckerberg recomendara mi libro en Facebook…) y hay días en que releemos nuestro trabajo y pensamos “¿esto tan bueno lo he escrito yo?”. Sí, así es, el escritor a veces se cree un junta letras sin estilo y otras un Bécquer que llegará a ser lectura recomendada hasta en los colegios.

Si ya me introduzco en el mágico y místico mundo de la poesía, no compararé el encontrar editor con un maratón, sino con un milagro de Dios. Se lee poesía y hay mucho poeta suelto, lo digo con respeto y cariño. Se consume mucha poesía pero ¿por cuánta de ella se paga? Ajá! este es el milagro de Dios. Pues por poca, por mucha menos de la que se consume. Así que lanzarse a una campaña de crowdfunding, es decir, búsqueda de financiación colectiva, es a veces el camino por el que muchas obras poéticas transitan. Es mi caso, lo confieso, el caso de mi libro Anhelo.

Hay cientos de autores y miles de lectores. Ni los grandes siempre agradan ni los noveles siempre disgustan. Hay que arriesgarse.

 

El crowdfunding no es más que el apoyo popular a un proyecto con pequeñas cantidades monetarias, 5 euros, 14… o 100, a veces más. En el caso concreto de Anhelo, por 5 euros se puede adquirir el libro electrónico y el nombre del mecenas aparecerá en una de las páginas de cortesía del libro; por 14 euros se adquiere el ejemplar en papel e igualmente la mención especial en las páginas del libro; hay otros apoyos de 16, 28, 50, 70, 80, 90 y 105 euros, cada uno de ellos con una recompensa especial para el mecenas que decide aportar significativas cantidades.

Este es el mercado por el que fluyen muchos libros. Mercados pequeños, casi diría que familiares. Obras y obras creativas que piden unas manos que las toquen, las abran, las lean, las disfruten, las critiquen, las quemen! Obras que pueden remover las entrañas o dejar indiferente, a eso nos arriesgamos cuando compramos un libro. Nos arriesgamos a amarlo o a odiarlo, nos arriesgamos a obsesionarnos con sus palabras, a trasnochar por él o a olvidarlo entre el polvo de nuestra pequeña librería. A eso nos arriesgamos cuando compramos un libro de Arturo Pérez Reverte, María Dueñas, Luz Gabás o César Pérez Gellida, por nombrar solo a algunos de los que triunfan. Porque hay cientos de autores y miles de lectores. Ni los grandes siempre agradan ni los noveles siempre disgustan. Hay que arriesgarse.

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