Un día no es tiempo suficiente para las mujeres

Marcha de mujeres contra Trump.
Marcha de mujeres contra Trump.

El mundo se ha puesto de acuerdo en adjudicar un día al año para conmemorar la lucha por los derechos de las mujeres, algo que hoy no parece ser suficiente.

Un día no es tiempo suficiente para las mujeres

Ahora que han pasados unos días de la celebración del Día Internacional de la Mujer, conviene  detenerse a reflexionar con calma. Pero antes, centremos los antecedentes ocurridos el 8 de marzo de 1875. Ese día cientos de trabajadoras de una fábrica textil de Nueva York se manifestaron para protestar por las condiciones laborales y los bajos sueldos que percibían (menos de la mitad de lo que cobraban los hombres). La terrible represión de la policía trajo como resultado 120 víctimas mortales. Allí empezó todo y desde ese día se conmemora una fecha en la que año tras año millones de mujeres en todo el planeta han salido a reclamar aquello que la sociedad machista les ha negado durante siglos, y este año no iba a ser menos. Todavía latentes numerosas desigualdades y con la violencia machista amenazando al colectivo femenino -cuando se lastima a una se agrede a todas- las mujeres no han alcanzado aún las cotas deseadas en sus reivindicaciones. Es un hecho objetivo y como tal, incuestionable. Podemos buscar la culpa en los numerosos aspectos sociales en los que los hombres tienen, tenemos, si no toda, mucha responsabilidad.

La igualdad depende de todos, hombres y mujeres, pero son ellas las que más deben pujar por estar presentes, por alcanzar las metas sociales, económicas, jurídicas y políticas que nadie debe concederles como si fuese una gracia especial.

Pero ya es hora de terminar con ello, de eliminar de una vez por todas este día que las homenajea como víctimas de la injusticia para comenzar a tomar partido y resolver desde hoy mismo las cuestiones pendientes. Basta de ser objeto de inútiles debates que sólo bordean la cuestión sin atacarla frontalmente. Ha llegado el momento de que las mujeres dejen de gritar al viento y empiecen a tomar lo que les pertenece por derecho. La igualdad depende de todos, hombres y mujeres, pero son ellas las que más deben pujar por estar presentes, por alcanzar las metas sociales, económicas, jurídicas y políticas que nadie debe concederles como si fuese una gracia especial. Es su derecho y punto. De nada sirve clamar en el desierto de una sociedad que avanza tan lentamente, ni tampoco dialogar con quienes no creen que deben disfrutar de las mismas prebendas, así que mi propuesta es que dejen de intentarlo y comiencen a forzar ña aceptación natural, porque la manera más rápida de alcanzar el éxito es adoptar la actitud natural de poseerlo. 
Hay fechas, demasiadas, que convienen ser recordadas porque es la única manera de elevar a público su carácter de olvidadas, pero el 8 de marzo no debería ser una de ellas. Eso significaría que, por fin, se habrá logrado la equidad de sexos y una convivencia natural, sin miedos ni excusas. Y nosotros, hombres, nacidos de una mujer, no estamos al margen. Conviene que lo recordemos.

Comentarios