Como dice la canción Marie-Galante, el paisaje de Belle-Île-en-Mer enamora

Aiguilles de Port Coton. / Heiko St.
Aiguilles de Port Coton. / Heiko St.

Esta isla de la Bretaña francesa ofrece un asombroso espectáculo paisajístico, que ha sido fuente de inspiración para todo tipo de artistas, especialmente poetas y pintores.

Como dice la canción Marie-Galante, el paisaje de Belle-Île-en-Mer enamora

Belle-Île-en-Mer, conocida también como “la bien llamada” porque hace honor a su nombre, se encuentra cerca de la costa francesa, al sur de Bretaña. Es la mayor de las islas atlánticas francesas con 85 kilómetros cuadrados de superficie y una población de poco más de 5.000 habitantes. Su buen clima y su accidentada costa salvaje que alterna playas y acantilados son un buen reclamo para los turistas.

Aunque no sea de los más publicitados, puede que sea uno de los destinos más apetecibles de Francia. Para explorar la isla se puede alquilar una bicicleta o animarse practicar senderismo por docenas de caminos que nos llevan a todas partes, entre puertos como el de Sauzon, pueblos marítimos como Locmaria, jardines como Le Jardin de la Boulaye o playas como la Plage de Donnant.

Uno de los lugares más sorprendentes de la isla son las majestuosas Aiguilles de Port Coton, localizadas en la parte de la costa que da a mar abierto. Deben su nombre a que estas ajugas rocosas, barridas por vientos y olas proyectan una espuma que envuelve el lugar y da la sensación de una gasa algodonosa varias veces pintada por Claude Monet. Sin embargo cuando reina la calma, es posible disfrutar buscándole parecidos razonables a las rocas con el Mont Saint Michel o la Esfinge, por ejemplo.

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