El Ejecutivo impulsa las deportaciones tras el incremento de pateras en Canarias
El Ejecutivo español impulsa las deportaciones ante la masiva llegada de pateras con cientos de migrantes a Canarias. Aunque el despacho de Interiores no aporta las cifras oficiales, la actividad se devela en un informe del Defensor del Pueblo a través del Mecanismo Nacional de Prevención de la Tortura (MNP). Este despacho, encargado de verificar la mayoría de los operativos de repatriación, reporta desde el mes junio de 2019 cuatro de estos siete vuelos que han partido a Mauritania con 115 suhsaharianos.
En ese sentido, en el año 2018, el MNP pudo supervisar la salida desde las islas y sumaron cuatro vuelos a Senegal con 120 personas a bordo. De la misma manera, en el sitio web de la institución no se reflejan más vuelos de esta naturaleza desde el archipiélago en el 2010, según fuentes de El País. Las organizaciones de rescate humanitario han mostrado preocupación por la salida de los vuelos a Mauritania, porque el país no solo acepta a sus nacionales, que son una minoría, sino a todos los migrantes que, en teoría, han salido de su territorio.
Es así, como el vuelo que partió el pasado 27 de enero con 42 personas deportadas a bordo, en realidad llevaba 38 que decían ser de Malí, un país sumido en un interminable conflicto armado; igualmente el 20 de enero, en otro vuelo, fue recurrente la misma situación, de 46 personas devueltas, 43 aseguraban ser de Malí. Al respecto, el Servicio Jesuíta de Migrantes considera que el procedimiento está dentro de la legalidad, no obstante considera que, el número de malienses en los vuelos sugiere que esas personas no han recibido información adecuada sobre su derecho a pedir de asilo.
Otra de las denuncias de los técnicos del MNP refieren que la presencia de menores de edad repatriados, sin concederles posibilidad de realizarles alguna prueba, aunado a que: “no se indicaba en ninguna parte que el lugar de procedencia de la patera fuera Mauritania". Sin embargo, fuentes del Ministerio del Interior no reconocen que estén impulsando deportaciones, aunque no descartan el interés en agilizar la identificación de los migrantes para ejecutar el procedimiento. Esta estrategia incluiría estrechar lazos con Guinea, Costa de Marfil, Gambia y Malí.
Las llegadas masivas tiene desbordadas a las islas, pero de acuerdo con las fuentes, no son alarmantes; aunque no deja de preocuparles el porcentaje de crecimiento porque apunta a un cambio de ruta que no será tan fácil de revertir: las llegadas aumentaron más de un 100% respecto a 2018, mientras que en el resto de las costas españolas se han reducido a la mitad y continúan a la baja.
El último sábado de enero, se desbordó la noticia del último vuelo con destino a Mauritania. Se trataba de casi 50 migrantes alojados en un albergue de Moya, una localidad de la provincia de Las Palmas de casi 8.000 habitantes, que entraron en pánico. “Por favor, decidnos si van a llevarnos. No comprendemos nada. No pueden hacernos volver después de todas las dificultades y el sufrimiento que hemos pasado ¿Cómo nos van a mandar a Mauritania, si allí no tenemos a nadie?”, clamaba desde el centro de acogida. @mundiario
