Dependencia: el relato de la desesperación

Movilización en defensa de la sanidad pública. / Mundiario
Movilización en defensa de la sanidad pública. / Mundiario

Las personas deben ser lo más importante pero a día de hoy los derechos sociales y la sanidad pública viven una de las etapas más oscuras de su historia. ¿Volverá la Ley de Dependencia a ser la original para poder ayudar a las personas a garantizar las necesidades básicas de su vida?

Dependencia: el relato de la desesperación

En un segundo todo puede cambiar… La vida puede dar un giro de 180º, y es que lo único seguro en esta vida es que los que hoy somos personas sanas, algún día seremos enfermos o dependientes, pero eso sí, no podemos saber el día que se producirá el cambio. 

Hubo un tiempo en el que las personas con dependientes a cargo podían solicitar una ayuda económica en la cual, además, se les retribuía su correspondiente cotización a la Seguridad Social, tan importante para garantizar a los/as cuidadores un futuro digno en el cual ver sus necesidades básicas cubiertas. Todo ello gracias a la creación en diciembre de 2006 de la Ley de Promoción de la Autonomía Personal y Atención a las personas en situación de dependencia de España, más conocida como "ley de dependencia".

Para poder llevar a cabo los recortes en la cuantía por cuidados en el entorno familiar, emprendieron un uso desmedido de la prioridad de los servicios frente a las cuantías económicas. Llegaron así los cambios que recortaron a partir de entonces los derechos de las personas a tener las necesidades básicas de la vida diaria cubiertas, pero no solo eso, sino que también recortaron su calidad de vida y, sobre todo, recortaron el bienestar de las personas y de sus familias.

Algunas de las puñaladas que la conocida como Ley de Dependencia sufrió fueron las siguientes:

> Prioridad a los servicios frente a las cuantías económicas.- Por consiguiente, el Programa Individual de Atención (PIA) –la estrella de la ley original, y el más solicitado–, aquel que designaba una cuantía económica para el/a cuidador/a nunca regresa… Se esfuma con tristeza esa cuantía que liberaba de carga y de estrés a los familiares que se deben ausentar del mundo laboral para poder cuidar y apoyar a sus hijos, padres o hermanos dependendientes. ¿Os imagináis qué pasaría si el giro de 180º en nuestra vida sucede mañana? De repente nos dicen que nuestro hijo/a sufre una enfermedad degenerativa que lo incapacitará como persona autónoma  en las necesidades básicas de su vida diaria y nuestro mundo se viene abajo, estamos perdidos, no sabemos cómo actuar y nos sentimos ahogados por el sufrimiento que una noticia así nos deja.  El alcance de tal cambio sería fulminante en nuestras vidas, pero además de la carga emocional por el acontecimiento vital estresante en sí, ahora debemos sumar ese puñal que recorta sin pudor esa pequeña ayuda que liberaría nuestra carga de estrés para determinar cómo hacer frente a los gastos del hogar. Así que deberíamos tomar una difícil y delicada decisión… ¿si el Estado no puede aportarme la ayuda económica para la dependencia de mi hijos en los cuidados como familiar, entonces debo plantearme una jornada laboral que pueda sufragar los gastos comunes a todos los hogares, más los propios que entrañan la dependencia y enfermedad de un ser querido como son gastos farmacéuticos, gastos de adaptación del hogar, etc.? Y lo que es más grave todavía, ¿mi hijo/a dependiente prefiere tener a su madre o padre como cuidador principal o a un empleado/a? No nos olvidemos que sobre todo en materia de menores dependientes, los mismos pueden dar pasos de gigantes en paralizar sintomatología propia de la enfermedad que sufran e incluso un retroceso cuando son cubiertas sus necesidades no sólo físicas sino afectivas y psicológicas. Con lo cual, el Gobierno cuando decide recortar en materia de dependencia, recorta no sólo las logísticas que acomodan la vida de los dependientes de forma objetiva sino que, recortan su bienestar afectivo y psicológico con el consiguiente retroceso que eso puede suponer en la salud de dicha persona y en el propio avance de la enfermedad.

> Los tiempos de espera.- Son otra de las demandas más recurridas en materia de dependencia. Los tiempos de espera son cada vez son más largos, no cumpliendo en la gran mayoría de los expedientes los objetivos marcados por la ley. ¿Qué esperamos que ocurra si una persona enferma solicita su valoración de grado de dependencia y resulta que en vez de resolverse antes de los 3 meses marcados por ley se resuelve en más de un año? La respuesta la tenemos a diario en nuestras calles, en nuestros vecinos, entorno, conocidos, y es que, muchas personas han fallecido esperando que se resuelva el proceso de dependencia. Así de triste y cruda es la realidad que vivimos hoy en día con los recortes que nos ahogan cada día un poquito más, de forma subliminal pero letal, a veces sin darnos cuenta, porque el día que nos demos cuenta quizás no podamos resolver nuestra situación.

Las personas deben ser lo más importante pero a día de hoy los derechos sociales y la sanidad pública viven una de las etapas más siniestras y oscuras de su historia

¿Cuándo podremos dejar que la gente sólo se tenga que preocupar de sí misma y de su propia salud cuando enferma y no de cómo llegar a fin de mes, cómo pagar las medicinas de mi hijo, cómo poder comprar una cama articulada o una silla, cómo poder pasar más tiempo con mi hijo sin ocupar una jornada laboral completa que me aleje de él estando enfermo? ¿Cuándo? Suplicamos al Gobierno que recapacite en sus políticas sociales porque las personas debe ser lo más importante pero a día de hoy los derechos sociales y la sanidad pública viven una de las etapas más siniestras y oscuras de su historia.

> Las incompatibilidades.- Otro de los recortes incide en regular y controlar la incompatibilidad entre prestaciones económicas y servicios.

> Las cuantías.- Además se reducen notablemente las cuantías económicas y las horas de servicio. Este tipo de recortes y modificaciones en la ley suponen una auténtica película de terror para las personas afectadas y sus familias.

Intento descifrar los motivos de tal decreto y a la vez analizar si los autores son conscientes de las terribles consecuencias que esto supuso en la sociedad.

Quizás los motivos sean una falta de empatía evidente al no ponerse en el lugar de las personas enfermas o dependientes y de sus familias

Quizás los motivos sean una falta de empatía evidente al no ponerse en el lugar de las personas enfermas o dependientes y de sus familias. Bastaría con escuchar uno de los tantos relatos  a nivel particular que sufren la falta de atención por parte de la administración actual en las necesidades básicas de su vida diaria. Los que tenemos el privilegio de estar en contacto constante con las personas a nivel local, vivimos muchos de los dramas que, a día de hoy, no tienen solución ni cobertura por parte de la Xunta de Galicia y del Estado. Y además hay un agravante en todo esto y es el siguiente: las personas enfermas o dependientes pierden capacidad de acción y de manifestarse, presentar recursos, protestar, a la par que sus familiares o cuidadores que están inmersos en una espiral de estrés y desgaste por la situación de falta de recursos ante la ya dramática vivencia. Y esto se traduce en silencio ante el horror y desesperación del ataque directo a su bienestar. 

Pido un deseo: que los responsables de las políticas sociales  bajen a pie de calle y hablen con las personas, que las miren a los ojos y vean sus lágrimas brotar, que se pongan por un momento en su lugar, que escuchen con atención a la gente… y una vez hecho este ejercicio obligatorio para poder gobernar, que devuelvan de inmediato los derechos que recortaron a las personas. Ojalá este deseo se haga realidad pronto y la Ley de Dependencia vuelva a ser la original para poder ayudar a las personas a garantizar las necesidades básicas de la vida diaria y, en definitiva, de su bienestar. @mundiario

Protesta multitudinaria en Galicia contra la reforma sanitaria, en defensa de la sanidad pública
Redacción
Este domingo, líderes de todos los partidos de la oposición en Galicia, representantes de los sindicatos y ciudadanos llegados desde todas las áreas sanitarias gallegas unieron sus voces para pedir la retirada de la reforma de la ley sanitaria y exigirle al presidente de la Xunta de Galicia, Alberto Núñez Feijóo, del PP, que abra "un proceso de negociación", como propuso el portavoz del colectivo, Manuel Martín.
Para el conselleiro de Sanidade, Jesús Vázquez Almuíña, los organizadores de la protesta dieron "información falsa" para movilizar a las personas. "Creo que es algo grave", advirtió ante la convocatoria en defensa de la sanidad pública.

 

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