La escritura fue, es y será crisol explicativo del pensamiento del hombre

Danza fálica. Abrigo de los Grajos. Sierra de Ascoy, Cieza, provincia Murcia. El profesor Michael J. Walker contando con la colaboración de A. Cuenca concreta una datación cercana al 5250 a.C.
Danza fálica. Abrigo de los Grajos. Sierra de Ascoy, Cieza, provincia de Murcia. El profesor Michael J. Walker, con la colaboración de A. Cuenca, concreta una datación cercana al 5250 a.C.

Vestigio del pensamiento humano, la escritura es ademán de una expresión aún más amplia y precisa. Pervivencia de la conciencia intemporal que insuflan los gestos.

La escritura fue, es y será crisol explicativo del pensamiento del hombre

Emocionante y conmovedora. "Bulattal me ha traído noticias tuyas". Escrita sobre el año 1700 antes de Cristo en Sumeria, esta carta que irrumpe como primer testimonio del género epistolar, continúa así: "y me han llenado de felicidad; tuve la impresión de que tú y yo nos encontrábamos". Un chisporroteo de extraña animosidad me recorre el espinazo para, finalmente, aposentarse entre dorso y pecho. La sensación de intemporalidad abrevia ese regusto por lo íntimo y cercano. Hace cuatro mil años el sentimiento se asentía con la misma sencillez y, a la par, hondura que hoy, y cuyo influjo se revalida con la misma intensidad, al evocar este pasaje humano de fuerte carga visual.

 

Guadalupe Nettel, autora de la obra de relatos El matrimonio de los peces rojos, señala: "la tradición de quienes escribimos hoy es basicamente la misma, lo que es insoslayable es la presencia grande del chat y del correo electrónico. Referir relaciones a distancia en cartas que viajen por barco no sería hoy realidad. Por eso aparecen hoy en tantas historias los mails, las redes sociales, como asomó la locomotora por la literatura de finales del siglo XIX. Pero el lenguaje es el mismo, y espero que nunca se eche a perder por ninguna innovación". La escritora mejicana describe la contemporaneidad en la que nos encontramos, pero los útiles de la expresión siguen siendo los mismos, ¿o no...? Si leemos con atención el fragmento de la carta milenaria, nos apercibiremos de la capacidad de evocación trascendente que denota. La memoria de los días deshabitados por el tiempo inconcluso, es una de las más audaces perspectivas literarias. En aquélla el tiempo se muestra indefinido y de una viveza exultante: discernir entre pensamiento permanente y pasajero. El pensamiento de la carta reposa imperecedera en la escritura indeleble. El sentimiento sigue retorciéndose en el afortunado estímulo que describe su remitente. El pasajero, sencillamente, existió.

 

En el año 1956, un desconocido corredor ganó el Tour de Francia. El ciclista galo confesaba su frustración cuarenta años después: "ojalá nunca hubiera ganado el Tour". Roger Walkowiak escribió con las llantas de su bicicleta un episodio épico y singular. Fueron dos fugas bidón -se denominan así a las protagonizadas por los gregarios que llevan los bidones de agua a los líderes de cada equipo-. Tras la victoria, el que fuera tornero de metales sufrió una depresión. En los dos años posteriores a su éxito, abandonó y quedó el cuarto por la cola. Abrió un bar y se alejó del ciclismo. A pesar de ello tuvo que soportar las burlas de los aficionados que repetían los titulares de periódicos: "Walko ganó el Tour en el llano, no es un campeón". En la epidermis de esta historia, fluye la necesidad de contarla y condensarla desde el anonimato de cuantos se enfrentan a un inesperado vuelco en su vida. La literatura nos produce esa sensación de íntegra afinidad por lo vivido y sentido por otros. La expresión sobresaliente de transfiguración personal.

 

El dolmen de Soto -Trigueros, Huelva-, puede recorrerse de nuevo tras ocho años de rehabilitación. La primera luz equinoccial de primavera y otoño retornará a iluminar los 21 metros de galería, proyectándose sobre la piedra que es pilar último. La orientación de levante a poniente canalizaba la luz en el ritual de las comunidades neolíticas: estancia en la que renacían sus difuntos. El túmulo tiene un diámetro de 60 metros y se eleva 3,5 metros. Constituye una de las mayores construcciones megalíticas de Europa Occidental. Hasta llegar a su emplazamiento actual, algunas piedras recorrieron hasta 30 kilómetros de distancia. Cada una es la historia de un viaje en el tiempo. Huella atávica de la mano que las empujó y colocó. El tránsito del ser humano será siempre el mismo. La expresión de sus vicisitudes y avatares dispondrá su pensamiento. La escritura fue, es y será crisol explicativo de éste y apéndice de su conciencia de ser social.

 

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