Una degustación de vinos en un entorno único: el Chateaux A Quinta da Auga

Copa de vino.
Desgustación de vinos en A Quinta da Auga, en Santiago de Compostela.

Las sensaciones que proporciona una cata de vinos se intensifican si se elige un entorno adecuado. A Quinta Da Auga, en Santiago de Compostela, lo consigue.

Una degustación de vinos en un entorno único: el Chateaux A Quinta da Auga

Las sensaciones que proporciona una cata de vinos se intensifican si se elige un entorno adecuado. A Quinta Da Auga, en Santiago de Compostela, lo consigue.

Eel apasionante mundo del vino existen multitud de eventos enfocados a la degustación que, con mayor o menor acierto, suelen tener un elemento en común; la ilusión con la que se acometen.

Algunos son netamente comerciales, donde el propio organizador aplaude, como guiño a la comunicación fluida, la ausencia del enólogo, o de personas que traten aspectos técnicos. En otras ocasiones, los tecnicismos y procesos cobran mayor relevancia, agradando a unos e importunando a otros. Sólo en circunstancias especiales, se logra la sinergia, un ambiente equilibrado, cercano y sincero, sin mayor pretensión que la degustación sin artificios, donde se pueda escuchar, al promotor del proyecto, quien lo ha forjado y desarrollado, en muchos casos, durante décadas.  Considero humildemente que este escenario es el más interesante, ya que como es bien sabido las emociones se contagian, e independientemente de las dotes del comunicador, cuando se habla en primera persona de algo en lo que uno cree, de una pasión, las sensaciones se transmiten.

En España contamos con excelentes vinos y sólo paladares muy entrenados podrían diferenciarlos de otros que triplican, en el mejor de los casos, su precio. Las tierras gallegas destacan por blancos con una relación calidad/precio realmente excepcional y tintos que llamarían la atención en una cata a ciegas. Decía Einstein que es más fácil desintegrar un átomo que un prejuicio, por lo que una aproximación crítica, no dogmática, con mente abierta y curiosa, podría regalarnos experiencias inolvidables.

En la línea propuesta, la inmersión en las sensaciones puede ser más accesible de lo que imaginamos, y en muchas ocasiones nos esforzamos en buscar fuera lo que tenemos al alcance de nuestra mano. Un ejemplo de este concepto de lujo en sí mismo, cercano, elegante, amable, sin estridencias, emana en las catas organizadas en A Quinta Da Auga, en Santiago de Compostela, donde hemos asistido a interesantes degustaciones dirigidas por Michael Wöhr, gran conocedor de los vinos alemanes y  centroeuropeos, o por Fernando González, propietario de la Adega Algueira, y así comprobar el terroir de los néctares de la Ribeira Sacra -el oro líquido del Sil como lo denominaban los romanos-, que nos causaron, una grata impresión.

Si a todo ello le sumamos un entorno único como el Hotel Spa Relais & Chateaux A Quinta Da Auga, el valor añadido es incuestionable. Acunado por un río, envuelto en jardines y tomando como base una regia construcción preindustrial del S. XVIII, consiguieron, tras 6 años de rehabilitación, una combinación de abolengo y a su vez moderna elegancia, donde a la tranquilidad, se le suman el diseño, el gran detalle y la calidez. Se consigue un ambiente cercano y a su vez refinado, donde todo se encuentra en consonancia, destacando su restaurante, Filigrana, que presenta una combinación de cocina tradicional con tintes vanguardistas. Precisamente su exclusividad reside ahí, tanto en la singularidad del proyecto, como en el toque personal que los dueños, encargada y personal, han sabido transmitir. Una apuesta diferente que, con la organización y enfoque de las catas, logra que estas se conviertan en sensaciones. 

Esperemos que surjan conceptos similares y tengan continuidad en el tiempo, ya que son un necesario aporte para desarrollar el turismo, el ocio, el conocimiento y por extensión la cultura del vino. Qué mejor lujo que disfrutar de entornos especiales y en buena compañía ¿No creéis?.

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