El mercado de la carne está al alza: Desmantelan una red china de prostitución

El cielo y el mundo

Si a un individuo cualquiera le entran ganas de hincarle el diente a un solomillo, no tiene más que extender el billete de turno para degustar las delicias de una carne a la cama en su punto.

El mercado de la carne está al alza: Desmantelan una red china de prostitución

El Cielo y El Mundo, lugar donde se ha desarticulado la red de prostitución.

Se ve que el mercado de la carne está al alza. De hecho, entrar en un prostíbulo es lo mismo que ir al súper. “¿Me pone un kilo de rabadilla?, pero que sea tierna ¿eh?”. Si a un individuo cualquiera le entran ganas de hincarle el diente a un solomillo, no tiene más que extender el billete de turno para degustar las delicias de una carne a la cama en su punto. Esta semana, por ejemplo, se ha desmantelado un red de prostitución de mujeres chinas en Madrid, perdón, quería decir de una franquicia de carnicerías. Por lo visto, el negocio iba viento en popa y algunas de las terneras que rescató la policía eran menores de edad y han necesitado tratamiento psicológico. Al parecer, vivían hacinadas de diez en diez en establos de seis metros cuadrados donde incluso cocinaban y no tenían intimidad, puesto que las ventanas debían de permanecer siempre cerradas y las puertas carecían de cerrojos.

Se ve también que la clientela, perdón, los comensales, era variada: por un lado, los propios compatriotas chinos que buscaban un bocado para saciar sus apetencias y algunos hombres de nuestro país, que se acodaban en el mostrador y requerían algo de género exótico, por aquello de indagar en la gastronomía de otras culturas. A todo esto, los dueños del cotarro eran dos bandas rivales que habían extendido sus redes de explotación de ganado al sur de la capital y cuyo reclamo para la importación de materia prima era prometerles un trabajo digno como peluqueras. Eso sí, al llegar, comenzaba el proceso de despiece y despojo de pasaporte y demás, terminando como ya hemos dicho. Por cierto, el lugar donde se cataba el material se llamaba El Cielo y El Mundo. Curioso nombre para un matadero.

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