La novela Dora Bruder, del Nobel Patrick Modiano: la alienación de la memoria

Portada del libro Dora Bruder, de Patrick Modiano.
Portada del libro Dora Bruder, de Patrick Modiano.

Su tema principal el paso del tiempo: “Hace ocho años, en un viejo ejemplar del Paris-Soir, con fecha del 31 de diciembre de 1941, me llamó la atención una sección, “De ayer a hoy”, en la página tres”.

La novela Dora Bruder, del Nobel Patrick Modiano: la alienación de la memoria

Su tema principal el paso del tiempo: “Hace ocho años, en un viejo ejemplar del Paris-Soir, con fecha del 31 de diciembre de 1941, me llamó la atención una sección, “De ayer a hoy”, en la página tres”.

El tema principal de la novela Dora Bruder (1997, Seix Barral, 2014) es el paso del tiempo: “Hace ocho años, en un viejo ejemplar del Paris-Soir, con fecha del 31 de diciembre de 1941, me llamó la atención una sección, “De ayer a hoy”, en la página tres” (p. 13). La entrada del periódico describe a una adolescente desaparecida, Dora Bruder, de 15 años. La dirección de sus padres es el 41 del bulevar Ornano.

A continuación, la novela de Patrick Modiano (Boulogne-Billancourt, 1945), se convierte en la crónica de una búsqueda. Se registran pruebas, fotografías, archivos de la policía. Se siguen los pasos de Dora, y el narrador husmea en el mundo de los otros como un detective; recorre, de forma obsesiva, las calles de una ciudad, en particular las de la periferia; toma nota de direcciones, viejos directorios, recortes de periódico.

A medida que se juntan las piezas, se reconstruye la vida no solo de la adolescente desaparecida, sino de sus padres, judíos procedentes de Austria y Hungría, que tratan de proteger a su hija internándola en una escuela católica para niñas de clase trabajadora, un lugar llamado Sagrado Corazón de María, “números 60 y 62 de la calle Picpus (…) situado en la esquina de esa calle con la Estación de Reully” (p. 42).

Como vemos, se aportan datos, minuciosas descripciones. La acción parece transcurrir en Paris: los nombres coinciden, pero conforme avanzamos en la lectura, descubrimos que los lugares reales conviven con los imaginarios, los copiados con los inventados. La narración parece fruto de una extraordinaria coincidencia, que ilustra el pasaje de la novela en que Modiano nos habla de su lectura de Les Misérables (1862).

Según el autor francés, llega un momento vertiginoso en la novela en que el París histórico de Hugo da paso al París imaginado por Hugo. “Esa sensación de extrañeza que nos invade cuando caminamos en sueños por un barrio desconocido”. Los protagonistas de Les Misérables, Valjean y Cosette, corren a refugiarse en un convento imaginado que tiene la misma dirección (real o imaginaria) que la escuela de Dora Bruder: Sagrado Corazón de María. “Al despertar nos vamos dando cuenta poco a poco de que las calles de ese barrio son idénticas a las que nos son familiares durante el día” (p. 50).

La Historia, por lo tanto, no corre paralela a la ficción, sino que se ejecuta a través de ella. Y viceversa. Modiano nos ofrece el escenario imaginable de unos hechos imaginables. En otra escena, el narrador recuerda una película a la que Dora pudo haber asistido el primer año de la Ocupación, una comedia ligera llamada Primera cita, “que narra la fuga de una chica de su edad” (p. 73).

Cuando Modiano ve esa película, años después, le resultada velada, extrañamente luminosa: “Un velo parecía cubrir las imágenes, acentuaba los contrastes y a veces los difuminaba, en una blancura boreal (…) esa película estaba impregnada por las miradas de los espectadores del tiempo de la Ocupación (…) esas miradas, por una suerte de proceso químico, habían modificado la sustancia misma de la película, la luz, la voz de los actores” (p. 74). El proceso químico que ha experimentado el film se convierte en metáfora de la novela que lo contiene, donde también se mezclan imaginación y memoria.

Modiano publicó su primera novela, El lugar de la estrella, en 1968, y fue galardonada con el Premio Roger Nimier y el Premio Fénéon. Ganó el Premio Goncourt en 1978 por La calle de las tiendas oscuras. En 1996 fue galardonado con el Gran Premio Nacional de las Letras por el conjunto de su obra. En 2014 le fue concedido el premio Nobel. A pesar de ser un reputado novelista, en Dora Bruder, Modiano no imagina la vida de otros. Solo nos dice que esas vidas son imaginables.

La narración avanza a través de intuiciones. El narrador se limita a registrar los estragos del tiempo, mientras se sitúa a una distancia respetable del pasado. Es capaz de recordar pasajes enteros, y al hacerlo, parece huir del presente. El tiempo siempre se pierde: se segmenta, se cataloga, se recuerda, pero nunca regresa. En Dora Bruder, la precisión de la memoria es una forma de alienación: “De ayer a hoy. Con el paso de los años las perspectivas se vuelven borrosas, los inviernos se mezclan unos con otros. El de 1965 y el de 1942” (p. 16).

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