El desarrollo de los servicios 5G supondrá el despliegue masivo de nuevos elementos de red en España

Antenas en palmera. / Ralph Kayden. / Unsplash
Antenas en palmera. / Ralph Kayden. / Unsplash
El Gobierno lanzará la subasta con el espectro de 700 Mhz (actualmente usado por la TDT) en el primer trimestre del 2021. El siguiente paso será la reordenación de la banda de 26 GHz. El 5G precisa las frecuencias de 24 a 100 GHz para alcanzar su máximas capacidades. ¿En qué afectará esta tecnología a nuestra salud?
El desarrollo de los servicios 5G supondrá el despliegue masivo de nuevos elementos de red en España

Telefónica anunció esta semana su entrada de lleno en el despliegue de la tecnología 5G que permitirá que el 75% de la población española pueda acceder a ella antes de que acabe el año 2020. Para cubrir toda esta cobertura la compañía contará nuevamente con Ericsson y Nokia, tal y como informan desde Invertia, rompiendo así con la compañía china Huawei, su apuesta inicial. Para muchos, poca sorpresa, teniendo en cuenta que desde EE UU, y ya desde el mandato de Obama, se ha procurado arrinconar a la multinacional asiática mediante una campaña de persuasión a diferentes países que ha dado sus frutos. Hablamos de ello en ¿Por quién queremos ser espiados mañana?

Actualmente los distintos operadores que actúan en España (Telefónica, Orange y Vodafone, principalmente) tienen adjudicado el ancho de banda de 3,5 Ghz para operar el 5G pero para el primer trimestre de 2021 el Gobierno lanzará la subasta con el espectro de 700 Mhz (actualmente usado por la TDT).

A pesar de ello, estas bandas enmarcadas en una frecuencia Sub-6Ghz no serán las definitivas ni las que quieren las compañías, sino que para que el 5G se note de verdad en la vida diaria las frecuencias que se usarán serán las de 24 a 100 GHz.

Como curiosidad, el mismo rango de frecuencia en el que actúa el Sistema de Denegación Activa, un arma de energía desarrollada por Raytheon, una corporación industrial y uno de los contratistas de defensa militares más grandes de los Estados Unidos, que emplea una onda eléctrica milimétrica de 95 GHz, causando una sensación de quemazón muy dolorosa, al penetrar 0,04 centímetros en la piel. El objetivo detrás del rayo del dolor y dispositivos similares es la capacidad de controlar y/o dispersar grupos y multitudes de una manera “más humanitaria”, según el Pentagono.

Para 2021, la Unión Europea ya decidió liberal todas las bandas del 5G que se encuentran dentro de ese espectro de frecuencia.

Concretamente en España, el siguiente paso a la liberación de la banda de 700 Mhz es la reordenación de la banda de 26 GHz.

Infografía 5G. / Mundiario

Infografía 5G. / Mundiario

El problema que late por debajo del festejo tecnológico es ¿afectará el 5G a nuestra salud?

Como primer paso, tal y como explican desde el Ministerio de Energía, Turismo y Agenda Digital, “el desarrollo de los servicios 5G supondrá el despliegue masivo de nuevos elementos de red en el territorio español”, es decir: más mástiles y torres, más antenas, etc. Como se ha visto en la infografía, para operar en las frecuencias de 24 a 100 GHz es preciso instalar muchas antenas a una distancia de 200 metros cada una que es el alcance de la señal de estas frecuencias.

Algunas de estas “antenas” pueden llegar a ser del tamaño de una moneda. “Muchas se están instalando ya en contenedores grandes pero en el futuro van a ser prácticamente invisible. Además, son antenas de seguimiento: contactan con un dispositivo, por ejemplo, un móvil, y le siguen allá a donde vaya. Son sistemas muy sofisticados aunque aún no suficientemente desarrollados”, explica el Dr. Ceferino Maestú, Director del Departamento de Tecnología Fotónica y Bioingeniería del Centro de Tecnología Biomédica, en una entrevista concedida a Discovery Salud

Las antenas generan una señal de radiofrecuencia en horizontal y no ionizante. Las radiaciones no ionizantes sí pueden tener efectos biológicos en las personas expuestas dependiendo de la frecuencia de emisión y la cantidad de energía recibida. “Todas las ondas electromagnéticas producen efectos, por lo que debemos saber bien a partir de qué nivel de intensidad se producen esos efectos”, indica Alberto Nájera a MUNDIARIO, profesor de la UCLM y vocal asesor del Comité Científico Asesor para Radiofrecuencia y Salud.

Para los seres humanos, las emisiones de radiofrecuencia de las antenas pueden llegar a producir cambios en la membrana de las células y alterar los flujos de algunos iones, como el calcio, así como aumentar la temperatura corporal en algunos grados, según los efectos reconocidos por la comunidad científica. Sin embargo, la falta de estudios (ni el 4G ni el 5G han sido probados en procedimientos de seguridad en escenarios creíbles de la vida real), obliga a indicar que no hay evidencias.

En 2017, 180 científicos de 35 países firmaron un manifiesto invocando el Principio de Precaución. Este principio establece que “cuando una actividad representa una amenaza o un daño para la salud humana o el medio ambiente, hay que tomar medidas de precaución incluso cuando la relación causa-efecto no haya podido demostrarse científicamente de forma concluyente”. Los científicos firmantes solicitan la no implantación de la tecnología 5G hasta que investigadores independientes de la industria investiguen a fondo los potenciales riesgos para la salud y el medio ambiente. Algo que nunca va a pasar debido a los distintos intereses políticos y empresariales existentes para no quedarse atrás en el desarrollo tecnológico de lo que supondrá el 5G: “un mundo en el que la mayor parte de nuestros objetos de uso cotidiano serán elementos conectados entre sí y con nosotros”, como explican desde Telefónica. En definitiva, el avance tecnológico no se puede/quiere parar y no se va a parar, caiga quien caiga.

Mientras tanto, resulta paradójico que existan zonas en España que se mantienen en una especie de resistencia gala. Escribo esto desde una zona rural del país, donde aún no ha llegado ni el ADSL ni la fibra óptica. Aunque al 5G no se le anhela previsiblemente todos acabaremos hiperconectados en un mundo con seres humanos hipercrispados, hipervigilados, hiperfragmentados, hipermanipulados e hiperaislados. Bienvenidos al nuevo orden mundial. @opinionadas en @mundiario

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