En la TV que muchas veces acompaña de fondo, todas las noticias son por fin buenas

Fin de año desde Alemania. / Marlene Pohle
Fin de año desde Alemania. / Marlene Pohle

La Navidad es una fecha que muchos odian porque limita su capacidad de ir a una playa tranquila para descansar, o de correrse la gran juerga, pero resulta imprescindible y necesaria.

En la TV que muchas veces acompaña de fondo, todas las noticias son por fin buenas

La Navidad es una fecha que muchos odian porque limita su capacidad de ir a una playa tranquila para descansar, o de correrse la gran juerga, pero resulta imprescindible y necesaria.

Hoy es Nochebuena y mañana Navidad, afortunadamente hasta ahora tiempo de alegría, de películas felices, de grandes reuniones familiares, calles iluminadas, escaparates esplendorosos y aceras abarrotadas. En las iglesias se hablaba de que habrá un niño más en la familia y lo festejábamos con grandes comilonas fuera de lo habitual. Se hacia el exceso en las casas, en las cocinas economicas, en Cáritas, y hasta en los hospitales o residencias de ancianos ¿y ahora? Algo queda.

No son pocos los los que empiezan a desaparecer rumbo a ese viaje soñado, y aun son más los que les gustaría dejar estas fiestas atrás y pasar unos días en Canarias. Algunos hasta las odian por ser fiestas obligadas que les apartan de sus rutinas o sus excesos.

Craso error, estas fiestas son tan útiles como necesarias. Es un día al año donde los que lo desean hacen punto de encuentro para la familia, para la cercana y para la que solo ven este día en todo el año, y donde las familias que no lo desean se ven de igual forma. Mesas numerosas, sentirse miembro de un grupo protector, todo y más se reúne para compartir el pan y el vino con su acompañamiento. En muchos casos única oportunidad de ver y oír a ese familiar con el que nos llevamos mal, pero que es sangre de nuestra sangre. Un día señalado que debería ser obligatorio aunque moralmente ya lo es. Padres, hijos, nietos y biznietos compartiendo el pavo y los más afortunados el besugo. Marisco a precio de oro pero todo con alegría. En la televisión que muchas veces acompaña de fondo, todas las noticias son por fin buenas, hay alegría y la gente ríe y canta. 

No quedan muchos nacimientos caseros por la invasión del árbol y Papá Noel que trata de desplazar a los Reyes Magos, aunque aquí hemos ampliado y damos cabida a los dos, pero lo que si queda es el recuerdo de ese día en que nos hemos visto, abrazado y besado brindando por los mejores deseos para todos. Un día odiado para muchos pero querido y necesario para nuestro sentido de pertenencia y con él alimentar nuestro lado más humano. Quizás los más jóvenes ya piensan en salir con su pandilla a divertirse como cualquier otro fin de semana pero que los menos jóvenes quizás esperan con anhelo.

Generosidad, paz y amor para todos.

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