El DMO alerta de la necesidad de realizar ejercicio físico para prevenir fracturas

La descalcificación de los huesos principal causa de fracturas
La descalcificación de los huesos principal causa de fracturas

Tan importante o más que la toma de medicamentos son las medidas diseñadas para prevenir las caídas, causa habitual de las fracturas osteoporóticas, especialmente de las de cadera.

El DMO alerta de la necesidad de realizar ejercicio físico para prevenir fracturas

Tan importante o más que la toma de medicamentos son las medidas diseñadas para prevenir las caídas, causa habitual de las fracturas osteoporóticas, especialmente de las de cadera.

Como cada año desde 1996, el 20 de octubre se celebra el Día Mundial de la Osteoporosis, con el objeto de concienciar sobre la prevención, el diagnóstico y el tratamiento de esta enfermedad.

Fue bautizada como la Epidemia Silenciosa por la Organización Mundial de la Salud (OMS) porque no manifiesta síntomas hasta que la pérdida de hueso es tan importante como para que aparezcan fracturas. Aunque es más frecuente en mujeres postmenopáusicas, la osteoporosis puede afectar a cualquier persona, incluidos niños y adolescentes, varones a cualquier edad y mujeres premenopáusicas. Por esta razón los cuidados preventivos deben empezar en la infancia y continuar durante toda la vida.

Según la Sociedad Española de Reumatología, en España existen unos 2 millones de mujeres que padecen osteoporosis, con una prevalencia en la población postmenopáusica del 25% (1 de cada 4). Se estima que esta enfermedad es la causante de unas 25.000 fracturas cada año. Aproximadamente 1 de cada 3 mujeres y 1 de cada 5 hombres mayores de 50 años sufrirá una fractura osteoporótica en su vida restante.  

¿Cómo se diagnostica ?

Usted puede no haber notado ningún síntoma de la osteoporosis hasta que se haya fracturado un hueso por primera vez, haya notado una pérdida de estatura o se le haya alterado la conformación normal de la espalda. Si usted presenta estos fenómenos o reúne factores de riesgo para presentar la enfermedad es probable que su médico le realice una densitometría.

Esta técnica permite medir la densidad ósea con una mínima exposición a radiaciones. Es más sensible, desde luego, que una radiografía de los huesos. Esta prueba además puede servir para predecir el riesgo de fractura en pacientes que todavía no se han roto ningún hueso. La densitometría no sólo nos informa de la pérdida de hueso en una persona. También puede documentar la respuesta del esqueleto a un tratamiento contra la osteoporosis.

.En algunas situaciones, será necesario medir niveles de la vitamina D en sangre, las hormonas del tiroides o investigar el funcionamiento del riñón o del hígado. El médico con entrenamiento especial y conocimiento experimentado del metabolismo óseo que puede colaborar con su médico de cabecera para el diagnóstico y tratamiento de esta enfermedad es el reumatólogo.

¿Cuál es el tratamiento?

El objetivo del tratamiento de la osteoporosis es la reducción del número de fracturas debidas a esta enfermedad . La herramienta fundamental para conseguir este fin consiste en construir un hueso fuerte y resistente, y evitar su pérdida de masa ósea. Aunque el pico de masa ósea de cada persona está condicionado por su carga genética, y sobre ésta no se puede actuar, es importante concienciar a la población joven, especialmente femenina, de que ingieran en la adolescencia y la juventud una cantidad adecuada de calcio, que realicen un ejercicio físico correcto y que supriman hábitos nocivos, como el alcohol y el tabaco, con el fin de que obtengan una buena cantidad de masa ósea. 

Ingresar en nuestro organismo la cantidad correcta de calcio es importante para el esqueleto, la contracción muscular, la actividad cardíaca y la coagulación de la sangre. La cantidad concreta a incorporar varía según la edad, sexo y el riesgo de osteoporosis (tabla 2). Muchos adultos necesitarán de 1.000 a 1.500 mg al día. Esta ingesta se puede realizar con alimentos naturales ricos en calcio (sobre todo la leche y sus derivados) (figura 4), o como suplementos en forma de medicamentos (sales de calcio). En este último caso deberá existir un control de su médico sobre la cantidad y la pauta de administración.

La vitamina D es una sustancia fundamental para el hueso
Sus necesidades diarias se consiguen fundamentalmente por la formación de la misma en la piel cuando recibe el efecto de la irradiación solar. Los únicos alimentos naturales ricos en vitamina D son los aceites de hígado de pescado y éstos no se toman habitualmente en nuestra dieta. En determinadas situaciones (días poco soleados del centro del invierno, personas mayores que salen poco a la calle o están encamadas en residencias) puede haber falta de esta vitamina y se debe suministrar en forma de medicamento, a dosis fisiológicas (400-800 UI/día).
El tratamiento ideal de la osteoporosis debería permitir recuperar la cantidad de hueso que se ha perdido. Desgraciadamente ésto no se puede conseguir todavía. La mayoría de los medicamentos que se usan en esta enfermedad son sustancias que frenan la pérdida de hueso y, a veces, pueden conseguir peque- ños incrementos de su densidad. Son sustancias que llamamos antirreabsortivas y, entre ellas, se incluyen los estrógenos, el raloxifeno, las calcitoninas y los bifosfonatos (etidronato, alendronato y risedronato). La teripatrida es un fragmento de la hormona paratiroidea, recientemente incorporada a nuestro arsenal y que favorece la formación del tejido del hueso. Todos ellos han demostrado, en mayor o menor medida, la capacidad de prevenir las fracturas vertebrales y/o de cadera y otros huesos largos.
Finalmente, para evitar la fractura de cadera en personas con tendencia a caerse se han diseñado unos protectores externos, en forma de almohadilla, que protegerían a esta región, amortiguando el golpe. Hoy todavía son muy aparatosos y poco prácticos pero puede que en el futuro se diseñen nuevos protectores más cómodos y fáciles de utilizar. Por tanto, una buena prevención de la enfermedad, evitando la descalcificación de los huesos, junto con ejercicio moderado y dieta mediterránea, claves para una vida longeva de nuestros huesos.

 

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