Directrices para el control de la gripe en Argentina: principales estrategias de prevención

La gripe es una enfermedad respiratoria aguda  de una gran difusibilidad, muy contagiosa y de comienzo brusco. Es una de las más severas por sí misma y por sus complicaciones
La gripe es una enfermedad respiratoria aguda de gran difusibilidad, contagiosa y de comienzo brusco.

La aplicación de la vacuna es anual, durante el otoño. Como la actividad más alta del virus se presenta desde junio hasta septiembre se justifica aún avanzado el invierno.

Directrices para el control de la gripe en Argentina: principales estrategias de prevención

La aplicación de la vacuna es anual, durante el otoño. Como la actividad más alta del virus se presenta desde junio hasta septiembre se justifica aún avanzado el invierno.

Con la llegada de la estación fría se comienza con el planteo de cuál sería el mejor modo de proteger a la población contra la gripe. Las estrategias utilizadas buscan proteger la integridad del sistema de asistencia sanitaria y la infraestructura esencial del país, reducir la morbilidad y la mortalidad.

Esta enfermedad respiratoria aguda es una de las más antiguas conocidas, de una gran difusibilidad, muy contagiosa y de comienzo brusco. Es una de las más severas por sí misma y por sus complicaciones.

En épocas de epidemias afecta a la mayoría de las personas susceptibles al virus circulante, presentando una alta mortalidad en personas adultas grandes y enfermas con afecciones crónicas, por las complicaciones que la acompañan. Las mismas pueden ser pulmonares o extra pulmonares, dentro de las primeras se encuentran la neumonía viral primaria y la neumonía bacteriana secundaria. En las extra pulmonares se encuentra la descompensación de una patología preexistente como puede ser la insuficiencia cardíaca, renal o diabetes.

El contagio de la enfermedad es fundamentalmente interhumano, a través de las secreciones respiratorias que se transmiten por microscópicas gotas que se expulsan al hablar, toser, estornudar o con elementos directamente contaminados. La difusión se ve favorecida por los espacios cerrados y personas aglomeradas. El virus permanece con vida durante varias horas en el moco seco de los pañuelos y desde estos podría ser transmitida, motivo por el que tampoco se deben prestar entre las personas; además, puede encontrarse presente en superficies como mesas de cafetería, manijas de puertas, escritorios o teclados de computadoras, por lo que se recomienda lavarse las manos con frecuencia, o utilizar alcohol en gel, lo que ayudará a disminuir la transmisión.

En personas de la tercera edad, pacientes debilitados o con afecciones crónicas, en el periodo de estado o en la convalecencia, se pueden presentar las mencionadas complicaciones con un desenlace fatal. Las muertes son más frecuentes entre los fumadores.

Una situación muy habitual es confundir la gripe con el resfrío, y la diferencia está en la acelerada progresión y severidad de la signo-sintomatología. Por ello es importante no auto medicarse.

La gripe es una enfermedad potencialmente grave y altamente contagiosa, que tiene un alto impacto sanitario y económico, es costosa para el individuo, la sociedad y los sistemas de salud; la prevención es fundamental, y dentro de esta la vacunación es la única manera eficaz que permite reducir los costos asociados a la gripe, bajando al mismo tiempo los riesgos de hospitalización y la morbilidad de esta infección viral.

La vacuna contiene virus inactivados, es decir muertos, por lo que es altamente segura y no genera enfermedad. El virus de la gripe sufre permanentes cambios o mutaciones, razón por la que la OMS (Organización Mundial de la Salud) semestralmente determina su fórmula, y por la que todos los años se producen vacunas nuevas con diferentes cepas (en el Hemisferio Sur, para la temporada  2015, la vacuna es trivalente, constituida por dos cepas del Virus Influenza  tipo A y uno B).

La aplicación deberá ser anual durante los meses de la estación otoñal, preferentemente desde marzo hasta mediados de mayo, pero como la actividad más alta del virus se presenta desde Junio hasta principios de Septiembre se justifica, o, más precisamente es beneficioso vacunar aún avanzado el invierno; la aplicación puede ser intramuscular o subcutánea, aplicándola en forma lenta. La mayoría de los vacunados tienen buena tolerancia a la misma, sufriendo efectos adversos mínimos (dolor y enrojecimiento leve en el lugar de aplicación, fiebre baja en muy pocos casos). Esta vacuna se puede aplicar simultáneamente con otras, siempre que sea en sitios anatómicamente distintos, y no estaría mal que se la aplicara con la vacuna antineumocóccica en personas de alto riesgo, teniendo en cuenta la dosis e indicación del médico.

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