Desconfía de quien te diga 'ten cuidado': solo busca que no marches de su lado

Una pareja.
Una pareja.

Siempre la había llamado “chiqui”, era la pequeña y desde que le alcanza la memoria la había defendido a capa y espada, amiga inquebrantable, cayera quien cayera...

Desconfía de quien te diga 'ten cuidado': solo busca que no marches de su lado

Siempre la había llamado “chiqui”, era la pequeña y desde que le alcanza la memoria la había defendido a capa y espada, amiga inquebrantable, cayera quien cayera...

Cogió el coche con ansia, sabía que tendría que volver, antes o después, pero lo importante era que podía irse en ese preciso instante, correr, mejor dicho, pisar el acelerador. Se le vino a la cabeza la canción de Joaquín Sabina que tanto le gustaba de pequeña: "Desconfía de quien te diga Ten cuidado, sólo busca que no marches de su lado". Pisa el acelerador, cantaba el estribillo su cabeza y ella obedecía, tanto que estaba segura de que la iban a multar, pero le daba igual.

Sólo quería salir de allí, dejar de ver las mismas caras falsas, la misma hipocresía todos los días, la suya la primera. Estaba aburrida de tener que sonreírle a todo el mundo, cuando en realidad lo que quería era gritar, lo de llorar ya lo había superado. Lo que se apoderaba de su cuerpo era rabia, una rabia que ni la nicotina lograba controlar.

Cuando llegó a su destino, aparcó malamente y se tiró a la orilla del río. Qué paz. La gente la miraba al pasar, supongo que pensarían si se encontraba bien, pero nadie se acercó a ella y lo agradeció, estaba disfrutando esa brisa al máximo. Esa soledad le felicitó por lo que acababa de hacer, años de humillación, de perder su vida por él, de vivir cegada por la venda del amor incondicional no correspondido.

No sabría decir cuántas horas o minutos estuvo allí tumbada, perdió la noción del tiempo. Sólo abrió los ojos cuando escuchó aquella voz que tanto hacía que no percibían sus oídos.

- ¿¡Por Dios, qué te ha pasado!?

No le contestó, sólo se incorporó, se abrazó a sus rodillas y apoyó su barbilla en ellas. Estuvo un rato mirando correr el agua y, después, le contó a su hermana todo. Se limitó a escucharla, la situación era grave y no sabía muy bien qué decir… Sus ojos se abrían cada vez más a medida que ella continuaba con su historia, pero lo que más la sorprendió fue la última frase de las tantas que salieron de su voz rasgada, “fue el primer golpe, pero tranquila, chiqui, va a ser el último”. Se avergonzó de sí misma, sólo fue capaz de darse cuenta de lo que sucedía después de que el puño del hombre al que quería acabase en su cara. Sólo en ese instante se percató de todo.

Siempre la había llamado “chiqui”, era la pequeña y desde que le alcanza la memoria la había defendido a capa y espada, amiga inquebrantable, cayera quien cayera. Ahora, verla así, con la cara magullada, le hacía sentir ser ella la fuerte, el muro infranqueable. Era su turno.

- Venga, vente. Te vas a dar una ducha tranquilamente y ya verás que ahora todo se soluciona… te quedas conmigo. Has tomado la decisión acertada, cariño - le dijo mientras la ayudaba a levantarse del suelo. @reipardorguez

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